Wednesday, 8 October 2025

Canadá, el infierno viviente que desconoces, “una prisión monstruosa en la que elegimos vivir”

 "Ser o no ser: esa es la pregunta."

 May be a black-and-white image

No eres libre, eres un experimento
 
Por Txema García: Tú, que estás leyendo esto. Tú, que empiezas a sentir que algo no encaja. Que el mundo se ha vuelto hostil, que nadie te escucha, que todo está diseñado para que pierdas. Tú, que crees que la ultraderecha tiene respuestas. Que señala culpables, que grita lo que tú callas, que promete “orden” en medio del caos. Déjame decirte algo: te están utilizando. Te están convirtiendo en carne de cañón. En una rata de laboratorio para perfeccionar el régimen de explotación más sofisticado que ha conocido la historia: el capitalismo salvaje y rampante que gobierna el planeta.
 
Cada día recibes tu ración de alienación. En el trabajo que no te llena, en el salario que no alcanza, en la pantalla que te distrae. Te han enseñado a desconfiar del pobre, del migrante, del diferente. Te han convencido de que el enemigo está abajo, cuando siempre ha estado arriba. En los consejos de administración, en los fondos de inversión, en las transnacionales que saquean recursos y vidas. En los algoritmos que moldean tu pensamiento sin que lo notes.
 
La ultraderecha no quiere liberarte. Quiere canalizar tu rabia para proteger a los verdaderos amos del sistema. Te ofrece una identidad falsa, una comunidad basada en el odio, una épica que solo sirve para dividir. Mientras tú gritas contra el “otro”, ellos siguen acumulando poder. Mientras tú compartes memes de confrontación, ellos diseñan nuevas formas de control. Mientras tú crees que estás despertando, ellos perfeccionan tu jaula.
 
Tu día comienza antes de que amanezca. El despertador suena como una orden. No te levantas: te despliegas. Revisas el móvil antes de abrir los ojos. Notificaciones, titulares, ofertas, alarmas. Ya estás dentro. El algoritmo te da los buenos días. Te dice qué pensar, qué temer, qué desear. Te duchas rápido, desayunas lo justo, y sales a la calle como quien entra en una fábrica invisible.
 
El transporte público es una procesión de rostros apagados. Nadie habla. Todos miran pantallas. El mundo real se ha vuelto decorado. Lo importante ocurre en otro sitio: en el feed, en el scroll, en el clic. Llegas al trabajo. No importa si es oficina, almacén, aula, hospital. El patrón es el mismo: productividad, obediencia, simulacro. Te piden que sonrías, que rindas, que no pienses demasiado. Que no cuestiones. Que no sientas.
 
A mediodía comes rápido, solo o con otros que también están solos. Hablas de fútbol, de series, de ofertas. Nunca del sistema. Nunca del dolor. Nunca del miedo. Porque eso no se dice. Porque eso no vende. Porque eso incomoda. Vuelves a trabajar. Te sientes cansada-o, pero no sabes por qué. No has corrido, no has luchado, no has creado. Solo has obedecido. Solo has sido útil.
 
Al salir, el algoritmo te espera. Te ofrece distracción, indignación, consumo. Te dice que el enemigo es el migrante, el pobre, la feminista, el queer. Te empuja a compartir memes de odio, a firmar peticiones que no cambian nada, a sentir que participas sin moverte del sofá. Mientras tanto, los verdaderos amos del sistema —los fondos de inversión, los complejos militares-industriales, las transnacionales extractivistas— siguen saqueando el mundo. Y tú, sin saberlo, les haces el trabajo sucio.
 
Cenas con prisa. Ves algo en una plataforma que decide por ti. Te acuestas con el móvil en la mano. Lo último que ves no es el rostro de alguien que amas, sino una pantalla que te vigila. Y cuando duermes, tus sueños ya no son tuyos. Son pesadillas de éxito, de competencia, de miedo. Sueñas que llegas tarde. Que no rindes. Que no encajas. Que no eres suficiente. El algoritmo también programa tu descanso.
 
Y así, día tras día, te conviertes en lo que ellos necesitan: un cuerpo dócil, una mente distraída, una emoción manipulable. No eres libre. Eres un experimento. Un dato. Un engranaje. Y si no lo ves, seguirás siendo parte del problema.
 
Pero hay salida. No en el odio, no en la nostalgia, no en el “sálvese quien pueda”. La salida está en la conciencia. En la cooperación. En la desobediencia. En la pedagogía que te enseña a pensar por ti mismo. En la izquierda que no se vende, que no gestiona, que no pacta con el algoritmo. En las flotillas de libertad que se construyen desde abajo, con cuerpos, con afectos, con comunidad.
 
No te dejes atrapar. No te conviertas en lo que ellos necesitan. No confundas ruido con verdad. No confundas orden con justicia. No confundas pertenencia con sumisión.
La verdadera revolución no grita: escucha. No señala: abraza. No promete: construye. Y empieza por ti. Por mi. Por todas nosotras y nosotros. ¿A que esperamos para rebelarnos?
 
Txema García, periodista y escritor
 
 

Pobrecito mi patrón (En vivo) - Facundo Cabral

 
 

Tuesday, 30 September 2025

Canadá, el infierno viviente que desconoces, “una prisión monstruosa en la que elegimos vivir”

 Los dos enemigos del pueblo son los criminales y el gobierno, así que atemos a los segundos con las cadenas de la Constitución para que no se conviertan en la versión legalizada de los primeros. - Ninguno conocido.

 May be art

Argentina: del lawfare a la neocolonia fascista
 
Por Claudia Rocca: La jurista Claudia Rocca analiza la estrategia del imperialismo en Nuestra América que socava las bases democráticas de los Estados afectados al comprometer la capacidad de autodeterminación y promover la subordinación a agendas externas.
 
En los últimos meses en nuestra región el rol del poder judicial ha sido protagónico: desde el lawfare orquestado contra la expresidenta de Argentina hasta las históricas condenas contra expresidentes de la extrema derecha regional, como Álvaro Uribe Vélez en Colombia y Jair Bolsonaro en Brasil. Sin embargo, vale la pena aclarar que, muy por el contrario de lo que intenta instalar la prensa hegemónica sobre la similitud de los casos de lawfare con los de justicia por delitos comprobados, ambos responden a naturalezas muy diferentes. Para comprender mejor el lawfare como estrategia del imperialismo en Nuestra América, pedimos a Claudia Rocca de la Asociación Americana de Juristas una contribución a este debate:
 
«El lawfare es una guerra política por la vía judicial-mediática, que responde a intereses económicos, políticos y geopolíticos. Involucra a jueces, fiscales, corporaciones de la comunicación, periodistas y líderes de opinión, policías, funcionarios de embajadas y agentes de inteligencia, tanto locales como extranjeros.
 
Se caracteriza por el abuso de prisiones preventivas, delaciones premiadas y veredictos construidos sin respetar el debido proceso judicial, mediante acoso y desmoralización a través de los medios de comunicación. Incluye allanamientos de locales políticos y hogares de militantes, persecución y amenazas a familiares, obligando a situaciones de exilio y refugio político, manipulación y propagación de miedo en los involucrados en determinados procesos políticos.
 
En los últimos años, estas tácticas han sido utilizadas contra decenas de líderes políticos y/o exfuncionarios/as de gobiernos en Argentina, Ecuador, Chile, Brasil, Bolivia, Perú y El Salvador, vinculados a gobiernos, programas o proyectos que cuestionan con mayor o menor alcance la ortodoxia neoliberal.
 
Esta guerra opera “desde arriba”, por medio de un aparato judicial que se coloca por encima del poder legislativo y del ejecutivo, ampliando el margen de maniobra y poder para los jueces, quienes se involucran en operaciones políticas, desencadenando la pérdida de equilibrio entre poderes, permitiendo una creciente “juristocracia” y normalizando en muchos casos el doble rasero de la ley. Este proceso histórico de reposicionamiento del poder judicial por sobre los demás, es característico del neoconstitucionalismo, orden jurídico predominante en buena parte de Europa y América Latina en las últimas décadas.
El encumbramiento del aparato judicial y la selectividad en los casos judiciales, se articula con un rol protagónico de los medios de comunicación, que operan para la criminalización de sectores o líderes y lideresas políticos. Se suman voces de “especialistas”, muchas provenientes de “centros de pensamiento de expertos” de EE. UU., a quienes se les atribuye una pretendida “fuerza de verdad” en los principales medios y redes sociales.
 
Es llamativo el rol que juegan agencias del gobierno estadounidense como la USAID y otras, así como intereses del sector privado estadounidense: ambos están involucradas tanto en los procesos judiciales como en los resultados y eventos posteriores a los mismos, que muestran la instrumentalización del aparato judicial-mediático a favor de objetivos económicos, políticos y geopolíticos foráneos, que comparten intereses y negocios con minorías privilegiadas locales.
 
Pero este mecanismo no se agota en los ámbitos internos de los países. Para aquellas naciones en las cuales el nuevo poder económico occidental no ha logrado horadar los procesos políticos nacionales y soberanos, aplican las mismas recetas utilizando el sistema internacional de flujo de divisas, los aranceles y rutas comerciales, los sistemas de prevención de lavado de dinero, los sistemas de control migratorio, con vías de sanciones y medidas coercitivas unilaterales, con cargos y acusaciones, solo basadas en decisiones de oficinas administrativas y, por tanto, son meras decisiones políticas de la administración estadounidense.
 
Varias publicaciones del ámbito militar consideran que el lawfare es uno de los componentes de nuevas guerras “no convencionales”, como la guerra híbrida. Guerra que puede ser ejercida por actores estatales o no estatales, que actúan con todas las modalidades del espectro de este tipo de guerra, considerando las capacidades militares convencionales, tácticas y unidades de combate no convencionales, u otras acciones terroristas, planificación del caos mediante hechos de violencia, ciberguerra, guerra financiera o mediática.
Bastará invocar lo “no legal” de las leyes/normas de otros Estados, que no se apegan al canon occidental, para que sean catalogadas como violentas (“amenaza inusual y extraordinaria”), pretendiendo legitimar así ataques que hoy cobran dimensiones múltiples.
Si bien, como hemos dicho, el lawfare constituye una herramienta utilizada desde el Estado, el gobierno o desde minorías privilegiadas a nivel local, también lo es a nivel transnacional, implementada desde el norte global.
 
Para las naciones que se someten, este es el núcleo de las relaciones coloniales y de dependencia exacerbadas con la expansión del capitalismo. En el marco de esta desigual relación, EE. UU. y sus aliados reorganizan el escenario a favor de los intereses de una red transnacional de poder, creando una suerte de “orden jurídico legítimo”; y definen el alcance de su jurisdicción, desconociendo la soberanía de los estados más débiles que no tienen capacidad de imponer su ley por la fuerza o de ejercer resistencia.
 
La jurisdicción no es simplemente una regla, sino que determina qué reglas se aplicarán, dónde, cómo y quiénes lo harán. Allí radica el poder de sometimiento del centro de poder occidental sobre nuestros países latinoamericanos, vehiculizado a través del lawfare.
La instalación de esta “juristocracia” ha tenido como consecuencia la judicialización de la gran política y de la democracia, pues al deslegitimar y neutralizar a lideresas y líderes políticos incómodos para ciertos intereses económicos y geopolíticos no solo afectaron a las y los individuos directamente implicados, sino que socavaron las bases democráticas de los Estados afectados, comprometiendo su capacidad de autodeterminación y promoviendo la subordinación a agendas externas.
 
El caso argentino
 
La persecución judicial de los líderes y las lideresas políticos y sociales en la Argentina viene desarrollándose desde el final de la última gestión de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, momento en el que comienzan a tomar protagonismo personajes que desfilaban por los medios de comunicación, denunciando la supuesta corrupción de las y los funcionarios kirchneristas, sin argumentos probatorios, pero con una gran espectacularidad e impacto que les brindaban los medios de comunicación masivos. Los ataques tenían especial epicentro en la figura de la primera mandataria, e incluso llegaron a instalar la idea de que ella era la autora intelectual de la muerte del fiscal Nisman, a pesar de que toda la prueba recabada en la investigación dio cuenta que se trató de un suicidio.
 
El fuero penal federal, junto con otros altos funcionarios del Poder Judicial, se convirtió en el principal partido de oposición. Este proceso fue determinante para el triunfo de Mauricio Macri, cuya gestión sumió al país en un proceso de desindustrialización, concentración de riquezas a través de la especulación financiera, entrega de recursos estratégicos, debilitamiento de la capacidad del Estado, mientras se multiplicaban las causas que criminalizaron al kirchnerismo en particular, y a las y los líderes sociales del campo popular en general. Milagro Sala es el ejemplo más paradigmático. En la última parte de su mandato, Macri contrajo en tiempo récord un endeudamiento formidable. Los casi 50.000 millones de dólares otorgados por el FMI en forma absolutamente irregular son parte del monto que se fugó del país a posteriori.
 
Fruto de la evidente inviabilidad de dicho programa de gobierno y del deterioro social y económico causado, en el 2019 el peronismo ganó las elecciones presidenciales. Pero, claramente, no obtuvo el poder. El lawfare no cedió ni un ápice.
 
Una de las causas emblemáticas es sin duda la llamada causa “Vialidad”, en la que se condenó a 6 años de prisión a Cristina Fernández de Kirchner por la comisión del delito de administración fraudulenta. En el marco de dicho proceso se han violado las garantías de defensa en juicio, emanadas del artículo 380 del Código Procesal Penal de la Nación, con base en el artículo 18 de la Constitución Nacional y reforzado por los tratados componentes del Derecho Internacional de los Derechos Humanos; se han violentado el elenco de reglas sobre la conducta judicial conocido como Principios de Bangalore (adoptado por el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas en su Resolución E/CN.4/2003/65/Anexo de noviembre de 2002, aprobado formalmente el 10 de enero de 2003), atento la pública y notoria falta de imparcialidad del sentenciante y sus evidenciados vínculos con la fiscalía. En la arbitrariedad judicial manifestada en los procedimientos seguidos contra la vicepresidenta se observan los mismos patrones persecutorios que en las proscripciones políticas de los demás líderes latinoamericanos, y ello se aprecia claramente a partir de una sentencia que en nada se relaciona con la prueba producida en el expediente, donde no ha sido incorporado ningún elemento que acrediten las conductas que se le atribuyen a la exmandataria.
 
Luego de una confirmación por parte de la Cámara de Casación —que no atendió a ninguno de los argumentos antes señalados—, en solo dos meses la Corte Suprema de Justicia de la Nación dejó firme la condena —mientras las demás causas aguardan años e incluso décadas—. Con el ya habitual anuncio previo y preciso de los medios, el inconstitucional fallo logró el propósito acuñado desde el inicio: la proscripción de Cristina.
 
Podemos afirmar que el lawfare fue un factor central en el acceso al gobierno de Javier Milei, personaje con características siniestras, impulsado y sostenido por tres centros de poder económico: el financiero especulativo y de inversión en recursos estratégicos (como la JP Morgan, BlackRock, y otros), los grupos denominados “señores tecnofeudales” —amos de la las redes— y los medios de comunicación.
 
A partir de su asunción, Milei llevó adelante un proceso de desmantelamiento del Estado; vaciamiento de las políticas públicas para el desarrollo, de derechos humanos, de inclusión, de género y diversidad, en el marco de un proceso de devastación económica; el despliegue de medidas represivas con la expansión de las fuerzas y órganos de seguridad, destinado a acallar la protesta social ante el vaciamiento de un sistema estatal para la efectiva protección de los derechos económicos sociales y culturales; y el empobrecimiento brutal de la población.
 
Se produjeron despidos masivos, mientras se privatizan empresas, recursos estratégicos y otros bienes públicos. El intento de suprimir los derechos laborales, combinado con la persecución a las organizaciones sindicales, sociales y de economía popular —denuncias penales, quita de los alimentos y otras prestaciones garantizadas por programas sociales que fueron abruptamente descontinuados— dan cuenta de un proyecto político de acumulación en favor de los sectores concentrados de la economía y la especulación financiera. En el marco de un proceso inflacionario, por la desregulación de los factores económicos esenciales como servicios, prestaciones y precios en general, se produjo una abrupta pérdida del poder adquisitivo de los salarios y el aumento de la desocupación y la pobreza.
En 2024, las pequeñas y medianas empresas contabilizaron una pérdida de más de 217.000 puestos de trabajo y el cierre de 9.923 empresas, según informó Industriales Pymes Argentinos (IPA). Los sectores más afectados fueron la construcción y la industria, con 69.738 y 25.186 puestos menos, respectivamente. En el sector público, entre noviembre de 2023 y mayo de 2025 se eliminaron más de 180.000 puestos de trabajo. Se produjo un aumento del trabajo informal y condiciones laborales de semi-esclavitud.
 
La pérdida de poder adquisitivo de los ingresos, producto del cambio en la política económica implementada por el actual gobierno, representó la mayor caída mensual de los últimos 30 años (8,4 por ciento interanual en el poder adquisitivo).
 
Hubo una contracción del consumo de mayor magnitud tanto en las ventas de supermercados y autoservicios, como en comercios minoristas de distintos rubros. En el 2025, la inflación está cediendo, solo fruto de una recesión económica y deterioro de todos los factores, sin precedentes. Las consecuencias en términos humanos son hoy evidentes y alarmantes.
 
Este acelerado proceso de devastación fue acompañado de una práctica y retórica fascista, trasuntando desprecio por la condición humana, una concepción supremacista, patriarcal y el más servil e indigno sometimiento a los intereses de Estados Unidos y al gobierno genocida sionista de Israel, vociferado por el presidente argentino.
 
A modo de conclusión, podríamos ensayar a estas alturas una definición del fascismo en el siglo XXI como una práctica social que se manifiesta a través de movimientos políticos, impulsados por el nuevo poder económico imperante en Occidente, que utilizan el odio y la polarización como estrategias para socavar la democracia liberal, romper con el orden social y el Estado de derecho. Instalan así regímenes autoritarios y nepotismo, con programas económicos que propician acelerados procesos de concentración de riquezas, en beneficio de los grupos transnacionales a los que responden y favoreciendo la especulación financiera. Sus consecuencias son la destrucción de las organizaciones sociales, la exclusión de grandes mayorías, la devastación económica y la represión como método de control social.
 
El ejemplo argentino —como tantos otros— nos demuestra que la sumisión al actual poder económico occidental representado por Estados Unidos solo trae consecuencias infinitamente más trágicas que el costo de resistirlo. No solo no hay ningún beneficio ni misericordia: nos deja sin horizonte y sin futuro. Por ello, ceder o someterse no es opción para un pueblo soberano».
 
Claudia Rocca es presidenta de la rama argentina y vicepresidenta segunda continental de la Asociación Americana de Juristas, abogada, profesora universitaria especialista en Derecho Público y en Derecho Económico.

Saturday, 30 August 2025

Canadá, el infierno viviente que desconoces, “una prisión monstruosa en la que elegimos vivir”

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El gran chiste contra Venezuela: la geopolítica disfrazada de combate a la droga

por Pino Arlacchi*: Durante mi mandato al frente de la UNODD, la agencia de la ONU contra la droga y la delincuencia, estuve en Colombia, Bolivia, Perú y Brasil, pero nunca visité Venezuela. Simplemente no era necesario.

La cooperación del gobierno venezolano en la lucha contra el narcotráfico era una de las mejores de Sudamérica, solo comparable con el impecable historial de Cuba. Este hecho, en la delirante narrativa de Trump de «Venezuela como narcoestado», suena a una calumnia con motivaciones geopolíticas.

Pero los datos —los verdaderos— que surgen del Informe Mundial sobre Drogas 2025, la organización que tuve el honor de dirigir, cuentan una historia opuesta a la que difunde la administración Trump. Una historia que desmantela pieza por pieza la invención geopolítica construida en torno al «Cártel de los Soles», una entidad tan legendaria como el Monstruo del Lago Ness, pero apta para justificar sanciones, embargos y amenazas de intervención militar contra un país que, casualmente, se asienta sobre una de las mayores reservas de petróleo del planeta.

Venezuela según la UNODD: Un país marginal en el mapa del narcotráfico

El informe 2025 de la UNODD es clarísimo, lo que debería avergonzar a quienes han construido la retórica que demoniza a Venezuela. El informe apenas menciona a Venezuela, afirmando que una fracción marginal de la producción colombiana de drogas pasa por el país rumbo a Estados Unidos y Europa. Venezuela, según la ONU, se ha consolidado como un territorio libre del cultivo de hoja de coca, marihuana y productos similares, así como de la presencia de cárteles criminales internacionales. (https://www.unodc.org/unodc/data-and-analysis/world-drug-report-2025.html)

El documento simplemente confirma los 30 informes anuales anteriores, que omiten el narcotráfico venezolano porque no existe. Solo el 5% de la droga colombiana transita por Venezuela. Para poner esta cifra en perspectiva: en 2018, mientras 210 toneladas de cocaína transitaban por Venezuela, Colombia produjo o comercializó 2.370 toneladas (diez veces más) y Guatemala, 1.400 toneladas (en Colombia EEUU dispone de siete bases militares, rodeadas de productores de coca…).

Sí, leyeron bien: Guatemala es un corredor de drogas siete veces más importante que el supuesto temible narcoestado bolivariano. Pero nadie habla de ello porque Guatemala históricamente ha tenido escasez —produce el 0,01% del total mundial— de la única droga no natural que le interesa a Trump: el petróleo.

El Fantástico Cártel del Sol: ficción Hollywoodense

El «Cártel del Sol» es producto de la imaginación de Trump. Supuestamente está liderado por el presidente de Venezuela, pero no se menciona en el informe de la principal agencia antidrogas del mundo, ni en los documentos de ninguna agencia europea ni de casi ninguna otra agencia anticrimen del mundo. Ni siquiera una nota a pie de página. Un silencio ensordecedor que debería hacer reflexionar a cualquiera con un mínimo de pensamiento crítico. ¿Cómo puede una organización criminal tan poderosa como para merecer una recompensa de 50 millones de dólares ser completamente ignorada por quienes trabajan en el ámbito antidrogas?

Ecuador: El verdadero centro que nadie quiere ver

Mientras Washington levanta el fantasma venezolano, los verdaderos centros del narcotráfico prosperan casi sin interrupciones. Ecuador, por ejemplo, representa el 57% de los contenedores de banano que salen de Guayaquil y llegan a Amberes cargados de cocaína. Las autoridades europeas incautaron 13 toneladas de cocaína de un solo barco español, procedente precisamente de puertos ecuatorianos controlados por empresas protegidas por funcionarios del gobierno ecuatoriano.

La Unión Europea elaboró un informe detallado sobre los puertos de Guayaquil, documentando cómo «las mafias colombianas, mexicanas y albanesas operan ampliamente en Ecuador». La tasa de homicidios en Ecuador se disparó de 7,8 por cada 100.000 habitantes en 2020 a 45,7 en 2023. Sin embargo, Ecuador rara vez se menciona. ¿Quizás porque Ecuador produce solo el 0,5% del petróleo mundial y porque su gobierno no se ha acostumbrado a desafiar el dominio estadounidense en Latinoamérica?

Las verdaderas rutas de la droga: Geografía vs. Propaganda

Durante mis años en la UNODC, una de las lecciones más importantes que aprendí es que la geografía no miente. Las rutas de la droga siguen una lógica precisa: proximidad a los centros de producción, facilidad de transporte, corrupción de las autoridades locales, presencia de redes criminales establecidas. Venezuela no cumple casi ninguno de estos criterios.

Colombia produce más del 70% de la cocaína mundial. Perú y Bolivia concentran la mayor parte del 30% restante. Las rutas lógicas para llegar a los mercados estadounidense y europeo son el Pacífico hacia Asia, el Caribe Oriental hacia Europa y, por tierra, Centroamérica hacia Estados Unidos.

Venezuela, colindante con el Atlántico Sur, se encuentra en desventaja geográfica para las tres rutas principales. La logística criminal convierte a Venezuela en un actor marginal en el vasto escenario del narcotráfico internacional.

Cuba: El Ejemplo que los averguenza

La geografía no miente, pero la política puede vencerla. Cuba sigue representando el modelo de oro de la cooperación antidrogas en el Caribe. Una isla no lejos de la costa de Florida, una base teóricamente perfecta para el tránsito hacia Estados Unidos, pero en la práctica, permanece fuera del alcance del narcotráfico. He observado repetidamente la admiración de los agentes de la DEA y el FBI por las rigurosas políticas antidrogas de los comunistas cubanos.

La Venezuela chavista ha seguido consistentemente el modelo cubano en la lucha contra las drogas, inaugurado por el propio Fidel Castro: cooperación internacional, control territorial y represión de la actividad criminal. Ni Venezuela ni Cuba han tenido jamás grandes extensiones de tierra cultivadas con cocaína y controladas por grandes delincuentes.

La Unión Europea no tiene intereses petroleros particulares en Venezuela, pero sí tiene un interés concreto en combatir el narcotráfico que asola sus ciudades. La Unión ha elaborado su Informe Europeo sobre Drogas 2025. El documento, basado en datos reales y no en ilusiones geopolíticas, no menciona en ningún momento a Venezuela como corredor del narcotráfico internacional.

Esta es la diferencia entre un análisis honesto y una narrativa falsa e insultante. Europa necesita datos fiables para proteger a sus ciudadanos de las drogas, por lo que elabora informes precisos. Estados Unidos necesita justificación para sus políticas petroleras, por lo que produce propaganda disfrazada de inteligencia.

Según el informe europeo, la cocaína es la segunda droga más consumida en los 27 países de la UE, pero las principales fuentes están claramente identificadas: Colombia para la producción, Centroamérica para la distribución y diversas rutas a través de África Occidental para la distribución. Venezuela y Cuba simplemente no figuran en este panorama.

Pero Venezuela es sistemáticamente demonizada, en contra de cualquier principio de verdad. El exdirector del FBI, James Comey, ofreció la explicación en sus memorias posteriores a su renuncia, donde analizó las motivaciones inconfesables detrás de las políticas estadounidenses hacia Venezuela: Trump le había dicho que el gobierno de Maduro era «un gobierno sentado sobre una montaña de petróleo que tenemos que comprar». No se trata de drogas, delincuencia ni seguridad nacional. Se trata de petróleo que sería mejor no pagar.

Es por tanto Donald Trump quien merece una recompensa internacional por un delito muy específico: «calumnias sistemáticas contra un Estado soberano con el fin de apropiarse de sus recursos petroleros».

Pino Arlacchi fue Vicesecretario General de las Naciones Unidas y Director Ejecutivo de la UNODD, el programa antidroga y anticrímenes de la ONU.

 

 

Wednesday, 13 August 2025

A free press is the cornerstone of democracy; there is no question about that - H. Grant

                                         Esta publicación no se puede compartir. De acuerdo con la legislación del gobierno canadiense, no se puede compartir contenido periodístico. 2+ Thousand High Tech Warfare Royalty-Free Images, Stock Photos & Pictures  | Shutterstock                                         El El negocio de la guerra tecnológica.

Por Silvia Ribeiro: Cuatro altos ejecutivos de empresas tecnológicas se unieron al Ejército de los EE. UU. con el rango de teniente coronel.

 Cuatro altos ejecutivos de empresas tecnológicas —Meta (propietaria de Facebook, Instagram y WhatsApp), OpenAI (propietaria de ChatGPT) y Palantir— se unieron al Ejército de los EE. UU. en junio de 2025, ya no como contratistas ni colaboradores, sino como miembros de la reserva del propio ejército. Todos recibieron el rango de teniente coronel.

Son los primeros miembros del Destacamento 201, el nuevo Cuerpo Ejecutivo de Innovación del Ejército de los EE. UU. Según un comunicado oficial, este cuerpo está diseñado para "guiar soluciones tecnológicas rápidas y escalables a problemas complejos", con el objetivo de transformar el Ejército en "una fuerza más efectiva, inteligente y letal" (https://tinyurl.com/nywph79f). 

 Los ejecutivos que se unieron al Ejército de los EE. UU. son Shyam Sankar, director de tecnología de Palantir (quien inició el proyecto); Adam Bosworth, director de tecnología de Meta; Kevin Weil, director de producto de OpenAI; y Bob McGrew, exejecutivo de OpenAI. 

 Palantir es una empresa de software y análisis de datos especializada en aplicaciones militares y de vigilancia. Su principal cliente es el Departamento de Defensa de Estados Unidos. Según Investigate, entre 2008 y 2024, Palantir recibió contratos de dicho departamento por valor de 1200 millones de dólares. Palantir proporciona servicios y equipos utilizados en el genocidio de Gaza y en la vigilancia de migrantes en Estados Unidos (https://investigate.info/company/palantir-technologies).

  La colaboración activa de las grandes tecnológicas con el complejo militar-industrial no es nueva, pero desde la guerra de la OTAN en Ucrania y el genocidio israelí en Palestina, se ha intensificado, ampliado y profundizado. La integración directa de altos ejecutivos como miembros del ejército estadounidense tiene implicaciones tanto simbólicas como prácticas. Expone el vínculo cada vez más estrecho entre las grandes tecnológicas y el complejo militar-industrial, su papel crucial en guerras y ataques con nuevas armas digitales, como software, drones y robots autónomos letales; y el desarrollo de amplios sistemas de vigilancia y control tanto en situaciones de guerra como entre la población civil.

Las empresas tecnológicas se mostraron algo reticentes a admitir públicamente que se dedican al negocio de la guerra —aunque llevan años colaborando mediante contratos—, pero a pesar de las protestas de sus empleados y organizaciones, desde 2024, una tras otra, han ido modificando sus propios estándares éticos para firmar contratos por cientos de millones de dólares con gobiernos y sus agencias militares, especialmente Estados Unidos e Israel (https://tinyurl.com/yxu7w2pn). Ahora han logrado entrar en el ejército, lo que, además, constituye un claro conflicto de intereses en la disputa por los fondos públicos. 

 El 6 de agosto de 2025, The Guardian publicó un nuevo informe de investigación, en colaboración con la publicación israelí-palestina Magazine +972 y el medio de comunicación en hebreo Local Call, que revela que Microsoft ha estado colaborando con la Unidad 8200 del sistema de defensa israelí desde 2021 para interceptar casi un millón de llamadas telefónicas y mensajes de texto en Gaza y Cisjordania. Microsoft accedió a permitir al régimen de Netanyahu utilizar los servicios ilimitados de la nube de Azure para alojar miles de millones de archivos de audio y mensajes, que se almacenarían en un espacio cifrado y de acceso restringido. (https://tinyurl.com/mw5fevw9) 

 Microsoft afirmó desconocer el uso que Israel hace de esta información, como ya ha hecho en el pasado. Sin embargo, gestionar cantidades tan grandes de información solo es posible con programas y algoritmos de alta tecnología proporcionados a la Unidad 8200 por varias grandes empresas tecnológicas, como revelaron los mismos periodistas en 2024 (https://tinyurl.com/y5ukmved). Según tres fuentes de la Unidad 8200, la plataforma de almacenamiento en la nube facilitó la preparación de mortíferos ataques aéreos y ha sido clave para configurar las operaciones militares en Gaza y Cisjordania.

Estos no son asuntos menores. Las megaempresas tecnológicas —varias de las mencionadas anteriormente y otras como Amazon, Microsoft, Google, Apple, Nvidia y Tesla— se encuentran entre las mayores empresas del mundo en términos de ingresos, y el valor de mercado de cada una de las 10 más grandes supera el PIB de la gran mayoría de los países del mundo, lo que les otorga un enorme poder e influencia. Controlan no solo software y equipos digitales, sino también la mayoría de los cables submarinos que permiten las comunicaciones por internet, así como la mayoría de las comunicaciones por satélite, los satélites y el transporte en órbita terrestre baja.

Por si fuera poco, controlan gran porción de las redes sociales y de medios de "comunicación" mediante éstas, lo que abona a la guerra mediática y la emisión de noticias falsas y sesgadas sobre guerras, conflictos sociales y en general todo tipo de actividades y situaciones, incluso salud, educación y gestión gubernamental. El experimento de intervenir todas las llamadas y mensajes de poblaciones enteras, así como los programas para usar esa información, nos afecta potencialmente a todas y todos, y es sin duda codiciado por otros gobiernos y actores.

Thursday, 7 August 2025

Me he convertido en la Muerte, la Destructora de Mundos. J. Robert Oppenheimer

     

Hiroshima y Nagasaki: Semiótica del Horror

                                blog hiroshima01

 Por Fernando Buen Abad: Sus hongos nucleares no sólo se alzaron como fenómenos físicos: se convirtieron en íconos propagandísticos. La imagen del hongo atómico fue rápidamente integrada a la cultura visual de la posguerra. En lugar de ser símbolo de horror, fue estetizada, vaciada de su carga crítica, convertida en arte pop, en ironía, en advertencia aséptica.

Toda la historia del siglo XX está marcada por heridas que no cicatrizan. Dos de ellas, Hiroshima y Nagasaki, no son simples episodios del pasado: son signos ardientes, nódulos semióticos de una violencia imperialista que se perpetúa y se renueva. Han pasado décadas desde que Estados Unidos lanzó las primeras bombas atómicas sobre población civil, pero el horror no ha sido desmontado, no ha sido juzgado, no ha sido reparado. La “era nuclear” no se cerró: se institucionalizó como una nueva forma de chantaje político y dominación ideológica. Un mensaje asesino contra todo proyecto socialista usando a Japón como caja de resonancia mundial.

Desde nuestra Filosofía de la Semiosis, y con los principios del Humanismo de Nuevo Género, urge una crítica profunda que no se quede en la condena moral superficial ni en el revisionismo inocuo. Lo que sucedió en Japón en agosto de 1945 fue una operación completa de semiosis macabra capitalista: el capital, en su fase imperialista, habló con el lenguaje más brutal posible. No sólo destruyó ciudades; instauró un régimen de signos cuyo objetivo era disciplinar a la humanidad entera mediante el miedo tecnológicamente gestionado.

Este texto no pretende conmemorar. Pretende desactivar la bomba semiótica que sigue explotando cada día. Un poder que no actúa sólo con bombas, sino con signos de extorsión burguesa. La operación atómica de Hiroshima y Nagasaki no fue sólo odio de clase bélico: fue una comunicación de muerte dirigida al planeta entero. El mensaje era claro: quien no se someta al orden capitalista será destruido sin contemplación, sin ética, sin responsabilidad histórica. Su bomba fue diseñada no sólo para matar, sino para significar. En un escenario donde Japón ya estaba militarmente derrotado y buscaba la rendición, el ataque atómico fue innecesario desde el punto de vista militar. Pero fue absolutamente necesario desde el punto de vista semiótico imperialista. Era el nacimiento de un nuevo orden de signos: la era del chantaje nuclear, la era del control simbólico mediante la destrucción ejemplar.

Sus hongos nucleares no sólo se alzaron como fenómenos físicos: se convirtieron en íconos propagandísticos. La imagen del hongo atómico fue rápidamente integrada a la cultura visual de la posguerra. En lugar de ser símbolo de horror, fue estetizada, vaciada de su carga crítica, convertida en arte pop, en ironía, en advertencia aséptica. Así, el poder imperial logró un objetivo doble: destruir materialmente y neutralizar simbólicamente la resistencia. Uno de los escándalos más elocuentes de Hiroshima y Nagasaki es el silencio cómplice de muchas corrientes intelectuales liberales. Mientras miles de cuerpos eran calcinados, el humanismo burgués se replegaba en retóricas ambiguas. Se refugiaba en categorías abstractas como “el fin justifica los medios” o “la lógica de la guerra”.

Pero el Humanismo de Nuevo Género no acepta esa cobardía ética. Comprende que cada estructura semiótica está atravesada por relaciones de clase, y que el humanismo tradicional ha servido históricamente para legitimar la barbarie cuando esta beneficia a las élites. No basta con proclamar amor al ser humano en general. Hay que asumir que ese “ser humano” está dividido por clases, por razas, por géneros, por geografías. Y que hay un tipo específico de humanidad –la humanidad proletarizada, racializada, colonizada– que fue la víctima de Hiroshima y Nagasaki. La neutralidad ante este crimen es, en sí misma, una forma de participación en el crimen. El silencio es una forma de autorización. El eufemismo es una forma de complicidad. Y la estetización del horror es una forma de legitimación simbólica.

Desde nuestra postura como Filosofía de la Semiosis, Hiroshima no puede interpretarse simplemente como un acontecimiento “físico” o “militar”. Es un relato con sentido condensado, una unidad semiótica de altísima densidad histórico-criminal. La bomba atómica fue el producto final de una larga cadena de mediaciones simbólicas, ideológicas, técnicas y económicas. Fue el resultado de una semiosis planificada por el capitalismo, que convirtió la ciencia en tecnología de exterminio. Las ciencias físicas, al servicio del capitalismo, no producen neutralidad, producen devastación con cálculo. El conocimiento científico, si no está atravesado por una ética revolucionaria, puede ser instrumentalizado como herramienta de opresión y represión.

Su bomba es, entonces, el epítome de la semiosis capitalista: toma la materia, la convierte en poder destructivo, y le agrega un sentido burgués. No basta con matar: hay que hacerlo de tal forma que la muerte funcione como mensaje disciplinador y como un negocio histórico. Cada ciudad bombardeada se volvió un signo. Cada cuerpo carbonizado fue un texto tatuado en la memoria de los pueblos. Cada fotografía de los efectos de la radiación es parte de una pedagogía del horror que el capitalismo sigue administrando para imponer su hegemonía. Lo más perturbador es cómo Hiroshima fue absorbido por la cultura de masas y convertido en entretenimiento. La memoria del crimen fue desplazada por su representación espectacular. Películas, cómics, videojuegos y hasta publicidades han utilizado el imaginario nuclear como atractivo visual.

Este fenómeno no es accidental: es parte del dispositivo semiótico de normalización del terror. La estetización del hongo atómico es una estrategia de neutralización de su carga política. Se trata de vaciar el signo de su contenido histórico para que pueda ser consumido sin culpa. El capitalismo se apropia del horror y lo convierte en mercancía simbólica. La cultura hegemónica no distorsiona Hiroshima para evitar que se repita, sino para consolidar su relato de poder: “Miren lo que somos capaces de hacer”. Su bomba dejó de ser una advertencia para convertirse en un ícono de supremacía tecnológica. Así se produce una semiótica invertida: lo que debió ser el símbolo del límite moral de la humanidad se convirtió en el símbolo de la omnipotencia del imperio.

Desde nuestra visión con Humanismo de Nuevo Género, crimen masivo se impone como sujeto político. No debe ser diluido con compasión pasiva, sino con compromiso activo. Creer que Hiroshima fue una excepción histórica es un error. Fue el inicio de una nueva forma de guerra. Desde entonces, la lógica del exterminio como forma de comunicación política se ha globalizado. Las intervenciones de la OTAN, los drones asesinos, las sanciones económicas que matan poblaciones enteras, son formas derivadas de Hiroshima. Cambian los medios, pero se mantiene la semiosis: el uso de la muerte como mensaje. Hiroshima fue el laboratorio semiótico perfecto. La expansión de ese modelo se ve hoy en Palestina, en Yemen, en Libia, en Siria, en Haití, en Venezuela, en Irán. El capitalismo ya no necesita sólo bombas atómicas para disciplinar, usa también sus medios de comunicación, algoritmos, bloqueos y desinformación como máquinas de guerra cognitiva.

Frente a este dispositivo de dominación simbólica, el Humanismo de Nuevo Género propone una contra-semiosis. No se trata sólo de protestar, sino de generar nuevos sentidos, nuevas formas de narrar la historia, nuevas prácticas de memoria activa. La crítica no debe limitarse al análisis. Debe organizarse como intervención. Hay que crear espacios donde la memoria de Hiroshima sea politizada, no museificada. Hay que devolverle a ese signo su potencia transformadora. Nuestra Filosofía de la Semiosis debe ponerse al servicio de la emancipación. No puede ser neutra ni “académica” en el sentido burocrático burgués. Debe articular teoría con práctica, lenguaje con organización, crítica con acción colectiva.

No se trata sólo de construir “otro relato”, hay que desmontar el sistema de signos del capital. No se trata de contar mejor la historia, sino de transformar su curso. Hiroshima y Nagasaki no son pasado. Son presente permanente. La bomba sigue cayendo, no con uranio enriquecido, sino con significados empobrecidos, con imágenes manipuladas, con discursos legitimadores. Nuestro Humanismo de Nuevo Género no olvida. No perdona. No neutraliza ni naturaliza. Asume el dolor de Hiroshima como punto de partida para una ética revolucionaria. Asume la responsabilidad de interrumpir la cadena de signos que perpetúan la barbarie. Mientras el crimen siga impune, la crítica no puede detenerse. Mientras los responsables sigan gobernando el mundo, la semiosis emancipadora debe profundizarse. Nuestra tarea no es sólo recordar o lloriquear Hiroshima, sino impedir que se repita en cada esquina del planeta. Y para eso, se necesita más que memoria: se necesita organización, lenguaje, filosofía, lucha. Plan de lucha semiótica.

Wednesday, 25 June 2025

Quien controla los medios, controla la mente. - Jim Morrison

 https://estrategia.la/wp-content/uploads/2024/01/gaza-madre-e-hijo.jpg                            Medios hegemónicos: el arte de invisibilizar el genocidio 

Por Aram Aharonian: Los medios de comunicación hegemónicos han realizado otro acto de magia: Palestina ha desaparecido de los noticieros de la televisión y de las portadas de los diarios, en un intento por hacer olvidar, desaparecer y negar las masacres ordenadas por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. 

Al fin, ocultar el genocidio de más de 60 mil palestinos. 

La relación entre las guerras y los medios de comunicación es compleja y multifacética: juegan un papel crucial en la cobertura, interpretación y percepción de los conflictos, tanto para el público en general como para aquellos directamente involucrados: la forma en que se reportan las guerras puede influir en la opinión pública, la política internacional e, incluso, en el desarrollo del conflicto mismo.Amnistía Internacional demuestra que Israel comete un genocidio en Gaza | Radio-Canada.ca 

No es nuevo: desde Napoleón los líderes políticos y militares han intentado desinformar a sus oponentes para ocultar a los varones y fabricar un consenso social para mantener la moral alta. La desinformación es fácil de documentar en retrospectiva, pero muy difícil de detectar en el momento, sobre todo cuando es repetida por los medios gráficos y audiovisuales hegemónicos. 

 Amnistía Internacional demuestra que Israel comete un genocidio en Gaza |  Radio-Canada.ca

 La relación entre la verdad y la guerra es compleja y a menudo conflictiva. La guerra implica engaño, propaganda y la supresión de información. La verdad, debía buscar la objetividad y la transparencia. A pesar de estas tensiones, la verdad sigue siendo un objetivo importante en tiempos de guerra, tanto para las partes en conflicto como para la comunidad internacional. . 

 El descubrimiento del enorme valor económico de la información se debe a la llegada del gran capital a los medios de comunicación y a la necesidad de manipular grandes mercados para facilitar los negocios y también el lavado de dinero proveniente de la venta de armas y drogas. 

 El informe sobre Gaza de la relatora especial de la ONU aporta pruebas  cruciales que deben impulsar la acción internacional para evitar el  genocidio - Amnistía Internacional

El informe sobre Gaza de la relatora especial de la ONU aporta pruebas cruciales que deben impulsar la acción internacional para evitar el genocidio - Amnistía InternacionalEn los conflictos armados posmodernos, desde la Guerra del Golfo, se ha producido un rápido desplazamiento del centro de gravedad desde el poder de las armas al poder de la información. Debido a los avances tecnológicos y a la participación de las empresas privadas, la forma de la guerra ha cambiado. 

 Las élites han formulado nuevas estrategias de comunicación, han promovido la centralización de los medios de comunicación y el periodismo sensacionalista, así como el «periodismo de reciclaje». 

 Son resultado del fortalecimiento del llamado complejo militar-industrial-mediático, es decir, del engranaje entre el poder político y militar, las industrias bélicas y los amos de la prensa hegemónica a costa de la credibilidad de los medios de comunicación. 

Estos cambios se sintieron primero en la operación Tormenta del Desierto y en las guerras de los Balcanes, y luego en las guerras de Afganistán e Irak mediante la integración de periodistas en las fuerzas armadas de los beligerantes, para tener un mayor control del flujo de información, y el refuerzo de los mecanismos de propaganda. 

Hoy, el discurso propagandístico se impone como la única verdad, mientras que los periodistas que tienen una UNESCO otorga su Premio Mundial de Libertad de Prensa a todos los periodistas palestinos de enfoque crítico e investigan son señalados, perseguidos, desacreditados o incluso asesinados. 

 La UNESCO otorga su Premio Mundial de Libertad de Prensa a todos los  periodistas palestinos

 Aunque los vínculos directos con los campos de batalla han llevado la guerra a los hogares y el conflicto se ha convertido en un espectáculo, la información es pobre y estéril. Los grandes medios de comunicación reproducen el discurso del poder político sobre las «guerras humanitarias», las «armas inteligentes» y los «daños colaterales», cuando en realidad el número de civiles que pierden la vida se ha multiplicado en comparación con el de los combatientes armados.

 La verdad es la primera víctima de la guerra. La verdad -o más bien los aspectos de la verdad- se suprimen o distorsionan a causa de la propaganda y la censura. «Si la gente supiera realmente [la verdad], la guerra se detendría mañana mismo», dijo el Primer Ministro británico Lloyd George al director del Manchester Guardian durante la Primera Guerra Mundial, cuando las noticias se transmitían por telégrafo. 

 La decisión del gobierno estadounidense de entablar una guerra indefinida contra “el terrorismo”, tras el atentado del 11 de septiembre de 2001 a las llamadas Torres Gemelas de Nueva York sirvió de palanca para lograr que la opinión pública estadounidense aceptara la ecuación “más seguridad”. 

 Invisibilizar el genocidio 

 

 Decía que Palestina ha desaparecido de los noticieros. Los medios hegemónicos nos quieren imponser el imaginario de que los malos son los iraníes y de lo bien que hizo Donald Trump en bombardearlos, bajo la excusa de su desarrollo nuclear. Cuidado: esa excusa puede servir mañana para atacar a Argentina o Brasil. 

 Lejos de suscitar el rechazo unánime de la comunidad internacional a la seda de sangre y los métodos del primer ministro, Benjamin Netanyahu, las agresiones han tenido el efecto perverso –y seguramente calculado por el régimen de Tel Aviv– de desviar la atención global del genocidio ejecutado en contra del pueblo palestino durante los últimos 20 meses.

  Pero la masacre contra los gazatíes y el despojo de tierras en Cisjordania ocupada continúan al mismo ritmo e incluso se aceleran, mientras los ojos del mundo miran a otra parte. 

Las técnicas de desinformación de los medios hegemónicos son similares a la de la guerra contra Irak. Hasta la semana pasada, Israel había asesinado a 56 mil personas y herido a 131.138 en la Franja de Gaza, de las cuales por lo menos el 70 por ciento eran civiles. A ello deben sumar los asesinados y secuestrados en Cisjordania, Líbano, Siria, Irán y Yemen.

  Pero héte aquí que tampoco se habla del conflicto en Ucrania sino para cada tanto reafirmar que el presidente ruso Vladimir Putin (a veces hasta lo califican de “comunista”) es un asesino y que el pobre Volodomir Zelenski pide ayuda y la que le dan Estados Unidos y Europa no es suficiente. 

 

Hablar de paz es demodée. Tampoco es negocio, porque la guerra sí lo es. Si se invirtiera en comida y medicinas la mitad del presupuesto que los países centrales gastan en armamento, se daría un buen paso contra la hambruna. Si uno revisa la prensa internacional (y sus repetidoras locales) apenas se visualizan algunas pocas manifestaciones por la paz, contra el rearme, en solidaridad con Gaza. 

 El verso de que “Irán está a punto de fabricar su propia arma nuclear” la repiten las autoridades israelíes desde hace más de 20 años, cuando en Irán vive una gran comunidad judía y en la sociedad iraní no existe una división entre judíos y persas: son todos iraníes.

  Pero Estados Unidos e Israel libran una guerra cuyo objetivo no es solo el derrocamiento de un gobierno soberano, sino la destrucción de Irán, fragmentándolo en regiones según criterios étnicos, tal como está acostumbrado a hacer el «mundo civilizado» en otras partes.

 

  Lo que está en curso es la eliminación del último gobierno de Oriente Medio que no se ha subordinado a Occidente; todo lo demás es puro verso. El bloque de poder compuesto por Estados Unidos, sus aliados militares, financieros y tecnológicos, y por el Estado de Israel como enclave operativo de primer orden, ha definido como prioritario el freno al ascenso estructural de China. 

Esta decisión de atacar a Irán, que llevó a Trump a jugar un juicio político al involucrarse de lleno sin autorización del Congreso, y vociferarse como «ganador», es un claro ejemplo de cómo la presión belica, con tecnología armamentística de punta y a dos bandas, se convierte en una herramienta de distracción y sobre todo de ocultamiento del genocidio, en el cual Estados Unidos apaece íntimamente ligado al gobierno israelí. 

 *Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Thursday, 12 June 2025

Nuestras mentes poseen por naturaleza un deseo insaciable de conocer la verdad. -Marcus T. Cicero

 

  800.000 mil millones de mentiras

Por Augusto Zamora R: Desatados andan los burócratas europeos del atlantismo, anunciando que Rusia se prepara para invadir la pobre, inerme, civilizada y blanca Europa. Todo eso cacarea el eurogallinero

 Razón por la cual los europeítos de a pie -convertidos en una letanía de borregos que se lo creen todo-, deben, como Mambrú, ir a la guerra. Para que se vayan preparando, mandan hacerse con un kit de emergencia, que vaya usted a saber de qué serviría si, de verdad, estallaran los artificios nucleares. También predican que deben aligerar los bolsillos porque hay que reunir 800.000 mil millones de euros dizque para rearmar a la Europa atlantista. ¡Ah!, y que vayan asumiendo la idea de reclutamientos masivos, pues hará falta carnita de cañón, fresca, dispuesta y descerebrada, para guerrear con Rusia. Todo eso cacarea el eurogallinero y nadie parece ponerlo en duda. Salvo nosotros, que, ya lo saben, somos rebeldes, irreverentes y escépticos y tenemos el pésimo hábito de pensar mal (y acertar).

 Empecemos con los dineros que, también lo saben, dijo Tucídides son la medida de las cosas que mueven las guerras. Para ello, pregonan los pontífices del eurogallinero, lo urgente es reunir los ya citados 800.000 mil millones de euros. Piden y repiten tal cifra así, alegremente, sin anestesia, como si los billetes se cosecharan en los bosques y fuera cosa de agarrar sacos y canastas y salir a recolectarlos, como champiñones y hongos en el dulce otoño, entre enanitos, elfos, ninfas, sátiros y pitufos.

800.000 mil millones equivale a un presupuesto militar como el de EEUU, que, dicho sea de paso -y como quien no quiere la cosa-, ha llevado a los 'iuesei' a la ruina, resultando que, hoy, gastan más dinero pagando intereses por la deuda externa acumulada que en la cosa militar. De no enderezar el entuerto, los gringos se quedarán las armas y los acreedores la mantequilla, como ha pasado tantas veces. No está lejos el día en que tendrán que hacer barbacoas asando metralletas y preparar las hamburguesas cocinando pistolas, mientras chinos, japoneses y sauditas asan las carnes con olorosas grasas vacunas, merced a los miles de millones pagados por el tío Sam en intereses.

Sigamos con los dineros. Según estimaciones conservadoras, en la guerra económica contra Rusia, con las 22.000 sanciones impuestas por la UE, la peor parte se la ha llevado la UE, no Rusia. Sólo en el sector energético, las pérdidas acumuladas de la Europa atlantista ascienden a 1,5 billones de euros, a lo que deben sumarse los 200.000 millones de euros gastados en apoyo militar y de otro tipo al régimen de Kiev. Una mayoría de países de la UE -como España-, está en números rojos. Como informa la propia UE, "Grecia, Italia, Francia, España y Bélgica son los países con la deuda más elevada, todos ellos con ratios de deuda en relación con el PIB superiores al 100 %".

Ojo al parche, pues Francia, Italia y España son tres de las cuatro grandes economías europeas. La principal es Alemania. ¿Y qué pasa con Alemania? Nos lo cuenta El País, periódico adalid del atlantismo: "Por segundo año consecutivo, la mayor economía de Europa volvió a contraerse... La crisis de la industria, un aumento del número de quiebras de empresas, así como las perspectivas sombrías de exportación, todo ello unido a la inquietud que se ha extendido entre los consumidores, provocaron que el producto interno bruto (PIB) cayera en 2024 un 0,2% en comparación con el año anterior". La primera economía europea no está para llenar las arcas de los 800.000 millones. Si quiere hacer un aporte, tendrá, irremediablemente, que endeudarse más.

Pues bien, si sumamos todas estas cifras (obviando las que ocultan), resulta que la beligerante Europa atlantista tiene un agujero financiero de al menos 3 billones de euros, es decir, 3.000 millones de millones (3.000.000.000.000). Si se le agregan a esa cifra los cacareados 800.000 millones, más los 100.000 millones que le tienen que seguir inyectando al régimen ucraniano para que no termine de desplomarse, nos encontramos con que la UE pasaría a tener un déficit de 3.900.000.000.000 de euros.

¿De dónde sacarán ese dinero? ¿Dónde puede estar? En ninguna parte, salvo en las largas lenguas de los funcionarios europeos, que, dicen, deben sacar ese chorro de plata de alguna parte, que no será en el país de las maravillas de Alicia. Para hacernos una mejor idea, esa cantidad colosal representa más de cuatro veces los presupuestos militares anuales y totales de todos los países de la OTAN, incluyendo a EEUU, lo que aclaramos para no dejar dudas.

Dado que esa cantidad de dinero no existe, la única forma de obtenerlo es exprimiendo sin recato alguno los bolsillos de los ya vapuleados europeítos y recortando el gasto en educación, salud, vivienda, pensiones, ciencia, etc. Es decir, tendrían que hacer recortes draconianos con subida de impuestos, sin piedad ni caridad. Vaya, que, por recortar, tendrían que recortar hasta los números de los zapatos. Pero ni aun así reunirían la cifra. Para hacerlo, tendrán que endeudarse hasta el copete; pero, claro, las deudas deben pagarse, con lo que hipotecarían el futuro de sus países.

Vayamos a otro tema. La energía es poder y, por extensión, el control de la energía implica el control del poder. Esa es una de las razones fundamentales por las que la OTAN no ha podido con Rusia en Ucrania. Rusia dispone de toda cuanta energía pudiera necesitar, tanto para consumo interno como para exportar. Con el eurogallinero ocurre lo contrario. Es atrozmente deficitario en energía y debe importar casi el 60% de lo que consume. Según datos del 'think-tank' Bruegel, entre enero y noviembre de 2024, la UE importó 19.298 millones de m³ de gas natural licuado (GNL) de Rusia, más que en 2022 (18.949 millones de m³) y que en 2023 (17.801).

El problema energético no se detiene aquí. El documento titulado "Informe anual sobre el mercado único y la competitividad de 2025" afirma: "La competitividad de la economía de la UE se enfrenta a una presión creciente desde varios ángulos. Se ve afectada por los precios estructuralmente elevados de la energía y la electricidad, que, en la actualidad son entre dos y tres veces superiores a los de los EEUU". Los comentarios sobran. La guerra contra Rusia es la ruina económica del gallinero atlantista. Eso no lo cacarean.

Hay más. El comisario europeo de Energía y Vivienda, Dan Jorgensen, tuvo que admitir que las compras de gas ruso por la UE desde 2022 equivalen al precio de 2.400 nuevos cazas F-35 para el Kremlin. En 2024, la UE aumentó un 18% las compras de gas ruso. El descaro es tal que la misma UE debió reconocer que gastó más euros comprando combustibles a Rusia (22.000 millones), que en asistencia al régimen ucraniano (19.000 millones). En la práctica, las sanciones del atlantismo se acatan, pero no se cumplen, como dicen que decían los conquistadores de las ordenanzas del emperador Carlos.

También las grandes potencias necesitan disponer de recursos naturales abundantes, pues son esos recursos los que alimentan la maquinaria de guerra. Con estos recursos pasa como con la energía, que haberlos, no haylos, o haylos en cantidades insuficientes. Deben, por ejemplo, comprar mucho mineral de hierro. ¿A qué país lo compra el eurogallinero? A Rusia. En enero de 2025, "los suministros de arrabio desde Rusia a los países de la UE alcanzaron niveles récord, aumentando más de 12 veces en comparación con el mismo período del año pasado". Según Eurostat, "el volumen de compras ascendió a 175,95 millones de euros, lo que supone la cifra más alta desde 1999, cuando empezaron a recopilarse datos estadísticos sobre este tipo de productos", informó RIA Novosti.

La Europa atlantista necesita combustibles y minerales rusos para hacerle la guerra a Rusia. Este panorama invita a resucitar al genial humorista español Gila y su célebre "Oiga, ¿es el enemigo? Que necesitamos más gas, que se nos ha acabado y vieran qué frío pasamos en los cuarteles. Ah, y también hierro, que nos quedamos sin cañones, y claro, sin cañones no podemos dispararles. Hala, que muchas gracias".

Pasemos a otro metal, imprescindible para muchas cosas, pero sobre todo para una que ocupa, ahora, nuestra atención: el tungsteno o wolframio. Este escaso mineral es esencial para la producción de municiones, componentes de motores y semiconductores, además de para otra miríada de artefactos militares. Después de haber casi agotado sus depósitos de municiones para alimentar al ejército ucraniano, el eurogallinero cayó en la cuenta de que debían reponer lo gastado en Ucrania. Pensarlo era fácil, ponerlo en práctica no. Resulta que China genera el 80% de la producción mundial, seguida de Rusia y de Corea del Norte, países que controlan el 90% de los yacimientos totales, lo que deja en cueros a la industria y al sector militar atlantista sin alternativa de solución.

Igual ocurre con el antimonio, mineral imprescindible para producir municiones y blindaje para tanques y similares, entre otras mil aplicaciones. Los mayores yacimientos de este metal, según el Servicio Geológico de EEUU (USGS), se encuentran en China (48%), Tayikistán (25%) y Rusia. Este trío de países genera el 87% de la producción mundial de antimonio. Y los tres son aliados, como la uña y la mugre. Hay más. Hace escasos meses, China decidió cortar la exportación de antimonio, pasando a comprarlo a Rusia, Tailandia y Myammar. China parece haber decidido guardar su producción "para un día lluvioso", por si acaso hay que darse de garrotes con EEUU (China cortó, también totalmente, el suministro de antimonio, germanio -95% de la producción mundial-, galio -67%- y otros metales raros, a EEUU. Subrayen el dato).

Terminemos en el sector industrial. Según datos oficiales, "Los servicios representan el 72 % del PIB de la UE y la industria representa casi todo el resto del porcentaje". El "casi" de la frase es obsceno, pues insinúa que el 28% restante es sector industrial, y no es así. Según se indica en el "Informe anual sobre el mercado único y la competitividad de 2025" citado, "la construcción representa el 11 % del PIB de la UE". Restando 11 a 28 -y obviando otros rubros-, resulta que el sector industrial del eurogallinero representa un magro 17%. Muy poca chicha para asumir el rearme masivo atlantista valorado en 800.0000 millones de euros. ¿De dónde sacarán fábricas, ingenieros, técnicos y demás? ¿Otro cuento de hadas para una triste princesa, sin feliz caballero que la adore sin verla?

Esta cruda y engruda realidad explica las declaraciones del Inspector General de la Bundeswehr [fuerzas armadas de Alemania], Carsten Breuer, a principios de marzo de 2025, en entrevista al diario alemán Berliner Zeitung: "la Bundeswehr debe estar lista para la guerra y el combate lo antes posible, en 2029. Esto solo se puede lograr si se sigue confiando en la OTAN y se compran armas a EEUU, a pesar de las tensiones actuales con Washington. La industria de defensa europea por sí sola no será capaz de satisfacer la demanda tan rápidamente". Por supuesto que no es capaz. Representando apenas el 17% de PIB del eurogallinero no hay infraestructura material ni humana capaz de abordar el desafío del milmillonario rearme ni hoy, ni pasado mañana ni dentro de diez años.

Aquí terminamos el cuento. Porque puro cuento es hablar de 800.000 millones en rearme cuando se carece de casi todo, salvo de una rampante estupidez. Y si ocurriera, la ineptocracia que gobierna Bruselas entregaría Europa al dominio absoluto de EEUU, pues EEUU vende las armas, pero se guarda el control de su uso. Ya no se podría hablar de UE, ni siquiera de las nuevas 'banana republics'. Habría que llamarlas las 'chicken republics'. Con perdón de las gallinas. Ellas defienden sus huevos. Por aquí ni eso hay.

Sunday, 8 June 2025

Ocultar la verdad desperdicia tiempo y recursos porque a veces los externos diagnostican mal la causa o sobreestiman el alcance de los problemas, lo que requiere que usted invierta energía en corregir lo que no está roto.

  Traductor de Google - paiste y publicar las noticias "¡Guau!... ¡Qué tarea titánica!".

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El frío de la muerte en los contenedores:

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 Rusia está dispuesta a cumplir todos los acuerdos con Ucrania sobre canje de prisioneros y entrega de cadáveres

 la temperatura del corazón del monstruo político 

 por Oleg Yasinsky: Estoy frente a un pequeño pedacito de nuestra tragedia común. En estos contenedores refrigerados hay 1.200 o más cuerpos de militares ucranianos. Que murieron por una causa equivocada, engañados, envenenados por el odio, criminales de guerra y chicos que no querían luchar, que fueron movilizados a la fuerza. Jóvenes y no tan jóvenes. De todo tipo. Muchos de ellos pensaban que luchaban por Ucrania, pero luchaban por el régimen que la destruyó a ella y a ellos. Personas convertidas en nuestros enemigos. Todos ellos merecen que sus seres queridos puedan despedirse de ellos y ser enterrados de forma humana. Que tengamos la fuerza de no humillar nuestra victoria de mañana con odio a los muertos y de respetar el dolor ajeno.

Lo que se autodenomina como "Gobierno ucraniano", que llevó a la muerte a estas personas por cumplir sus órdenes, se niega a llevarse sus cuerpos.

  Más de 6.000 cadáveres de militares ucranianos han sido conservados por combatientes rusos para que sus seres queridos puedan enterrarlos. La mayoría son del grupo que invadió la provincia de Kursk. 

La guerra con Rusia ha sido convertida por el régimen de Kiev en un gigantesco poliedro de mentiras sobre casi todo. Este "todo" comenzó con los libritos oficiales sobre cómo "Ucrania no es Rusia" y que el respeto a la cultura rusa y a nuestra historia estaría garantizada en la joven democracia ucraniana. Luego vinieron las mentiras sobre el Holodomor, Lenin, Stalin, la URSS y todo el pasado de Ucrania, con la ley de "descomunización" que prohibió la exposición de los hechos. Luego vino la mentira sobre los objetivos del golpe del Maidán y mentiras triples sobre los habitantes rebeldes de Donbass. Luego vino la mentira principal sobre la guerra actual, cuyo escalofriante resultado está en estos contenedores, que "las Fuerzas Armadas de Ucrania protegen a Ucrania del agresor". Las Fuerzas Armadas de Ucrania protegen el régimen de carniceros de Kiev y a sus amos corporativos occidentales, quienes ya han privatizado, quitado y dividido todo lo valioso que quedaba del país. Los militares muertos de las Fuerzas Armadas de Ucrania dieron sus vidas por la destrucción de su propio pueblo a manos de sus peores enemigos. Ojalá el dolor al darme cuenta de esto le devuelva la razón a la gente enloquecida por la propaganda.

Y una mentira más de esta guerra y la respuesta al enigma sobre la negativa del régimen provisional de Kiev a recibir estos cuerpos: la promesa de 15 millones de grivnas de indemnización a las familias por cada muerto. Con un simple cálculo podemos ver que esta cantidad es un poco más de 360.000 dólares estadounidenses. Teniendo en cuenta la magnitud real de las pérdidas, el Estado ucraniano, adicto a los préstamos y las donaciones, no podrá cumplir ni una décima parte de esta cifra, incluso si de repente le dieran ganas de hacerlo. Para entender lo que esta cifra significa en la realidad ucraniana: según datos oficiales del Fondo de Pensiones de Ucrania, el salario medio mensual en el país es inferior a 450 dólares.

 El frío de la muerte en los contenedores: la temperatura del corazón del monstruo político

Al aprobar la ley sobre la indemnización de 15 millones de grivnas, las autoridades mintieron desde el principio para poner en marcha una picadora de carne de destrucción de su propia población. La promesa de vida eterna en el paraíso a todos los difuntos sería más honesta y factible que indemnizar a todas sus familias con esa suma. 

  La respuesta más aterradora de Rusia a los ataques contra su aviación estratégica y a las voladuras de sus vías férreas parece ser la devolución al régimen de Zelenski de los cuerpos de los militares ucranianos muertos, que crea para él un problema interno imposible de solucionar. 

 El frío de la muerte en estos contenedores es la temperatura del corazón del monstruo político que parió a esta guerra mucho antes del 24 de febrero de 2022, a millas de kilómetros de las fronteras de Ucrania.