Wednesday, 25 June 2025

Quien controla los medios, controla la mente. - Jim Morrison

 https://estrategia.la/wp-content/uploads/2024/01/gaza-madre-e-hijo.jpg                            Medios hegemónicos: el arte de invisibilizar el genocidio 

Por Aram Aharonian: Los medios de comunicación hegemónicos han realizado otro acto de magia: Palestina ha desaparecido de los noticieros de la televisión y de las portadas de los diarios, en un intento por hacer olvidar, desaparecer y negar las masacres ordenadas por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. 

Al fin, ocultar el genocidio de más de 60 mil palestinos. 

La relación entre las guerras y los medios de comunicación es compleja y multifacética: juegan un papel crucial en la cobertura, interpretación y percepción de los conflictos, tanto para el público en general como para aquellos directamente involucrados: la forma en que se reportan las guerras puede influir en la opinión pública, la política internacional e, incluso, en el desarrollo del conflicto mismo.Amnistía Internacional demuestra que Israel comete un genocidio en Gaza | Radio-Canada.ca 

No es nuevo: desde Napoleón los líderes políticos y militares han intentado desinformar a sus oponentes para ocultar a los varones y fabricar un consenso social para mantener la moral alta. La desinformación es fácil de documentar en retrospectiva, pero muy difícil de detectar en el momento, sobre todo cuando es repetida por los medios gráficos y audiovisuales hegemónicos. 

 Amnistía Internacional demuestra que Israel comete un genocidio en Gaza |  Radio-Canada.ca

 La relación entre la verdad y la guerra es compleja y a menudo conflictiva. La guerra implica engaño, propaganda y la supresión de información. La verdad, debía buscar la objetividad y la transparencia. A pesar de estas tensiones, la verdad sigue siendo un objetivo importante en tiempos de guerra, tanto para las partes en conflicto como para la comunidad internacional. . 

 El descubrimiento del enorme valor económico de la información se debe a la llegada del gran capital a los medios de comunicación y a la necesidad de manipular grandes mercados para facilitar los negocios y también el lavado de dinero proveniente de la venta de armas y drogas. 

 El informe sobre Gaza de la relatora especial de la ONU aporta pruebas  cruciales que deben impulsar la acción internacional para evitar el  genocidio - Amnistía Internacional

El informe sobre Gaza de la relatora especial de la ONU aporta pruebas cruciales que deben impulsar la acción internacional para evitar el genocidio - Amnistía InternacionalEn los conflictos armados posmodernos, desde la Guerra del Golfo, se ha producido un rápido desplazamiento del centro de gravedad desde el poder de las armas al poder de la información. Debido a los avances tecnológicos y a la participación de las empresas privadas, la forma de la guerra ha cambiado. 

 Las élites han formulado nuevas estrategias de comunicación, han promovido la centralización de los medios de comunicación y el periodismo sensacionalista, así como el «periodismo de reciclaje». 

 Son resultado del fortalecimiento del llamado complejo militar-industrial-mediático, es decir, del engranaje entre el poder político y militar, las industrias bélicas y los amos de la prensa hegemónica a costa de la credibilidad de los medios de comunicación. 

Estos cambios se sintieron primero en la operación Tormenta del Desierto y en las guerras de los Balcanes, y luego en las guerras de Afganistán e Irak mediante la integración de periodistas en las fuerzas armadas de los beligerantes, para tener un mayor control del flujo de información, y el refuerzo de los mecanismos de propaganda. 

Hoy, el discurso propagandístico se impone como la única verdad, mientras que los periodistas que tienen una UNESCO otorga su Premio Mundial de Libertad de Prensa a todos los periodistas palestinos de enfoque crítico e investigan son señalados, perseguidos, desacreditados o incluso asesinados. 

 La UNESCO otorga su Premio Mundial de Libertad de Prensa a todos los  periodistas palestinos

 Aunque los vínculos directos con los campos de batalla han llevado la guerra a los hogares y el conflicto se ha convertido en un espectáculo, la información es pobre y estéril. Los grandes medios de comunicación reproducen el discurso del poder político sobre las «guerras humanitarias», las «armas inteligentes» y los «daños colaterales», cuando en realidad el número de civiles que pierden la vida se ha multiplicado en comparación con el de los combatientes armados.

 La verdad es la primera víctima de la guerra. La verdad -o más bien los aspectos de la verdad- se suprimen o distorsionan a causa de la propaganda y la censura. «Si la gente supiera realmente [la verdad], la guerra se detendría mañana mismo», dijo el Primer Ministro británico Lloyd George al director del Manchester Guardian durante la Primera Guerra Mundial, cuando las noticias se transmitían por telégrafo. 

 La decisión del gobierno estadounidense de entablar una guerra indefinida contra “el terrorismo”, tras el atentado del 11 de septiembre de 2001 a las llamadas Torres Gemelas de Nueva York sirvió de palanca para lograr que la opinión pública estadounidense aceptara la ecuación “más seguridad”. 

 Invisibilizar el genocidio 

 

 Decía que Palestina ha desaparecido de los noticieros. Los medios hegemónicos nos quieren imponser el imaginario de que los malos son los iraníes y de lo bien que hizo Donald Trump en bombardearlos, bajo la excusa de su desarrollo nuclear. Cuidado: esa excusa puede servir mañana para atacar a Argentina o Brasil. 

 Lejos de suscitar el rechazo unánime de la comunidad internacional a la seda de sangre y los métodos del primer ministro, Benjamin Netanyahu, las agresiones han tenido el efecto perverso –y seguramente calculado por el régimen de Tel Aviv– de desviar la atención global del genocidio ejecutado en contra del pueblo palestino durante los últimos 20 meses.

  Pero la masacre contra los gazatíes y el despojo de tierras en Cisjordania ocupada continúan al mismo ritmo e incluso se aceleran, mientras los ojos del mundo miran a otra parte. 

Las técnicas de desinformación de los medios hegemónicos son similares a la de la guerra contra Irak. Hasta la semana pasada, Israel había asesinado a 56 mil personas y herido a 131.138 en la Franja de Gaza, de las cuales por lo menos el 70 por ciento eran civiles. A ello deben sumar los asesinados y secuestrados en Cisjordania, Líbano, Siria, Irán y Yemen.

  Pero héte aquí que tampoco se habla del conflicto en Ucrania sino para cada tanto reafirmar que el presidente ruso Vladimir Putin (a veces hasta lo califican de “comunista”) es un asesino y que el pobre Volodomir Zelenski pide ayuda y la que le dan Estados Unidos y Europa no es suficiente. 

 

Hablar de paz es demodée. Tampoco es negocio, porque la guerra sí lo es. Si se invirtiera en comida y medicinas la mitad del presupuesto que los países centrales gastan en armamento, se daría un buen paso contra la hambruna. Si uno revisa la prensa internacional (y sus repetidoras locales) apenas se visualizan algunas pocas manifestaciones por la paz, contra el rearme, en solidaridad con Gaza. 

 El verso de que “Irán está a punto de fabricar su propia arma nuclear” la repiten las autoridades israelíes desde hace más de 20 años, cuando en Irán vive una gran comunidad judía y en la sociedad iraní no existe una división entre judíos y persas: son todos iraníes.

  Pero Estados Unidos e Israel libran una guerra cuyo objetivo no es solo el derrocamiento de un gobierno soberano, sino la destrucción de Irán, fragmentándolo en regiones según criterios étnicos, tal como está acostumbrado a hacer el «mundo civilizado» en otras partes.

 

  Lo que está en curso es la eliminación del último gobierno de Oriente Medio que no se ha subordinado a Occidente; todo lo demás es puro verso. El bloque de poder compuesto por Estados Unidos, sus aliados militares, financieros y tecnológicos, y por el Estado de Israel como enclave operativo de primer orden, ha definido como prioritario el freno al ascenso estructural de China. 

Esta decisión de atacar a Irán, que llevó a Trump a jugar un juicio político al involucrarse de lleno sin autorización del Congreso, y vociferarse como «ganador», es un claro ejemplo de cómo la presión belica, con tecnología armamentística de punta y a dos bandas, se convierte en una herramienta de distracción y sobre todo de ocultamiento del genocidio, en el cual Estados Unidos apaece íntimamente ligado al gobierno israelí. 

 *Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Thursday, 12 June 2025

Nuestras mentes poseen por naturaleza un deseo insaciable de conocer la verdad. -Marcus T. Cicero

 

  800.000 mil millones de mentiras

Por Augusto Zamora R: Desatados andan los burócratas europeos del atlantismo, anunciando que Rusia se prepara para invadir la pobre, inerme, civilizada y blanca Europa. Todo eso cacarea el eurogallinero

 Razón por la cual los europeítos de a pie -convertidos en una letanía de borregos que se lo creen todo-, deben, como Mambrú, ir a la guerra. Para que se vayan preparando, mandan hacerse con un kit de emergencia, que vaya usted a saber de qué serviría si, de verdad, estallaran los artificios nucleares. También predican que deben aligerar los bolsillos porque hay que reunir 800.000 mil millones de euros dizque para rearmar a la Europa atlantista. ¡Ah!, y que vayan asumiendo la idea de reclutamientos masivos, pues hará falta carnita de cañón, fresca, dispuesta y descerebrada, para guerrear con Rusia. Todo eso cacarea el eurogallinero y nadie parece ponerlo en duda. Salvo nosotros, que, ya lo saben, somos rebeldes, irreverentes y escépticos y tenemos el pésimo hábito de pensar mal (y acertar).

 Empecemos con los dineros que, también lo saben, dijo Tucídides son la medida de las cosas que mueven las guerras. Para ello, pregonan los pontífices del eurogallinero, lo urgente es reunir los ya citados 800.000 mil millones de euros. Piden y repiten tal cifra así, alegremente, sin anestesia, como si los billetes se cosecharan en los bosques y fuera cosa de agarrar sacos y canastas y salir a recolectarlos, como champiñones y hongos en el dulce otoño, entre enanitos, elfos, ninfas, sátiros y pitufos.

800.000 mil millones equivale a un presupuesto militar como el de EEUU, que, dicho sea de paso -y como quien no quiere la cosa-, ha llevado a los 'iuesei' a la ruina, resultando que, hoy, gastan más dinero pagando intereses por la deuda externa acumulada que en la cosa militar. De no enderezar el entuerto, los gringos se quedarán las armas y los acreedores la mantequilla, como ha pasado tantas veces. No está lejos el día en que tendrán que hacer barbacoas asando metralletas y preparar las hamburguesas cocinando pistolas, mientras chinos, japoneses y sauditas asan las carnes con olorosas grasas vacunas, merced a los miles de millones pagados por el tío Sam en intereses.

Sigamos con los dineros. Según estimaciones conservadoras, en la guerra económica contra Rusia, con las 22.000 sanciones impuestas por la UE, la peor parte se la ha llevado la UE, no Rusia. Sólo en el sector energético, las pérdidas acumuladas de la Europa atlantista ascienden a 1,5 billones de euros, a lo que deben sumarse los 200.000 millones de euros gastados en apoyo militar y de otro tipo al régimen de Kiev. Una mayoría de países de la UE -como España-, está en números rojos. Como informa la propia UE, "Grecia, Italia, Francia, España y Bélgica son los países con la deuda más elevada, todos ellos con ratios de deuda en relación con el PIB superiores al 100 %".

Ojo al parche, pues Francia, Italia y España son tres de las cuatro grandes economías europeas. La principal es Alemania. ¿Y qué pasa con Alemania? Nos lo cuenta El País, periódico adalid del atlantismo: "Por segundo año consecutivo, la mayor economía de Europa volvió a contraerse... La crisis de la industria, un aumento del número de quiebras de empresas, así como las perspectivas sombrías de exportación, todo ello unido a la inquietud que se ha extendido entre los consumidores, provocaron que el producto interno bruto (PIB) cayera en 2024 un 0,2% en comparación con el año anterior". La primera economía europea no está para llenar las arcas de los 800.000 millones. Si quiere hacer un aporte, tendrá, irremediablemente, que endeudarse más.

Pues bien, si sumamos todas estas cifras (obviando las que ocultan), resulta que la beligerante Europa atlantista tiene un agujero financiero de al menos 3 billones de euros, es decir, 3.000 millones de millones (3.000.000.000.000). Si se le agregan a esa cifra los cacareados 800.000 millones, más los 100.000 millones que le tienen que seguir inyectando al régimen ucraniano para que no termine de desplomarse, nos encontramos con que la UE pasaría a tener un déficit de 3.900.000.000.000 de euros.

¿De dónde sacarán ese dinero? ¿Dónde puede estar? En ninguna parte, salvo en las largas lenguas de los funcionarios europeos, que, dicen, deben sacar ese chorro de plata de alguna parte, que no será en el país de las maravillas de Alicia. Para hacernos una mejor idea, esa cantidad colosal representa más de cuatro veces los presupuestos militares anuales y totales de todos los países de la OTAN, incluyendo a EEUU, lo que aclaramos para no dejar dudas.

Dado que esa cantidad de dinero no existe, la única forma de obtenerlo es exprimiendo sin recato alguno los bolsillos de los ya vapuleados europeítos y recortando el gasto en educación, salud, vivienda, pensiones, ciencia, etc. Es decir, tendrían que hacer recortes draconianos con subida de impuestos, sin piedad ni caridad. Vaya, que, por recortar, tendrían que recortar hasta los números de los zapatos. Pero ni aun así reunirían la cifra. Para hacerlo, tendrán que endeudarse hasta el copete; pero, claro, las deudas deben pagarse, con lo que hipotecarían el futuro de sus países.

Vayamos a otro tema. La energía es poder y, por extensión, el control de la energía implica el control del poder. Esa es una de las razones fundamentales por las que la OTAN no ha podido con Rusia en Ucrania. Rusia dispone de toda cuanta energía pudiera necesitar, tanto para consumo interno como para exportar. Con el eurogallinero ocurre lo contrario. Es atrozmente deficitario en energía y debe importar casi el 60% de lo que consume. Según datos del 'think-tank' Bruegel, entre enero y noviembre de 2024, la UE importó 19.298 millones de m³ de gas natural licuado (GNL) de Rusia, más que en 2022 (18.949 millones de m³) y que en 2023 (17.801).

El problema energético no se detiene aquí. El documento titulado "Informe anual sobre el mercado único y la competitividad de 2025" afirma: "La competitividad de la economía de la UE se enfrenta a una presión creciente desde varios ángulos. Se ve afectada por los precios estructuralmente elevados de la energía y la electricidad, que, en la actualidad son entre dos y tres veces superiores a los de los EEUU". Los comentarios sobran. La guerra contra Rusia es la ruina económica del gallinero atlantista. Eso no lo cacarean.

Hay más. El comisario europeo de Energía y Vivienda, Dan Jorgensen, tuvo que admitir que las compras de gas ruso por la UE desde 2022 equivalen al precio de 2.400 nuevos cazas F-35 para el Kremlin. En 2024, la UE aumentó un 18% las compras de gas ruso. El descaro es tal que la misma UE debió reconocer que gastó más euros comprando combustibles a Rusia (22.000 millones), que en asistencia al régimen ucraniano (19.000 millones). En la práctica, las sanciones del atlantismo se acatan, pero no se cumplen, como dicen que decían los conquistadores de las ordenanzas del emperador Carlos.

También las grandes potencias necesitan disponer de recursos naturales abundantes, pues son esos recursos los que alimentan la maquinaria de guerra. Con estos recursos pasa como con la energía, que haberlos, no haylos, o haylos en cantidades insuficientes. Deben, por ejemplo, comprar mucho mineral de hierro. ¿A qué país lo compra el eurogallinero? A Rusia. En enero de 2025, "los suministros de arrabio desde Rusia a los países de la UE alcanzaron niveles récord, aumentando más de 12 veces en comparación con el mismo período del año pasado". Según Eurostat, "el volumen de compras ascendió a 175,95 millones de euros, lo que supone la cifra más alta desde 1999, cuando empezaron a recopilarse datos estadísticos sobre este tipo de productos", informó RIA Novosti.

La Europa atlantista necesita combustibles y minerales rusos para hacerle la guerra a Rusia. Este panorama invita a resucitar al genial humorista español Gila y su célebre "Oiga, ¿es el enemigo? Que necesitamos más gas, que se nos ha acabado y vieran qué frío pasamos en los cuarteles. Ah, y también hierro, que nos quedamos sin cañones, y claro, sin cañones no podemos dispararles. Hala, que muchas gracias".

Pasemos a otro metal, imprescindible para muchas cosas, pero sobre todo para una que ocupa, ahora, nuestra atención: el tungsteno o wolframio. Este escaso mineral es esencial para la producción de municiones, componentes de motores y semiconductores, además de para otra miríada de artefactos militares. Después de haber casi agotado sus depósitos de municiones para alimentar al ejército ucraniano, el eurogallinero cayó en la cuenta de que debían reponer lo gastado en Ucrania. Pensarlo era fácil, ponerlo en práctica no. Resulta que China genera el 80% de la producción mundial, seguida de Rusia y de Corea del Norte, países que controlan el 90% de los yacimientos totales, lo que deja en cueros a la industria y al sector militar atlantista sin alternativa de solución.

Igual ocurre con el antimonio, mineral imprescindible para producir municiones y blindaje para tanques y similares, entre otras mil aplicaciones. Los mayores yacimientos de este metal, según el Servicio Geológico de EEUU (USGS), se encuentran en China (48%), Tayikistán (25%) y Rusia. Este trío de países genera el 87% de la producción mundial de antimonio. Y los tres son aliados, como la uña y la mugre. Hay más. Hace escasos meses, China decidió cortar la exportación de antimonio, pasando a comprarlo a Rusia, Tailandia y Myammar. China parece haber decidido guardar su producción "para un día lluvioso", por si acaso hay que darse de garrotes con EEUU (China cortó, también totalmente, el suministro de antimonio, germanio -95% de la producción mundial-, galio -67%- y otros metales raros, a EEUU. Subrayen el dato).

Terminemos en el sector industrial. Según datos oficiales, "Los servicios representan el 72 % del PIB de la UE y la industria representa casi todo el resto del porcentaje". El "casi" de la frase es obsceno, pues insinúa que el 28% restante es sector industrial, y no es así. Según se indica en el "Informe anual sobre el mercado único y la competitividad de 2025" citado, "la construcción representa el 11 % del PIB de la UE". Restando 11 a 28 -y obviando otros rubros-, resulta que el sector industrial del eurogallinero representa un magro 17%. Muy poca chicha para asumir el rearme masivo atlantista valorado en 800.0000 millones de euros. ¿De dónde sacarán fábricas, ingenieros, técnicos y demás? ¿Otro cuento de hadas para una triste princesa, sin feliz caballero que la adore sin verla?

Esta cruda y engruda realidad explica las declaraciones del Inspector General de la Bundeswehr [fuerzas armadas de Alemania], Carsten Breuer, a principios de marzo de 2025, en entrevista al diario alemán Berliner Zeitung: "la Bundeswehr debe estar lista para la guerra y el combate lo antes posible, en 2029. Esto solo se puede lograr si se sigue confiando en la OTAN y se compran armas a EEUU, a pesar de las tensiones actuales con Washington. La industria de defensa europea por sí sola no será capaz de satisfacer la demanda tan rápidamente". Por supuesto que no es capaz. Representando apenas el 17% de PIB del eurogallinero no hay infraestructura material ni humana capaz de abordar el desafío del milmillonario rearme ni hoy, ni pasado mañana ni dentro de diez años.

Aquí terminamos el cuento. Porque puro cuento es hablar de 800.000 millones en rearme cuando se carece de casi todo, salvo de una rampante estupidez. Y si ocurriera, la ineptocracia que gobierna Bruselas entregaría Europa al dominio absoluto de EEUU, pues EEUU vende las armas, pero se guarda el control de su uso. Ya no se podría hablar de UE, ni siquiera de las nuevas 'banana republics'. Habría que llamarlas las 'chicken republics'. Con perdón de las gallinas. Ellas defienden sus huevos. Por aquí ni eso hay.

Sunday, 8 June 2025

Ocultar la verdad desperdicia tiempo y recursos porque a veces los externos diagnostican mal la causa o sobreestiman el alcance de los problemas, lo que requiere que usted invierta energía en corregir lo que no está roto.

  Traductor de Google - paiste y publicar las noticias "¡Guau!... ¡Qué tarea titánica!".

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El frío de la muerte en los contenedores:

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 Rusia está dispuesta a cumplir todos los acuerdos con Ucrania sobre canje de prisioneros y entrega de cadáveres

 la temperatura del corazón del monstruo político 

 por Oleg Yasinsky: Estoy frente a un pequeño pedacito de nuestra tragedia común. En estos contenedores refrigerados hay 1.200 o más cuerpos de militares ucranianos. Que murieron por una causa equivocada, engañados, envenenados por el odio, criminales de guerra y chicos que no querían luchar, que fueron movilizados a la fuerza. Jóvenes y no tan jóvenes. De todo tipo. Muchos de ellos pensaban que luchaban por Ucrania, pero luchaban por el régimen que la destruyó a ella y a ellos. Personas convertidas en nuestros enemigos. Todos ellos merecen que sus seres queridos puedan despedirse de ellos y ser enterrados de forma humana. Que tengamos la fuerza de no humillar nuestra victoria de mañana con odio a los muertos y de respetar el dolor ajeno.

Lo que se autodenomina como "Gobierno ucraniano", que llevó a la muerte a estas personas por cumplir sus órdenes, se niega a llevarse sus cuerpos.

  Más de 6.000 cadáveres de militares ucranianos han sido conservados por combatientes rusos para que sus seres queridos puedan enterrarlos. La mayoría son del grupo que invadió la provincia de Kursk. 

La guerra con Rusia ha sido convertida por el régimen de Kiev en un gigantesco poliedro de mentiras sobre casi todo. Este "todo" comenzó con los libritos oficiales sobre cómo "Ucrania no es Rusia" y que el respeto a la cultura rusa y a nuestra historia estaría garantizada en la joven democracia ucraniana. Luego vinieron las mentiras sobre el Holodomor, Lenin, Stalin, la URSS y todo el pasado de Ucrania, con la ley de "descomunización" que prohibió la exposición de los hechos. Luego vino la mentira sobre los objetivos del golpe del Maidán y mentiras triples sobre los habitantes rebeldes de Donbass. Luego vino la mentira principal sobre la guerra actual, cuyo escalofriante resultado está en estos contenedores, que "las Fuerzas Armadas de Ucrania protegen a Ucrania del agresor". Las Fuerzas Armadas de Ucrania protegen el régimen de carniceros de Kiev y a sus amos corporativos occidentales, quienes ya han privatizado, quitado y dividido todo lo valioso que quedaba del país. Los militares muertos de las Fuerzas Armadas de Ucrania dieron sus vidas por la destrucción de su propio pueblo a manos de sus peores enemigos. Ojalá el dolor al darme cuenta de esto le devuelva la razón a la gente enloquecida por la propaganda.

Y una mentira más de esta guerra y la respuesta al enigma sobre la negativa del régimen provisional de Kiev a recibir estos cuerpos: la promesa de 15 millones de grivnas de indemnización a las familias por cada muerto. Con un simple cálculo podemos ver que esta cantidad es un poco más de 360.000 dólares estadounidenses. Teniendo en cuenta la magnitud real de las pérdidas, el Estado ucraniano, adicto a los préstamos y las donaciones, no podrá cumplir ni una décima parte de esta cifra, incluso si de repente le dieran ganas de hacerlo. Para entender lo que esta cifra significa en la realidad ucraniana: según datos oficiales del Fondo de Pensiones de Ucrania, el salario medio mensual en el país es inferior a 450 dólares.

 El frío de la muerte en los contenedores: la temperatura del corazón del monstruo político

Al aprobar la ley sobre la indemnización de 15 millones de grivnas, las autoridades mintieron desde el principio para poner en marcha una picadora de carne de destrucción de su propia población. La promesa de vida eterna en el paraíso a todos los difuntos sería más honesta y factible que indemnizar a todas sus familias con esa suma. 

  La respuesta más aterradora de Rusia a los ataques contra su aviación estratégica y a las voladuras de sus vías férreas parece ser la devolución al régimen de Zelenski de los cuerpos de los militares ucranianos muertos, que crea para él un problema interno imposible de solucionar. 

 El frío de la muerte en estos contenedores es la temperatura del corazón del monstruo político que parió a esta guerra mucho antes del 24 de febrero de 2022, a millas de kilómetros de las fronteras de Ucrania.