Rosalía Paiva (Articulo completo: Canadá: donde están los
50,000 niños indígenas desaparecidos?
Donde están nuestros Niños? le preguntamos a la Iglesia Anglicana, iglesia Unida, iglesia
Católica, iglesia Protestante y al estado Canadiense, en una marcha a cada
oficina de las más altas jerarquías de esas iglesias en Toronto Canadá.
En el video estamos entregando cartas para que nos respondan, sin embargo nos echaron la policía: véanlo http://www.youtube.com/watch?v=nAIqUWqrrTw
Jasper Joseph, de sesenta y cinco años de edad, es un nativo de Port Hardy, Columbia Británica, Canadá, cuyos ojos aún se llenan de lágrimas al recordar a sus primos asesinados con inyecciones letales por el personal sanitario del Hospital Indio Nanaimo, en 1944.
"Tenía sólo ocho años cuando nos enviaron de la Escuela Residencial Alert Bay, de la Iglesia Anglicana, al Hospital Indio de Nanaimo, dirigido por la Iglesia Unida [Denominación adoptada tras la fusión de las Iglesias Presbiteriana y Metodista, N. del T.]. Allí me mantuvieron recluido en una habitación minúscula, durante más de tres años, como si fuera un ratón de laboratorio, y me administraron píldoras e inyecciones que arruinaron mi salud. Dos de mis primos se rebelaron y lucharon en todo momento, oponiendo gran resistencia, de modo que las enfermeras les administraron inyecciones que les provocaron la muerte de inmediato. Así se les hizo callar" (10 de noviembre de 2000).
Si los poderes de exterminio no necesitan pasar sobre tu cadáver para llegar a sus víctimas, maldita sea tu vida, y maldita tu religión".
En el video estamos entregando cartas para que nos respondan, sin embargo nos echaron la policía: véanlo http://www.youtube.com/watch?v=nAIqUWqrrTw
Jasper Joseph, de sesenta y cinco años de edad, es un nativo de Port Hardy, Columbia Británica, Canadá, cuyos ojos aún se llenan de lágrimas al recordar a sus primos asesinados con inyecciones letales por el personal sanitario del Hospital Indio Nanaimo, en 1944.
"Tenía sólo ocho años cuando nos enviaron de la Escuela Residencial Alert Bay, de la Iglesia Anglicana, al Hospital Indio de Nanaimo, dirigido por la Iglesia Unida [Denominación adoptada tras la fusión de las Iglesias Presbiteriana y Metodista, N. del T.]. Allí me mantuvieron recluido en una habitación minúscula, durante más de tres años, como si fuera un ratón de laboratorio, y me administraron píldoras e inyecciones que arruinaron mi salud. Dos de mis primos se rebelaron y lucharon en todo momento, oponiendo gran resistencia, de modo que las enfermeras les administraron inyecciones que les provocaron la muerte de inmediato. Así se les hizo callar" (10 de noviembre de 2000).
Si los poderes de exterminio no necesitan pasar sobre tu cadáver para llegar a sus víctimas, maldita sea tu vida, y maldita tu religión".
Al contrario que los
alemanes de la posguerra, los canadienses aún no han reconocido -por no hablar
de arrepentimiento- el genocidio perpetrado contra los millones de seres
humanos conquistados: hombres, mujeres y niños
aborígenes deliberadamente aniquilados por las supremacistas raciales: Iglesia y Estado.
Una tapadera que aún persiste, especialmente hoy que los
testigos presenciales de los asesinatos y las atrocidades cometidas en las
"escuelas" residenciales para nativos, administrados por la Iglesia,
logran salir a la luz por primera vez. Porque fueron
las "escuelas" residenciales las que se constituyeron en los campos
de exterminio del Holocausto canadiense, y, tras sus muros, más de la mitad de
los niños aborígenes oficialmente internados en ellas murieron o
desaparecieron, según las propias estadísticas oficiales del Gobierno.
Estas 50.000 víctimas se han evaporado, al igual que sus cadáveres, "como si jamás hubiesen existido", asegura un superviviente. Pero existieron; fueron las criaturas inocentes asesinadas a fuerza de palizas y torturas, o deliberadamente expuestas a la tuberculosis y demás enfermedades, por parte de funcionarios de la Iglesia y del Gobierno
Estas 50.000 víctimas se han evaporado, al igual que sus cadáveres, "como si jamás hubiesen existido", asegura un superviviente. Pero existieron; fueron las criaturas inocentes asesinadas a fuerza de palizas y torturas, o deliberadamente expuestas a la tuberculosis y demás enfermedades, por parte de funcionarios de la Iglesia y del Gobierno
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