Saturday, 15 December 2018

CINCO INGREDIENTES DE LA COMUNICACION ENVENENADA


x Claudio Fabian Guevara: Estrategias narrativas de las 'fake news' o fraude informativo sobre hechos clave de la historia

La colusiĆ³n del sistema de medios con el crimen organizado a escala planetaria es un dato de primer orden para analizar el actual pasaje de la humanidad. El periodismo ha dejado de ser el cuarto poder, o un contrapoder, para unirse con los poderes tradicionales al efecto de oprimir a los ciudadanos (1).

El debate en torno a las fake news rehĆŗye el verdadero debate. No existe un sistema de comunicaciĆ³n pĆŗblica veraz, al servicio de la humanidad, que proteja a las sociedades del retorcimiento sistemĆ”tico de la realidad que ejecuta la prensa coordinada con sicarios polĆ­ticos, econĆ³micos y judiciales.

Esta tendencia avanza, sobre todo en paĆ­ses dĆ©biles institucionalmente. En Argentina y Brasil se consolida un comando unificado, una simbiosis gobierno-justicia-medios que concentra poderes de creaciĆ³n de realidad virtual nunca antes acumulados. En este Totalitarismo 2.0 las noticias estĆ”n caracterizadas por un gran contenido tĆ³xico y cultivan un fraude informativo a gran escala sobre hechos claves de la historia. Se formatea asĆ­ la mente del ciudadano colonizado que justifica y defiende la dominaciĆ³n colonial.

Mientras los Parlamentos debaten cĆ³mo reglamentar medios y redes para combatir las noticias falsas, vivimos en la era del fraude informativo. Y por supuesto: no nos enteramos.

Concepto de fraude informativo

Un fraude es una acciĆ³n contraria a la verdad y a la rectitud. Supone una planificaciĆ³n deliberada para presentar hechos o documentos falsos como reales, con fines de engaƱo.

Hay diferencias entre las noticias falsas y el fraude informativo organizado. En las fake news, la falta de veracidad puede ser deducida por contexto.

En el fraude informativo, la adulteraciĆ³n de la verdad tiene un mayor espesor, alcanzando al contexto y el trasfondo histĆ³rico. Se trata de la manipulaciĆ³n coherente y planificada de un conjunto interrelacionado de discursos. Son prĆ”cticas desinformativas realizadas en forma sistemĆ”tica y repetitiva dentro de un ecosistema de medios hegemĆ³nicos.

Ciertas verdades hipnĆ³ticas, repetidas incesantemente, se validan entre sĆ­. La veracidad de este extendido sistema de mensajes autorreferenciales nunca es discutida dentro del ecosistema. Peor aĆŗn: toda expresiĆ³n que no respeta el carĆ”cter sagrado de ciertos dogmas noticiosos es arrojada a la periferia de los negacionistas, conspiracionistas y marginales.

El fraude informativo naturaliza una visiĆ³n del mundo patas para arriba, provoca un “corrimiento del sentido comĆŗn” como dice Michel Collon, una deformaciĆ³n de los valores que deberĆ­an inspirar la agenda pĆŗblica. Instala un sistema de noticias robotizado, paralizado en la repeticiĆ³n hipnĆ³tica de eslĆ³ganes y sound bites.

Es un modelo de comunicaciĆ³n envenenada, diseƱado para inocular emociones tĆ³xicas en las audiencias. Difunde una visiĆ³n maniquea del mundo, que estigmatiza ciertos sectores, al mismo tiempo que glorifica la guerra, el Estado policial y la militarizaciĆ³n de crecientes Ć”reas de la vida social.

No son diferencias de opiniĆ³n o de ideologĆ­as. No es error, casualidad o negligencia. Hay reglas del periodismo que no se cumplen, y otras que se cumplen al revĆ©s.

Las noticias patas para arriba

A lo largo del Siglo XX la comunidad periodĆ­stica profesional consensuĆ³ criterios de noticiabilidad que guiaron a las redacciones a la hora de jerarquizar las distintas unidades informativas. En pocas palabras, para definir la “importancia” de un evento noticiable, se evalĆŗa la cantidad de personas afectadas, su cercanĆ­a geogrĆ”fica, el impacto que puede tener en futuros acontecimiento y otros criterios. TambiĆ©n hay chequeo de fuentes, consultas cruzadas, fuentes alternativas y un conjunto de recursos que suman multiperspectividad a la mirada de los periodistas.

Estos mĆ©todos profesionales de trabajo se asemejan al protocolo requerido por un oficial de justicia para determinar los pasos a seguir ante un evento judiciable. Sin embargo, estas prĆ”cticas que alejan la arbitrariedad y el capricho a la hora de seleccionar y presentar eventos noticiables, han sido sustituidas por un desequilibrio que va mĆ”s allĆ” de discrepancias ideolĆ³gicas.

En algunos casos, una amplificaciĆ³n exagerada de los problemas; en otros un filtro de censura feroz, un cerco mediĆ”tico que tiende un velo sobre lo que realmente ocurre; y Ćŗltimamente, la conjunciĆ³n de maniobras judiciales con linchamientos mediĆ”ticos que potencian la creaciĆ³n virtual de realidad por parte de una pequeƱa elite de programadores globales.

El fraude informativo se intensificĆ³ a partir del atentado contra las Torres Gemelas y el lanzamiento de la Guerra contra el Terrorismo. La propia versiĆ³n oficial de lo sucedido el 11 de septiembre de 2001 es un gigantesco “montaje narrativo” sobre el que se multiplican los libros de denuncia y las pruebas que refutan la versiĆ³n oficial (2). La saga continuĆ³ con la destrucciĆ³n de Irak, Libia, Siria, y una cadena de noticias repleta de eventos catastrĆ³ficos y espectaculares. El relato en su conjunto tiende a crear miedos y enemigos, para justificar guerras y sabotajes contra gobiernos y pueblos enteros.

Cinco ingredientes del fraude informativo

Las usinas de propaganda noticiosa contienen estrategias ocultas de alto poder persuasivo que en muchos casos no llegamos aĆŗn a comprender. Pero hay elementos visibles que se pueden identificar para avanzar hacia una ecologĆ­a de la informaciĆ³n.

A continuaciĆ³n, cinco estrategias narrativas del fraude informativo. Son simplificaciones manipuladas del mundo, y como tales, de alto impacto. Son ingredientes bĆ”sicos de la comunicaciĆ³n envenenada que aturde a amplias audiencias del mundo:

1. VerosĆ­miles

La construcciĆ³n de verosĆ­miles encaja perfectamente con la nociĆ³n de “posverdad”, entendida como “la cualidad de ser percibida como verdadera, sin ser necesariamente verdadera”. La diferencia entre una noticia “verosĆ­mil” y una verdadera es que la verosĆ­mil solo “aparenta” ser verdadera. Un verosĆ­mil encierra elementos reales combinados con otros falsos de una manera que logren concitar credibilidad. Dibujan un “mundo posible”, o “virtual” dentro de ciertos supuestos compartidos y opiniones generalizadas. Son cĆ³cteles noticiosos que combinan de elementos reales con medias verdades y mentiras, documentos falseados, fotos y filmaciones trucadas (3).

La producciĆ³n televisiva de falsos rescates, manifestaciones de protesta o vĆ­ctimas de ataques gubernamentales ha sido ampliamente documentada por organizaciones como Red Voltaire o Veterans Today. En la Ćŗltima dĆ©cada los verosĆ­miles abundan (4).

Dentro de esta categorĆ­a, las mentiras especulativas se refieren a probables eventos futuros (“La violencia del narco mexicano podrĆ­a derramarse sobre la frontera con EE.UU”) o a consecuencias futuras de las acciones de gobierno (“No atacar Irak serĆ­a suicida para los EE.UU”). Suele ser informaciĆ³n originada en especulaciones de los mĆ”ximos dirigentes, imposible de contrastar en otras fuentes, y por lo tanto, imposibles de refutar.

Los verosĆ­miles solo son posibles mediante un recorte del contexto histĆ³rico y la complejidad de la realidad. Para esto, se ocultan deliberadamente los datos mĆ”s relevantes para comprender cada evento (5). Un ejemplo es el proceso de guerras e invasiones en Medio Oriente. El guiĆ³n noticioso propalado por los medios hegemĆ³nicos disfraza este “continuum” militar bajo la forma de conflictos locales, aparentemente desconectados entre sĆ­, ocultando la presencia de ingenierĆ­a extranjera en los acontecimientos.

2. Estereotipos infantiles

Son relatos repetitivos en su estructura, diseƱados para un pĆŗblico no maduro.
Construyen la oposiciĆ³n entre villanos y hĆ©roes, y la escenificaciĆ³n de un “ultraje” o un “peligro” que requiere reparaciĆ³n.

Las noticias se nutren de temibles terroristas, armas de destrucciĆ³n masiva, personas gaseadas, ataques nucleares en 45 minutos, manifestaciones bombardeadas por su propio gobierno y dictadores “linchados por su propio pueblo”. Cada capĆ­tulo da lugar a la apariciĆ³n del “ejĆ©rcito liberador”, o en los Ćŗltimos aƱos, a la novedad narrativa de la “rebeliĆ³n espontĆ”nea del pueblo”, capaz de organizarse para tomar ciudades enteras, derrotar al aparato policĆ­aco y militar en cuestiĆ³n de dĆ­as, o incluso, volar por los aires ministerios estratĆ©gicos aniquilando a altos mandos militares (6)

Los estereotipos repiten estructuras y personajes en diversos formatos. Los contenidos noticiosos se refuerzan mutuamente con el cine y la web. Muchas noticias aparecen diseƱadas como “mini-filmes”, que permiten marcar el campo del bien y del mal, y apelar a emociones Ć­ntimas en pocos segundos. Vemos muchas veces a los mismos personajes y situaciones estereotipadas tanto en las noticias como en las pelĆ­culas. Todos estos grandes canales, validĆ”ndose unos a otros, generan “efectos de realidad” mĆ”s potentes.

3. PredicaciĆ³n analĆ­tica

Herbert Marcuse definiĆ³ este concepto como “la identificaciĆ³n autoritaria entre persona y funciĆ³n”, o en otras palabras, la asociaciĆ³n de ciertos individuos o grupos a patrones fijos. Un sustantivo especĆ­fico, unido casi siempre con los mismos adjetivos y atributos, convierte a la frase en una fĆ³rmula hipnĆ³tica que infinitamente repetida, y fija el significado en la mente del receptor.
  
Dentro del esquema de la predicaciĆ³n analĆ­tica, los mandatarios de las naciones occidentales siempre son presentados como civilizados, bien pensantes y sonrientes, y asociados con tĆ©rminos como “democracia” , “reconstrucciĆ³n” o “intervenciĆ³n humanitaria”. En cambio, sus oponentes polĆ­ticos, o los movimientos sociales antagĆ³nicos, son presentados como locos, malvados o irracionales, asociados con tĆ©rminos como “dictadura”, “violencia” o “violaciĆ³n de derechos humanos”.

La predicaciĆ³n analĆ­tica es un fraude informativo porque escamotea el carĆ”cter multidimensional y paradĆ³jico de la naturaleza humana, y alimenta una concepciĆ³n maniquea del mundo, que divide entre Ć”ngeles y demonios, santos y pecadores.
Invita a la purificaciĆ³n del mundo mediante el exterminio del “eje del mal”. El resultado de este bombardeo es la programaciĆ³n mental del ciudadano, que percibirĆ” de forma negativa, aĆŗn sin recordar los motivos, a ciertos paĆ­ses, personajes y movimientos sociales estigmatizados en las noticias.

4. Falsas simetrĆ­as

Una “falsa simetrĆ­a” es una narraciĆ³n periodĆ­stica que, aparentando neutralidad y/o equilibrio ante un conflicto, describe a los contendientes como partes con responsabilidad similar en la disputa. Un ejemplo es el caso de Palestina. La falsa simetrĆ­a informativa iguala a ocupantes y ocupados, opresores y vĆ­ctimas. Es frecuente que la prensa narre los acontecimientos violentos en tĆ©rminos de “provocaciĆ³n” palestina y “represalia” israelĆ­. Este lenguaje “imputa discretamente la responsabilidad inicial a uno de los beligerantes”, en este caso los palestinos, por la apariciĆ³n y prolongaciĆ³n del conflicto (7).

Los efectos polĆ­ticos de la instalaciĆ³n de una falsa simetrĆ­a en la opiniĆ³n pĆŗblica no son nada desdeƱables. Se produce un “corrimiento del sentido comĆŗn”, es decir, ante la desmesura del discurso mentiroso del poder, muchos sectores polĆ­ticos y diplomĆ”ticos, intelecturales y periodistas, ensayan una postura que intenta “quedarse en el medio”. AsĆ­, apoyan soluciones “sensatas”, que “con el consenso en la comunidad internacional”, siguen siendo de todos modos intrĆ­nsecamente injustas y arbitrarias.

5. Falsas asimetrĆ­as

Una “falsa asimetrĆ­a” es una construcciĆ³n que exagera hasta el paroxismo la importancia de hechos nimios, o las culpas atribuidas a ciertos actores. Por ejemplo, endilga a un paĆ­s una responsabilidad desproporcionada en problemas de Ć­ndole universal: corrupciĆ³n, violaciones a los derechos humanos o uso excesivo de la fuerza por parte del gobierno. Otro ejemplo: atribuir a un partido polĆ­tico o un movimiento social un carĆ”cter delictivo o amenazante en base a simples hechos episĆ³dicos, o a una saga de informaciones falsas.

Una “falsa asimetrĆ­a” recurre a verosĆ­miles, estereotipos infantiles y predicaciĆ³n analĆ­tica para crear una percepciĆ³n infundada de que ciertas personas o colectivos sociales son especialmente problemĆ”ticos, peligrosos o moralmente condenables.
AsĆ­, sobre la base de hechos falsos o medias verdades, estadĆ­sticas sesgadas y ejercicios de doble rasero, se estigmatiza a lĆ­deres, grupos y paĆ­ses “target”. El bombardeo de noticias construye una percepciĆ³n colectiva de ciertos actores como “los mĆ”s ladrones”, “los mĆ”s represores” o “los mĆ”s peligrosos”.

Una “falsa asimetrĆ­a” viola principios bĆ”sicos de presunciĆ³n de inocencia e invierte la carga de la prueba. El sistema de noticias funciona como un tribunal sumario que procede al linchamiento instantĆ”neo de los acusados, a los que habitualmente se les niega el derecho a defenderse.

Una “falsa asimetrĆ­a” tambiĆ©n viola principios bĆ”sicos de noticiabilidad periodĆ­stica. Puede atribuirle mayor importancia a una infidelidad conyugal del presidente, que a su decisiĆ³n de bombardear un paĆ­s y desatar una guerra.

La democracia secuestrada

Un paĆ­s no se puede considerar una democracia si una gran mayorĆ­a de su poblaciĆ³n estĆ” sometida a una comunicaciĆ³n manipulada y a una informaciĆ³n fundamentalmente falsa (8). La atmĆ³sfera comunicacional de un paĆ­s no sĆ³lo afecta al sistema polĆ­tico: es tambiĆ©n un problema de salud pĆŗblica. La comunicaciĆ³n envenenada enferma a las audiencias, genera todo tipo de neurosis y enfrenta a los ciudadanos entre sĆ­. AdemĆ”s, converge con otros fenĆ³menos en el embrutecimiento general de la poblaciĆ³n.

La apariciĆ³n de Internet y el desarrollo de las redes sociales permitiĆ³ a muchos creer en una herramienta para balancear parcialmente esta situaciĆ³n, con la proliferaciĆ³n de canales de informaciĆ³n alternativa, o con la posibilidad de que cada ciudadano se convierta en un emisor de noticias. Sin embargo, en los hechos, el filtrado de los buscadores y los algoritmos de las redes permiten visibilizar o invisibilizar ciertos contenidos desde el escritorio de los programadores planetarios, o incluso personalizar los resultados de las bĆŗsquedas con contenidos prediseƱados para el usuario. Esto facilita la construcciĆ³n de una “burbuja perceptual”, y en definitiva, un control social mĆ”s efectivo.


 
Articulos consultados

«Patria o medios». Ezi Zunino Buenos Aires, Sudamericana, 2009

Wolf, Mauro. La investigaciĆ³n de la comunicaciĆ³n de masas. CrĆ­tica y perspectivas, 2ĀŖ EdiciĆ³n, Barcelona Editorial PaidĆ³s, 1991

Osvaldo LeĆ³n, “ComunicaciĆ³n, democracia y movimientos sociales”, en Alainet.org

Giulietto Chiesa, «Guerra y Mentira» el control polĆ­tico y militar de nuestras sociedades”. En Voltairenet.org

Los desafĆ­os de la comunicaciĆ³n contra-hegemĆ³nica en red, DĆŖnis de Moraes. Alai, 05/03/2013

«Elecciones Ecuador 2013. Ley de ComunicaciĆ³n: Deuda pendiente”. Eduardo Tamayo G. Alai, 15/02/2013.

«Los nuevos retos del periodismo y la comunicaciĆ³n. Entrevista a Ignacio Ramonet”. RaĆŗl Zibechi. En Desinformemonos.com

Ignacio Ramonet: “Las transnacionales de la comunicaciĆ³n estĆ”n en crisis”. Gustavo J. Fuchs. Alai, 14/02/2013

“El hombre unidimensional”. Herbert Marcuse.

“La sociedad hipnotizada”. Claudio Fabian Guevara. En RebeliĆ³n, 2003.

Notas

1 Osvaldo LeĆ³n en “ComunicaciĆ³n, democracia y movimientos sociales”, sostiene que los medios de difusiĆ³n masivos, aquellos que configuran nuestra percepciĆ³n global del mundo, han multiplicado su incidencia sobre los entornos sociales y la vida cotidiana. Cada vez sabemos menos por las experiencias de primera mano, y cada vez mĆ”s por lo que nos llega de la realidad construida por los medios. Las pautas de la agenda pĆŗblica, la “sensacion tĆ©rmica informativa” que determinan los temas del dĆ­a, la identificaciĆ³n o el rechazo de ciertos lĆ­deres, o los valores predominantes en la sociedad, son una construcciĆ³n mediĆ”tica. De ahi la importancia de “los silencios que guardan», los fenĆ³menos que vuelven invisibles, o por el contrario, los miedos, alarmas y falsas acusaciones que son capaces de crear e introyectar.

2 “Nunca conoceremos la verdad sobre el 11 de septiembre. No la conoceremos a lo largo de los prĆ³ximos cien aƱos, como dice Noam Chomsky. Pero de lo que podemos estar seguros por ahora, sin el menor riesgo de error, es de que la versiĆ³n que nos han proporcionado es falsa. Incluso lo podemos demostrar”, dice Giulietto Chiesa en “Guerra y mentira”. Los libros que recogen evidencia en este sentido se acumulan, y en EE.UU se extiende un gigantesco movimiento civil por la verdad ignorado por los medios.

3 En el caso de Irak, las acusaciones que se blandieron contra el gobierno de Hussein combinaron simplemente elementos “posibles” o “creĆ­bles”, con hechos histĆ³ricos veraces y acusaciones falsas: las armas de destrucciĆ³n masiva, el ataque nuclear en 45 minutos, la compra de uranio y varias mĆ”s. La preparaciĆ³n del pĆŗblico para esta guerra no sĆ³lo incluyĆ³ el plagio del trabajo estudiantil que refiere el Parlamento inglĆ©s, sino tambiĆ©n falsas fotografĆ­as satelitales (con las cuales Colin Powell brindĆ³ un “show” en la ONU), falsos documentos que “probaban” compras de uranio enriquecido y otras minucias.

4 Para el Totalitarismo 2.0 es cada vez mĆ”s fĆ”cil la construcciĆ³n de mundos verosĆ­miles porque sus fuentes se validan unas a otras.

5 A esto llama Manuel Vazquez Montalban “La desorientaciĆ³n histĆ³rica del receptor de noticias”.

6 La prensa en Occidente llama a esto “alzamiento republicano” cuando sucede en Siria o en Libia. Si sucediera algo parecido en Francia o en EE.UU. ¿cĆ³mo lo llamarĆ­an?

7 La tradiciĆ³n de “neutralidad” en la que intenta situarse la prensa “profesional” es buen campo de cultivo para las “falsas simetrĆ­as”. En Irak, las noticias intentaron equilibrar su descripciĆ³n de la criminal invasiĆ³n angloamericana con la continua referencia a los crĆ­menes de Saddam Hussein, su hipotĆ©tico poder de lanzar un ataque devastador en 45 minutos y el mito de las armas de destrucciĆ³n masiva.

8 Dice Giulietto Chiesa: “Una comunicaciĆ³n indecente (es decir, desprovista de valor intelectual, de decencia, de cultura) y manipulada (es decir, engaƱosa, bajo las mĆŗltiples formas que pueden inducir al error a aquellos que la reciben) priva a la poblaciĆ³n de medios intelectuales para defenderse”.

diariodevallarta.com. Extractado por La Haine

Texto completo en: https://www.lahaine.org/bL9G

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