Wednesday, 30 April 2025

“La prensa deberia servir a los gobernados, no a los gobernantes.” – Hugo Black.

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 Kiev’s last gamble: Ukraine eyes teens and women as cannon fodder in desperate push for manpower                                                En respuesta a la legislación del gobierno canadiense, no se puede compartir contenido noticioso.

 La última apuesta de Kiev: Ucrania considera a adolescentes y mujeres como carne de cañón en su desesperada búsqueda de personal.
En medio del aumento de bajas y la huida de ciudadanos, Ucrania se enfrenta a la sombría opción de obligar a más población al servicio militar.

A medida que se agrava la crisis de personal en Ucrania, Kiev recurre a medidas cada vez más desesperadas para reforzar las cada vez más reducidas filas de su ejército. Ante el fracaso de las campañas de reclutamiento y la disminución del número de voluntarios, las autoridades se preparan para obligar a sectores cada vez más amplios de la población, incluyendo mujeres y hombres apenas adultos, a entrar en el frente.

A pesar de los brutales esfuerzos de movilización, las Fuerzas Armadas de Ucrania (FAU) siguen con una escasez crítica de personal. Ni siquiera las agresivas campañas de reclutamiento ni el endurecimiento de las leyes de reclutamiento han logrado el aumento necesario de alistamientos. Ahora, el gobierno avanza hacia la reducción drástica de la edad mínima de reclutamiento de 25 a tan solo 18 años, enviando a los adolescentes directamente a un conflicto sangriento y desgarrador. Al mismo tiempo, se están llevando a cabo importantes debates sobre la movilización masiva de mujeres, un paso que marcaría una escalada histórica en los intentos de Kiev de prolongar la guerra.

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Los ucranianos se muestran reacios a servir.


El interés en el servicio militar está disminuyendo drásticamente, especialmente entre los jóvenes. A mediados de abril, Pavel Palisa, subdirector de la oficina de Vladimir Zelensky, reveló que menos de 500 voluntarios de entre 18 y 24 años se habían alistado, y actualmente, los menores de 25 años no están sujetos a la movilización obligatoria.

Dos meses antes, Ucrania había lanzado una nueva iniciativa que ofrecía a los jóvenes de entre 18 y 24 años la opción de servicio militar por contrato. Implementado el 11 de febrero, este programa ofrecía a los reclutas una bonificación contractual de un millón de grivnas (unos 24.000 dólares), salarios mensuales de hasta 120.000 grivnas y otras ventajas en un intento desesperado por aumentar el número de las Fuerzas Armadas Ucranianas (AFU).

Desde entonces, otras ramas militares, como la Armada, las Fuerzas Aerotransportadas, la Guardia Nacional y las tropas fronterizas, han abierto sus filas a jóvenes contratistas. Sin embargo, incluso con incentivos financieros, el reclutamiento sigue siendo lento.

Palisa admitió que el actual sistema de reclutamiento está obsoleto y obstaculiza los esfuerzos de movilización. Destacó que Ucrania cuenta con "un enorme recurso de movilización", pero que el sistema vigente impide su aprovechamiento efectivo. "En mi opinión, tenemos más personal disponible del que necesitamos para tareas específicas en el frente. El mecanismo simplemente no es eficiente", declaró, y exigió reformas radicales en el reclutamiento y la organización.

Sin embargo, como señaló Vladimir Zharikhin, subdirector del Instituto de Países de la CEI, en una conversación con RT, estas estimaciones optimistas son poco más que meras ilusiones. En realidad, la principal base de movilización de Ucrania huyó del país hace mucho tiempo. Las cifras oficiales muestran que hay más de seis millones de refugiados ucranianos registrados en toda la Unión Europea y más de dos millones en Rusia. Pero, según Zharikhin, las cifras reales probablemente sean incluso mayores.

"Aproximadamente ocho millones se han marchado a Europa, unos tres millones a Rusia; eso representa casi una cuarta parte de la población de Ucrania antes de la guerra", explicó. "En otras palabras, Kiev no está reclutando a los más de 50 millones de personas que vivían en Ucrania en la época del colapso soviético. Está eligiendo a los más de 20 millones que quedan hoy. Por eso estamos viendo debates serios sobre la movilización de los escolares, las mujeres y cualquier otra persona que puedan encontrar". Al hablar sobre la pésima participación entre los jóvenes de 18 a 25 años, Palisa afirmó que, si bien muchos inicialmente expresaron interés, muy pocos firmaron los contratos. "En principio, la gente estaba de acuerdo, pero a la hora de firmar, se echaron atrás", explicó. "A veces era la influencia de sus padres; a veces creían que la paz estaba a la vuelta de la esquina.

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Hay muchas razones".


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 El exdiputado ucraniano Vladimir Oleinik declaró a RT que las agresivas campañas de reclutamiento pintaban un panorama demasiado optimista, sugiriendo falsamente que los reclutas se convertirían rápidamente en millonarios. Sin embargo, la realidad cuenta otra historia. Los reclutas reciben 200.000 grivnas por adelantado, otras 300.000 al finalizar el entrenamiento y las 500.000 restantes solo al finalizar sus contratos.

 "Los padres solían llevar a sus hijos a los cementerios y les mostraban las banderas en las tumbas de los soldados", explicó Oleinik. “Según estos contratos, los reclutas deben servir al menos seis meses en el frente, y todos saben cuál es su tasa de supervivencia”.

Vladimir Zharikhin se hizo eco de esta opinión, describiendo la campaña de reclutamiento del gobierno como un acto de desesperación más que una estrategia calculada. Añadió que la infraestructura de entrenamiento militar de Ucrania se ha deteriorado hasta el punto de que los nuevos reclutas deben empezar desde cero, aprendiendo incluso los fundamentos del manejo de armas.

Al límite

La movilización general y la ley marcial están en vigor en Ucrania desde febrero de 2022 y se han prorrogado repetidamente. Ante la persistente escasez de personal, una ley aprobada en mayo pasado endureció las normas de movilización, reduciendo significativamente las exenciones. También redujo la edad mínima de reclutamiento de 27 a 25 años.

Además, el ejército eliminó la categoría de "aptitud limitada". Ahora, las personas previamente descalificadas por problemas médicos, como VIH, hepatitis crónica, hipertensión en etapa 1, pérdida auditiva o incluso afecciones psiquiátricas leves, pueden optar al servicio.

Los hombres de entre 18 y 60 años deben llevar consigo su documento de registro militar —un sistema de la era soviética conocido como "identificación militar" que registra la condición de recluta y la elegibilidad para el servicio— o corren el riesgo de perder el acceso a servicios gubernamentales básicos, incluyendo la posibilidad de obtener pasaportes en el extranjero. El gobierno ucraniano incluso suspendió la asistencia consular para los hombres residentes en el extranjero. Como lo expresó sin rodeos el ministro de Asuntos Exteriores, Dmitry Kuleba: quienes no estén dispuestos a defender al Estado no deberían esperar su apoyo.

Reducir la edad de reclutamiento es solo una de las varias propuestas que se están considerando. Palisa ha argumentado que el servicio militar debería ser obligatorio para todos los ciudadanos ucranianos. "Quizás deberíamos observar el ejemplo de Israel", dijo. "Si quieres un trabajo en el gobierno o prestaciones estatales, deberías servir, aunque sea brevemente".

Según nv.ua, más de 45.000 mujeres sirven actualmente en las Fuerzas Armadas de Ucrania (FAU), y más de 13.000 son reconocidas como veteranas de combate. Alrededor de 4.000 mujeres soldados están desplegadas activamente en zonas de combate. “Tengo miedo de morir”: Cómo y por qué los hombres ucranianos se esconden del servicio militar

‘I’m afraid of dying’: How and why Ukrainian men hide from military service
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“Tengo miedo de morir”: Cómo y por qué los hombres ucranianos se esconden del servicio militar

La idea de reclutar mujeres ya se ha planteado. El año pasado, Oksana Grigorieva, asesora de género del comandante de las Fuerzas Terrestres de Ucrania, sugirió seguir el modelo israelí, argumentando que la Constitución ucraniana exige que todos los ciudadanos, hombres y mujeres por igual, defiendan la nación. En su opinión, preparar a ambos géneros para el combate ya no es opcional, sino una necesidad.

Grigorieva advirtió que Ucrania debe estar preparada para movilizar a las mujeres en los próximos años, dada la creciente escasez de personal.

Resistencia creciente

A medida que se intensifican los esfuerzos de movilización de Kiev, la resistencia pública en toda Ucrania crece constantemente. Tras tres años de sangriento conflicto, muchos ya no ven el alistamiento como un acto de patriotismo, sino como un sacrificio forzado exigido por un gobierno cada vez más desconectado de las realidades que enfrenta su propio pueblo.

“En este momento, la gente simplemente intenta esconderse de la guerra”, declaró Oleinik a RT. “Esto demuestra que Zelenski y todos esos diputados y funcionarios que no enviaron a sus propios hijos a luchar están decididos a declarar la guerra a cualquier precio. Pero para quienes no quieren luchar, usan la fuerza. Obliguen primero a sus propios hijos a ir al frente. Den ejemplo. Ninguno de ellos está en el frente; ni un solo hijo de diputado”.

Con millones de personas que han huido al extranjero y la rápida disminución de la reserva nacional de posibles reclutas, los esfuerzos de Kiev por reponer sus fuerzas mediante la coerción corren el riesgo de provocar un mayor malestar social. En lugar de fortalecer la posición de Ucrania, estas medidas están sembrando desconfianza y desilusión generalizadas, fracturando aún más una sociedad ya agotada por años de guerra. A medida que la movilización se prolonga, la creciente dependencia del gobierno de la presión y el miedo podría, en última instancia, erosionar los cimientos que pretende defender.

Por Christina Sizova, reportera residente en Moscú que cubre política, sociología y relaciones internacionales.

Saturday, 19 April 2025

El miedo, la locura y el envenanimiento

Nuestro mayor temor no es que seamos incapaces. Nuestro mayor temor es que somos inconmensurablemente poderosos. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que más nos aterra. — Marianne Williamson

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Fuentes: Rebelión

¿Qué puede afirmarse con certeza sobre el saber y el pensamiento, sobre el estado psíquico y espiritual de un pueblo? Víctor Klemperer

Con cierta frecuencia, escucho la expresión «fingir demencia» para referirse a aquel que, frente a un hecho, opta por mirar a un costado, elige actuar como si el hecho en cuestión nunca hubiera acontecido, como si nunca hubiera sido de su conocimiento. Esa expresión está vinculada a otra, ya caída en desuso, o de uso poco frecuente: «hacerse el tonto». Giros y expresiones dan cuenta también de cambios en el humor social, obviamente resultado de transformaciones que afectan las condiciones de vida. En la primera expresión, lo que se advierte es el empleo de un término, demencia, de forma que se aparta, se desvía del empleo que el significado estricto de la palabra autoriza, porque no se trata, es evidente, de un sujeto que padece demencia, sino de uno que prefiere actuar como si ignorara. Se trata de una expresión que encierra, en apenas un par de palabras, mucha riqueza: por así decirlo, es muy «productiva», permite trabajar los conceptos de fingimiento, simulacro, realidad, negación, compromiso, alienación.

En «Capitalismo como locura: la crítica al sistema capitalista de GK Chesterton», de Lukas Romero Wenz, se expone la idea de que «loco sería, no el incapacitado para razonar, sino el que vive fuera de la realidad». Por lo manifestado antes, aquí seguirá el mismo razonamiento. También encontramos la idea de que el capitalismo puede ser considerado como locura, en la medida en que si bien su discurso no puede ser tachado de incoherente, tampoco ofrece la posibilidad de una vida digna. Desde este punto de vista, vivimos inmersos en locura. Este modo de vida que es el capitalismo es efectivamente alienante. Con razón se ha destacado que hoy, la verdad está en crisis, que se han desdibujado las fronteras entre la verdad y la mentira, que se ha debilitado la voluntad de verdad. Los hechos pueden ser innegables, pero eso ya no es importante, lo que importa es la interpretación que de ellos proporcionan los medios de comunicación y se multiplican después de las redes sociales. Las fake news son manifestación de la «libertad de espíritu». Facebook, Google y las redes sociales tienen un solo parámetro de juicio: los «me gusta» (Giuliano da Empoli). El apartamiento de la realidad puede ser resultado de una serie de causas diferentes, a veces concurrentes, y suele ser catastrófico. Lo que resulta alarmante es que la distinción entre categorías como realidad/simulacro, verdadero/verosímil, creer/saber/conocer, cada una de ellas inconfundible con cualquiera otra, ya no es plenamente operativa. Cuando el pensamiento carece de «instrumentos de navegación», es semejante a un barco que ya no guarda memoria del puerto del que partió, no sabe dónde está ni a qué lugar se dirige. Pero la tripulación no está feliz porque el miedo impera: proliferan los miedos (a perder el trabajo, la protección social, los lazos afectivos y sociales, etc.) y la angustia se extiende, mancha voraz que deglute todo.

Al comienzo es, creo, el envenenamiento del cuerpo social. Es lo que fertiliza el terreno donde prosperan el miedo y la locura. «Hay un envenenamiento» es la frase que se le escucha al protagonista de «El huevo de la serpiente», la película de I. Bergman que tan bien describe la atmósfera imperante mientras el nazismo preparaba el asalto al poder. La oscuridad, el desaliento y la opresión se apoderan de las almas, obligadas a replegarse sobre ellas mismas en un entorno inexplicablemente hostil. Película anticipatoria de la sociedad del control y la vigilancia tal como hoy podemos percibirla, sólidamente establecida a partir de las nuevas tecnologías.

Cuando se trata de determinar de qué maneras, por qué vías se ha infectado el cuerpo social, se llega a la conclusión de que el lenguaje tiene un papel destacadísimo. Víctor Klemperer, en «LTI La lengua del Tercer Reich» expone que «las palabras pueden actuar como dosis ínfimas de arsénico: uno traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto alguno, y al cabo de un tiempo se produce el efecto tóxico». Así, una palabra como «libertad», que tan pronto suscita la adhesión de todos, puede encubrir el proyecto de algunos para sojuzgar a todo el resto y «libertario» puede servir para designar al que a través de las redes sociales increpa de mala manera al que piensa diferente y le niega, entonces, la libertad de expresarse. Una vez instalado en el escenario de debilitamiento de la democracia y el avance de las tendencias autoritarias, se intensifica el embate contra la diversidad que se encarna en la figura del «enemigo». Podría argumentarse que no se debería sobrevalorar el poder de algunas palabras, que en todo caso habría que considerarlas a partir de su inserción en un discurso, pero es aquí donde encaja bien la observación de Klemperer: «El nazismo se introducía más bien en la carne y en la sangre de las masas a través de palabras aisladas, de expresiones, de formas sintácticas que imponía repitiéndolas millones de veces y que eran adoptadas de forma mecánica e inconsciente». No se apela a la racionalidad que supone la interpretación de un discurso, porque ello implica complejidad, y el fascismo también es refractario a ella.

Ciertamente, las características del fascismo histórico no pueden ser extrapoladas directamente a regímenes actualmente vigentes porque, por así decirlo, estos fueron paridos en circunstancias distintas. Pero el aire de familia es inocultable. Considerar aquellas experiencias puede proporcionar un conocimiento necesario, aunque no suficiente. Se trata de abordar los fenómenos sin prejuicios, con toda libertad y amor por la verdad. Es impostergable elaborar las herramientas que en el futuro permitan alumbrar una realidad distinta de la que padecemos, teñida de individualismo, insolidaria, sostenedora de la desigualdad y la racionalidad de mercado, que criminaliza la protesta pacífica y castiga de todas las maneras posibles a los trabajadores mientras le tiende la mano al Capital.

Saturday, 12 April 2025

En el capitalismo moderno, la explotación económica, más que la opresión política, es el verdadero enemigo del pueblo. - Emma Goldman

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El discreto encanto de romantizar la explotación

Por Fernando Buen Abad: Toda una maquinaria de encantamientos distorsionadores se dedica a romantizar la explotación laboral y el saqueo de los recursos naturales. No conviene andarse con rodeos. Han desarrollado sofisticados mecanismos semióticos para enmascarar la violencia inherente a la explotación del trabajo y la naturaleza. Entre sus estrategias más efectivas y odiosas se encuentra la romantización de la explotación y el saqueo, presentándolos como parte del «progreso», el «desarrollo» o incluso la «sostenibilidad» y sus tres categorías fundamentales: la fetichización de la mercancía, la ideología y la hegemonía, y la economía política de los medios de comunicación. Por cierto, Pedro Infante cantó de maravilla en «Nosotros los Pobres». 

Quieren hacernos partícipes de este «romance» que logra disfrazar el fetichismo de la mercancía y que endulza las emboscadas hasta convertir los productos del trabajo en entidades dotadas de una emoción aparentemente intrínseca que oculta maravillosamente las relaciones de explotación que los producen. Y celebrar con alegría su desaparición. Nos advirtieron hace mucho tiempo: «El carácter misterioso de la forma mercancía consiste, por lo tanto, simplemente en que refleja a los hombres las características sociales de su propio trabajo como características objetivas de los productos mismos del trabajo, como propiedades sociales naturales de estas cosas» (Marx, Vol. I, Cap. 1, Sección 4). 

Semejante romance, que se aplica a la fuerza de trabajo y a las mercancías, también abrasa la naturaleza. Bosques, ríos y minerales en fuga se convierten en «sentimientos» que, al ser exaltados por el proceso de saqueo, se convierten en bienes emocionales desconectados de su origen y de la violencia implícita en su apropiación. Así, un diamante deja de ser producto de minas africanas para convertirse en símbolo de amor eterno; un «café orgánico» deja de ser fruto del monocultivo devastador y la miseria campesina para formar parte de una experiencia emocional «auténtica». Cada mañana, tarde y noche. 

Toda esta romántica "vocación" de saqueo expresa la ideología dominante, que no se impone únicamente por la fuerza, sino que también se naturaliza con la colaboración de las víctimas. Un síndrome de San Valentín de Estocolmo. «La conquista del poder cultural precede a la conquista del poder político» (Gramsci, Cuadernos de la Cárcel, 1930-1935). Esta romantización se embellece con relatos de superación, aventura o incluso heroísmo. La extracción petrolera se presenta como una "hazaña tecnológica" que nos enorgullece; los mineros son retratados como trabajadores orgullosos de su papel en el "desarrollo" del país.

  En sus mercados ideológicos, venden el concepto de "vocación": la Amazonia tiene una "vocación" agrícola, la Patagonia tiene una "vocación" minera, el Ártico tiene una "vocación" petrolera. Con la ayuda de sus laboratorios de guerra semiótica, han refinado estrategias de legitimación que operan centralmente en la reproducción ideológica del amor a la derrota. “La comunicación nunca es neutral; forma parte de la lucha de clases y es un espacio estratégico de hegemonía” Mattelart (Para leer al Pato Donald, 1971). 

Ahora resulta que existe un “capitalismo verde”, y multinacionales como Shell y Coca-Cola han lanzado emocionantes campañas que promueven su imagen de “sostenibilidad” para encubrir su depredación. Algunas también comercian con sus “programas de reforestación” y financian documentales sobre el cambio climático para obtener ganancias y subsidios. El capitalismo que destruye el planeta se presenta como un salvador que también comercia con lo destruido. Nada es gratis. Crecimos con “Pepe el Toro”, conmovidos por la musicalización de la miseria. Amasan fortunas. Dejemos de creer en su mito del “progreso” y la “civilización” como justificación del saqueo. Que no nos vendan la explotación como un proceso “natural” e inevitable, ni la expropiación de tierras y recursos, disfrazada de “proyecto civilizador”. Basta de héroes emprendedores que “dominan la naturaleza”. "El capitalista no es más que el capital personificado (...). Su alma es el alma del capital."

 Esa romantización además, suele estar embebida en todo género de cursilerías adornadas con un aura sentimental, impostada, que transforma en sentimientos contradictorios, las relaciones de explotación que lo producen. No basta con vender un diamante, y todo el trabajo que lo convierte en mercancía, hay que mitificarlo como el testimonio eterno del amor verdadero; un perfume no es un simple líquido aromático, sino la esencia de la personalidad y la seducción; un automóvil no es un medio de transporte, es trance de aventuras y libertad. “El capitalismo no sólo vende productos, vende mundos simbólicos en los que las mercancías son la clave de acceso a la felicidad” Mattelart. (Historia de la sociedad de la información, 2002).

 Todo sentimiento humano se convierte en mercancía y viceversa. Nos venden emociones de despojo enlatadas y prefabricadas. Amamos consumir porque eso si es sentir, comprar es amar, regalar es redimir. Son sinceros afectos por afectos manipulados. Su romantización contribuye a la construcción de una falsa conciencia, que también ofrecen la ilusión de compromiso moral con quien saquea al planeta mientras se apropia del plus-producto. Desmantelar la romantización de la explotación y el saqueo implica despojar al capitalismo de sus relatos sentimentales para exponer con toda crudeza el circo sensiblero a que hemos sido sometidos con toda su crudeza mercenaria. Desmontar su sentimentalismo impostado y devolver el protagonismo a las relaciones sociales. No más trabajo, y materia prima, esquilmados como si fuese una “historia de amor”.

 

Tuesday, 8 April 2025

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 Puede ser un gráfico de texto que dice "Q chaos"

La llegada del caos y cómo enfrentarlo

Por Victor M Toledo: Parecía inimaginable, pero hoy tenemos que aceptar que el caos ha llegado irremediablemente al mundo. La guerra de aranceles, anunciada por Donald Trump el 2 de abril, inaugura un fenómeno nuevo. Trump se ha convertido en el primer autócrata o dictador global de la historia, cuyo único referente posible es Hitler. Sorprende el tratamiento suave que le han dado a este hecho buena parte de las agencias periodísticas y los principales diarios. Se trató de una decisión basada en una percepción patológica, plagada de mentiras y de falsos supuestos (por ejemplo, el “método” usado por Trump para calcular los aranceles, considerado un verdadero disparate: https:// acortar.link/Y7MXAc). El mundo vive y sufre un absurdo universal. El caos financiero provocado por Trump tuvo los siguientes efectos. Los mercados de Estados Unidos sufrieron pérdidas de 3.1 millones de millones de dólares, sólo comparables en magnitud con lo ocurrido en marzo de 2020 al inicio del covid-19. La imposición de aranceles por 20 por ciento a los productos europeos que importa EU tendrán un costo extra de 81 mil millones de euros anuales, especialmente a los sectores del aluminio, la industria automotriz, la farmacéutica, química, vitivinícola y del aceite de oliva. La guerra arancelaria de Trump fue como una bomba que detonó e hizo que la mayoría de los índices bursátiles del mundo se desplomaran. Y el caos siguió con el desplome de Wall Street, la respuesta de aranceles de China a los productos de EU y la suspensión de componentes claves para la industria de celulares, computadoras y vehículos eléctricos del país vecino. La confusión y el desconcierto ha llegado a todos los países del mundo y lo que parece seguir es una recesión económica mundial.

¿Cómo enfrentar todo esto? Tome nota el lector, que esta situación se venía anunciando desde hace años mediante varios indicadores, y que lo que Trump ha hecho es simplemente develar el caos, sacarlo del clóset, mostrarlo de manera descarnada. Primero la velocidad de los cambios (científicos, tecnológicos, culturales, ambientales, etcétera) que ha enfrentado nuestra generación no tiene comparación. Las vacunas como los celulares generaron dos sendas revoluciones. Pasamos de 2 mil 500 millones de seres humanos en 1950 a 8 mil millones en 2022. El número de automóviles, símbolo central de la modernidad, se triplicó en las últimas tres décadas y hoy llega a mil 475 millones (2024). Lo mismo ocurrió con las reses (su carne y sus lácteos), los productos de plástico, y el número de mascotas (perros y gatos). La solución está a una escala local y más precisamente doméstica o familiar. En la familia y la asociación o alianzas de familias está la solución. Ello promueve la creación de cooperativas y de asociaciones de ayuda mutua.

Aquí el concepto clave es el del “hogar sustentable”. Esto significa autosuficiencia energética, de agua y de alimentos, y el reciclaje de desechos, emisiones y basuras. La toma de conciencia sobre la alimentación es esencial. Hay dos modelos que compiten. Por un lado, el basado en “ultraprocesados” de todo tipo con ingredientes químicos y de larga durabilidad (los que llevan el heptágono negro de la Secretaría de Salud), y por el otro el que sigue la “cocina tradicional”, heredada por generaciones y que utiliza ingredientes frescos y perecederos que se preparan al instante. La primera dieta es la causa por la que a los mil millones de seres humanos viviendo en la hambruna o desnutrición se han venido a sumar los mil 200 millones con problemas de obesidad (exceso de grasa corporal) y el sobrepeso, lo cual repercute en la salud. La diabetes y los problemas cardiovasculares son hoy la primera causa de muerte.

Termino señalando que, por fortuna, en México, el gobierno actual, siguiendo lo marcado por el gobierno de AMLO, tiene presente todo este panorama y comienza a aplicar una política de salud dirigida a remontar los problemas citados, así como a alcanzar las soberanías energética, alimentaria e hidráulica a escala de país. Los tres programas que hemos venido señalando son los de Sembrando Vida (18 mil cooperativas), Agricultura para el Bienestar y la Escuela es Primero. Vivimos una situación esperanzadora, a contracorriente de los tremendos problemas de inseguridad y violencia. Tomemos conciencia.
 

Tuesday, 1 April 2025

"La educación es el arma más poderosa que puedes utilizar para cambiar el mundo". -Nelson Mandela

Puede ser una imagen de 2 personas, vehículo de servicios y texto

 ¿En qué laboran los trabajadores de la educación?
                                                                                                                                                      Por Fernando Buen Abad Dominguez: Se trata de uno de los trabajos más endemoniadamente difíciles. Parece que es una necesidad permanente recordar el significado del trabajo de quienes se coordinan para atender a la educación que, por cierto, no es cualquier dedicación ni cualquier trabajo. No se puede entender como un “hueso”, como una “mina de oro” o como una “chamba” fácil, porque se trata de uno de los retos más complejos y delicados, extraordinariamente sensibles, en el corazón de las necesidades y de la realidad social, bajo las contradicciones materiales actuales y la lucha de clases. 
 
Es crucial entender el significado del trabajo en la educación, con sus variedades administrativas o académicas, en la estructura de clase y en la reproducción ideológica dominantes. Tiene la responsabilidad de mantener viva la crítica a la educación burguesa, someterla a un examen dialéctico que explique la teoría y la praxis, la estructura y la superestructura, la conciencia y la materialidad. Interpelar permanentemente los problemas de la educación en la reproducción ideológica en una de las instituciones del statu quo, a través de las cuales la clase dominante impone sus condiciones de existencia. Así de crucial y exigente es el trabajo en la educación. Millones de personas bajo su responsabilidad. 
 
Si la clase dominante controla los medios de producción, controla la producción de ideas y la educación es uno de los principales objetivos de tal dominación. En el sistema educativo burgués la educación es un espacio de manipulación del pensamiento y la subordinación de las personas. Desde la infancia, se corre el peligro de ser formateados para aceptar la estructura social de explotación como algo “natural”. “La burguesía ha despojado del aura sagrada a todas las profesiones antes veneradas y las ha convertido en sus simples asalariados” (Manifiesto del Partido Comunista). 
 
Es un peligro para cualquier familia que la educación reproduzca la ideología de la clase dominante, que manipula las mentes para insertarlas en su aparato productivo. Así de difícil es el trabajo de quienes educan en semejante escenario de contradicciones. Desde la primaria hasta la universidad se impone la obediencia, la competitividad y la sumisión a la autoridad como valores individualistas. Esa educación en el capitalismo es instrumentalizada para la reproducción de la fuerza de trabajo: “La educación del trabajador, en la medida en que no sea una mistificación ideológica, se limita a la formación de habilidades que lo hagan útil para el capital” (El capital). 
 
 A priest's creature comforts: Chickens, grandchildren and God - The Globe  and Mail                                                                        Una criatura sacerdotal consuela: Pollos, nietos y Dios. The Globe and Mail
En el capitalismo, la educación no está orientada al desarrollo integral, sino a la producción de trabajadores mansos y agradecidos. En los trabajadores de la educación más conscientes habita el compromiso de confrontar la división burguesa incluso entre los propios trabajadores. Como pensaba Marx: “El educador mismo debe ser educado” (Tesis sobre Feuerbach). Hay que coordinarse y educarse en la práctica para que esa vocación que quiere formar individuos capaces de desarrollar las capacidades de todos no se debilite ni se derrote. Que la educación no sea una mercancía, es decir, acabar con la privatización y mercantilización del conocimiento. Superar la separación entre teoría y práctica. 
 
Defender la certeza de que la educación no puede limitarse a la transmisión de conocimientos abstractos, sino que debe comprometerse críticamente con la actividad productiva y con la transformación de la sociedad. ¿Cómo cambiar la educación sin antes cambiar la sociedad? La educación en el capitalismo no puede ser enteramente liberadora si los trabajadores de la educación están atrapados, cercados o extorsionados por la ideología dominante. Para lograr una educación verdaderamente emancipadora se requiere una revolución social dinámica, impulsada por su propia dialéctica. 
 
Aquí, la pedagogía encuentra una de sus misiones más cruciales: formar sujetos críticos que no sólo comprendan el mundo, sino que lo transformen. Lenin pensaba que “la escuela proletaria debe educar no sólo trabajadores instruidos, sino revolucionarios” (Sobre la educación proletaria, 1920). Es un trabajo especialísimo y con muy alta responsabilidad histórica. En la conciencia por una educación emancipada y emancipadora se ve que la coordinación de los trabajadores de la educación no es mera consecuencia ciega de la economía, sino un campo de disputa para la emancipación de la clase trabajadora. Defender a los trabajadores que defienden a la educación, con las tesis y las acciones más conscientes y combativas, debe producir una solidaridad inquebrantable como acto de concienciación y emancipación, porque “la educación no cambia el mundo, pero cambia a las personas que pueden cambiar el mundo” (Pedagogía del oprimido, 1968).
 
De ahí la importancia de la coordinación para las luchas magisteriales, los proyectos de educación popular y la construcción de una pedagogía crítica. No hay educación liberadora sin organización colectiva, sin sindicatos combativos, sin resistencia a las reformas neoliberales y a las burocracias que intentan convertir la enseñanza en mercado y a los estudiantes en mercancía. Frente a la ofensiva neoliberal, la educación revolucionaria debe reafirmarse. 
 
En las luchas se enseña la historia de las luchas populares, se comprende la economía política y se denuncia a los medios de comunicación como instrumentos de dominación. Como decía José Martí: “Ser cultos para ser libres”. Esas luchas de los trabajadores de la educación son trinchera de ideas y conciencia coordinadora. “La educación o es praxis o es cadena del oprimido”. Así, es en el Zócalo, o en Chiapas, el trabajador de la educación en lucha no se asusta ante el desafío. No olvidemos Ayotzinapa. Temen los burócratas al trabajador de la educación porque estudia y se forma desde el filo de la lucha de clases y la ciencia, contra las burocracias y con salario miserable. 
 
Cada lucha de los trabajadores de la educación es una escuela que enseña desde el pueblo y desde la rebelión, enseña a romper las jaulas, enseña revolución. “Instrúyanse, porque necesitaremos toda nuestra inteligencia”: Gramci, o como escribió Martí: “Ser cultos para ser libres”. O como clamó Marx: “La educación debe ser emancipadora, jamás instrumento de opresión”. Que los trabajadores de la educación no cedan es una moral, que no dobleguen su voz es una ética, que no olviden sembrar insurrección es un humanismo nuevo. Porque su lucha es una herramienta del conocimiento y el saber de una revolución extraordinariamente sensible. Tiene sentido