Encuestas internas revelan racismo generalizado dentro de Naciones Unidas
Por Thalif Deen: Mientras continúa predicando enérgicamente las virtudes de la igualdad, defendiendo la igualdad de derechos para todos, sin distinción de raza, sexo, origen, lengua o creencias, la Organización de las Naciones Unidas subraya su condena al racismo y a toda expresión de discriminación racial en el mundo. Sin embargo, sondeos internos emborronan esa imagen.
¿Qué tan hipócrita es cuando el racismo asoma su feo rostro en su propio patio, particularmente en Ginebra que, irónicamente, es el hogar del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh)?
Algunas de esas preguntas fueron respondidas en una encuesta a más de 688 empleados de la ONU en Ginebra, que arrojó datos sorprendentes que reafirman el hecho, largamente sumido en la opacidad, de que «el racismo existe dentro de las Naciones Unidas».
La encuesta reveló que «más de uno de cada tres miembros del personal ha experimentado personalmente la discriminación racial y/o ha sido testigo de cómo otras personas sufren discriminación racial en el lugar de trabajo. Y dos tercios de los que experimentaron racismo lo hicieron por motivos de nacionalidad».
Una encuesta separada realizada por el Sindicato del Personal de la ONU en Nueva York fue igualmente reveladora.
Según sus hallazgos, 59% de los encuestados dijo que «no sienten que la ONU aborde de manera efectiva la justicia racial en el lugar de trabajo, mientras que cada segundo entrevistado señaló que no se sienten cómodos hablando sobre la discriminación racial en el trabajo».
Mientras tanto, la Secretaría General de la ONU en Nueva York reaccionó titubeante y sin gloria, con el abrupto retiro de su propia encuesta en línea sobre racismo, en la que pedía a los empleados que se identificaran como «negros, morenos, blancos, mestizos / multirraciales o cualquier otro».
Pero la más ofensiva de las categorías enumeradas en la encuesta fue «amarillos», una descripción racista occidental de larga data de los asiáticos, incluidos japoneses, chinos y coreanos.
Un mensaje, que no incluyó disculpas, se envió por correo electrónico a los empleados el 19 de agosto que se limitaba a decir: «La Encuesta de las Naciones Unidas sobre el Racismo se ha desconectado y será revisada y reeditada, teniendo en cuenta las preocupaciones legítimas expresadas por el personal».
Los resultados de la encuesta de Ginebra también revelan:
Entre los que experimentaron o presenciaron racismo, la mayoría del personal indicó que la discriminación racial afectaba las oportunidades de promoción profesional. Un número importante de funcionarios también indicó que la discriminación racial se manifestaba en forma de abuso verbal y exclusión de eventos laborales, como toma de decisiones, capacitaciones, misiones, asignaciones, etc.
Un gran número de personas que experimentaron o presenciaron discriminación racial, acoso o abuso de autoridad indicaron que no tomaron ninguna medida. La falta de confianza en los mecanismos a los que recurrir en la organización se citó como la razón más común. Muchos también declararon que temían represalias.
Los entrevistados creían que el racismo debía abordarse de diversas formas. Estos incluyen responsabilidad y tolerancia cero, capacitación y sensibilización, mayor transparencia en la contratación, mayor diversidad y un diálogo más abierto sobre el tema.
Prisca Chaoui, secretaria ejecutiva del Consejo de Coordinación del Personal de la Oficina de la ONU en Ginebra (ONUG), con 3500 miembros, dijo a IPS: «Creemos, como sindicato del personal, que ya es hora de que la organización luche seriamente contra el racismo generalizado y discriminación”.
“Esto significa una mayor responsabilidad y una política de tolerancia cero hacia cualquier acto racial», subrayó.
La dirigente sindical indicó que “nos complace ver que la administración de la ONU está dispuesta a abordar este problema y, como sindicato del personal, estamos listos para ayudar a proponer medidas serias que vayan más allá de las palabras vacías y conduzcan a un cambio real para que la ONU demuestra que es capaz de defender los principios que predica al mundo en general».
Pero pese a ese elemento alentador, destacó que «nos preocupa que muchos casos de racismo sigan sin denunciarse debido a la falta de confianza del personal en los mecanismos de recurso existentes y al temor a represalias».
«Las conclusiones de la encuesta confirman que el racismo existe dentro de las Naciones Unidas, como ya declaró el secretario general António Guterres. También muestran que los supervisores y los administradores superiores tienen un papel importante que desempeñar, al igual que todo el personal, para abordar este problema», añadió Chaoui.
La responsable gremial aseguró que los resultados de la encuesta «orientarán nuestras interacciones con la dirección en el lugar de destino y mundialmente. También se utilizarán para ayudar al Consejo a proponer a la alta dirección de la ONUG una estrategia para luchar contra el racismo en el lugar de trabajo».
Patricia Nemeth, presidenta del Sindicato del Personal de las Naciones Unidas, indicó que ese gremio realizó su propia encuesta entre los 6500 afiliados en la sede en Nueva York y los 20 000 del personal local en las operaciones de mantenimiento de la paz en todo el mundo. El sondeo tuvo como título “Encuesta para tomar el pulso sobre la justicia racial”.
Explicó que el asesinato del afroamericano George Floyd el 25 de mayo en Estados Unidos, que se sumaron a otros casos de violencia racial en diferentes partes del mundo, «reabrieron las heridas de la injusticia racial que afligen al país anfitrión y el mundo en su conjunto».
La ONU, señaló, tiene un marco normativo para abordar la discriminación racial dentro de la organización, pero aún queda mucho trabajo por hacer, como reconoció Guterres el 4 de junio, en una carta al personal sobre el tema.
«Con este espíritu, el Sindicato del Personal se compromete a servir como plataforma para el progreso hacia una mayor inclusión, diversidad, dignidad y justicia social tanto dentro como fuera de la ONU», declaró Nemeth, quien también es vicepresidenta de Condiciones de Servicio de la Coordinadora Comité de Asociaciones y Sindicatos Internacionales del Personal (CCISUA, en inglés).
La encuesta en Nueva York, explicó, tenía como objeto el proporcionar al Sindicato del Personal una mejor comprensión de la situación actual con respecto a la injusticia racial dentro de la Secretaría General de las Naciones Unidas y ayudará a determinar «cómo nosotros, como personal, podemos contribuir a realizar mejoras y también contribuir a debates sobre políticas más amplios» .
La encuesta combinó preguntas sobre la discriminación racial en el lugar de trabajo en todas sus formas. Entre ellas, afirmó Nemeth, destacaron «preguntas sobre su propia experiencia con la discriminación racial; y preguntas específicas sobre la discriminación contra los afrodescendientes, que es un foco de preocupación clave en nuestro lugar de destino en este momento».
Las respuestas recibidas incluyeron:
El 44% de los encuestados señaló que no existe una diversidad racial adecuada dentro de su departamento y 46% señaló que sienten que el personal afrodescendiente no está representado adecuadamente dentro de su departamento.
El 43% de los encuestados señaló que ha experimentado acoso o intimidación en el lugar de trabajo como resultado de su raza.
Los miembros del personal han experimentado actos de discriminación racial en el lugar de trabajo, principalmente en el tono y el lenguaje que se les ha tratado, en los procesos de selección y promoción y en reconocimiento de su autoridad y grado. Cuando se trata de presenciar conductas racistas hacia otros, el orden sigue siendo el mismo, pero en un porcentaje más alto.
El personal de Nueva York agradecería que la Organización garantizara la diversidad en los puestos con autoridad; establecer un canal anónimo para denunciar la discriminación racial; y garantizar la diversidad racial en las oficinas ejecutivas y de recursos humanos y las oficinas que se enfrentan al personal en el sistema de justicia formal e informal, para que los miembros del personal se sientan seguros al compartir sus preocupaciones y confiados en que serán comprendidos y tomados en serio.
Los encuestados creían que el racismo debía abordarse de diversas formas. Estos incluyen capacitación y sensibilización, mayor transparencia en la contratación, necesidad de acción en lugar de palabras, creación de espacios de trabajo seguros e inclusivos, comprensión del racismo estructural y sistémico.
Nemeth subrayó a IPS que los resultados de la encuesta permitirán al grupo de coordinación del sindicato del personal sobre justicia racial planificar acciones posteriores adaptadas a las necesidades específicas de la comunidad de personal de la ONU en Nueva York.
“Ya hemos iniciado una serie de charlas de expertos que tienen como objetivo proporcionar un contexto histórico sobre la escala y la gravedad de la trata transatlántica de esclavos, el significado y la persistencia del racismo sistémico, pero también la destacada riqueza y contribución cultural de la diáspora africana en el mundo», detalló.
A pesar de las dificultades inherentes causadas por el distanciamiento social, dijo, «continuaremos encontrando formas creativas de alentar a los colegas a tener conversaciones difíciles que nos permitan superar el desafío del racismo en el lugar de trabajo».
Mientras tanto, en su carta al personal de la ONU de junio, Guterres aseguró que «la posición de las Naciones Unidas sobre el racismo es muy clara: este flagelo viola la Carta de las Naciones Unidas y degrada nuestros valores fundamentales.
“La encuesta ha demostrado que existe un problema, y no solo por el color de la piel sino principalmente por la nacionalidad, que para una organización llamada Naciones Unidas es preocupante «, aseguró a IPS Ian Richards, expresidente del Comité Coordinador de Asociaciones y Sindicatos Internacionales del Personal y economista de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad), con sede en Ginebra.
Por lo tanto, para solucionar este problema, a su juicio la administración debe reconocer que cada país, cultura y lugar de destino experimenta el racismo en diferentes formas, ya sea vinculado a la esclavitud, el colonialismo, la inmigración, las rivalidades nacionales o los conflictos. Y cada uno de ellos necesita su propio tratamiento.
«Esperamos trabajar con el secretario general para resolver este problema», afirmó Richards.
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