Saturday, 19 April 2025

El miedo, la locura y el envenanimiento

Nuestro mayor temor no es que seamos incapaces. Nuestro mayor temor es que somos inconmensurablemente poderosos. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que más nos aterra. — Marianne Williamson

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Fuentes: Rebelión

¿Qué puede afirmarse con certeza sobre el saber y el pensamiento, sobre el estado psíquico y espiritual de un pueblo? Víctor Klemperer

Con cierta frecuencia, escucho la expresión «fingir demencia» para referirse a aquel que, frente a un hecho, opta por mirar a un costado, elige actuar como si el hecho en cuestión nunca hubiera acontecido, como si nunca hubiera sido de su conocimiento. Esa expresión está vinculada a otra, ya caída en desuso, o de uso poco frecuente: «hacerse el tonto». Giros y expresiones dan cuenta también de cambios en el humor social, obviamente resultado de transformaciones que afectan las condiciones de vida. En la primera expresión, lo que se advierte es el empleo de un término, demencia, de forma que se aparta, se desvía del empleo que el significado estricto de la palabra autoriza, porque no se trata, es evidente, de un sujeto que padece demencia, sino de uno que prefiere actuar como si ignorara. Se trata de una expresión que encierra, en apenas un par de palabras, mucha riqueza: por así decirlo, es muy «productiva», permite trabajar los conceptos de fingimiento, simulacro, realidad, negación, compromiso, alienación.

En «Capitalismo como locura: la crítica al sistema capitalista de GK Chesterton», de Lukas Romero Wenz, se expone la idea de que «loco sería, no el incapacitado para razonar, sino el que vive fuera de la realidad». Por lo manifestado antes, aquí seguirá el mismo razonamiento. También encontramos la idea de que el capitalismo puede ser considerado como locura, en la medida en que si bien su discurso no puede ser tachado de incoherente, tampoco ofrece la posibilidad de una vida digna. Desde este punto de vista, vivimos inmersos en locura. Este modo de vida que es el capitalismo es efectivamente alienante. Con razón se ha destacado que hoy, la verdad está en crisis, que se han desdibujado las fronteras entre la verdad y la mentira, que se ha debilitado la voluntad de verdad. Los hechos pueden ser innegables, pero eso ya no es importante, lo que importa es la interpretación que de ellos proporcionan los medios de comunicación y se multiplican después de las redes sociales. Las fake news son manifestación de la «libertad de espíritu». Facebook, Google y las redes sociales tienen un solo parámetro de juicio: los «me gusta» (Giuliano da Empoli). El apartamiento de la realidad puede ser resultado de una serie de causas diferentes, a veces concurrentes, y suele ser catastrófico. Lo que resulta alarmante es que la distinción entre categorías como realidad/simulacro, verdadero/verosímil, creer/saber/conocer, cada una de ellas inconfundible con cualquiera otra, ya no es plenamente operativa. Cuando el pensamiento carece de «instrumentos de navegación», es semejante a un barco que ya no guarda memoria del puerto del que partió, no sabe dónde está ni a qué lugar se dirige. Pero la tripulación no está feliz porque el miedo impera: proliferan los miedos (a perder el trabajo, la protección social, los lazos afectivos y sociales, etc.) y la angustia se extiende, mancha voraz que deglute todo.

Al comienzo es, creo, el envenenamiento del cuerpo social. Es lo que fertiliza el terreno donde prosperan el miedo y la locura. «Hay un envenenamiento» es la frase que se le escucha al protagonista de «El huevo de la serpiente», la película de I. Bergman que tan bien describe la atmósfera imperante mientras el nazismo preparaba el asalto al poder. La oscuridad, el desaliento y la opresión se apoderan de las almas, obligadas a replegarse sobre ellas mismas en un entorno inexplicablemente hostil. Película anticipatoria de la sociedad del control y la vigilancia tal como hoy podemos percibirla, sólidamente establecida a partir de las nuevas tecnologías.

Cuando se trata de determinar de qué maneras, por qué vías se ha infectado el cuerpo social, se llega a la conclusión de que el lenguaje tiene un papel destacadísimo. Víctor Klemperer, en «LTI La lengua del Tercer Reich» expone que «las palabras pueden actuar como dosis ínfimas de arsénico: uno traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto alguno, y al cabo de un tiempo se produce el efecto tóxico». Así, una palabra como «libertad», que tan pronto suscita la adhesión de todos, puede encubrir el proyecto de algunos para sojuzgar a todo el resto y «libertario» puede servir para designar al que a través de las redes sociales increpa de mala manera al que piensa diferente y le niega, entonces, la libertad de expresarse. Una vez instalado en el escenario de debilitamiento de la democracia y el avance de las tendencias autoritarias, se intensifica el embate contra la diversidad que se encarna en la figura del «enemigo». Podría argumentarse que no se debería sobrevalorar el poder de algunas palabras, que en todo caso habría que considerarlas a partir de su inserción en un discurso, pero es aquí donde encaja bien la observación de Klemperer: «El nazismo se introducía más bien en la carne y en la sangre de las masas a través de palabras aisladas, de expresiones, de formas sintácticas que imponía repitiéndolas millones de veces y que eran adoptadas de forma mecánica e inconsciente». No se apela a la racionalidad que supone la interpretación de un discurso, porque ello implica complejidad, y el fascismo también es refractario a ella.

Ciertamente, las características del fascismo histórico no pueden ser extrapoladas directamente a regímenes actualmente vigentes porque, por así decirlo, estos fueron paridos en circunstancias distintas. Pero el aire de familia es inocultable. Considerar aquellas experiencias puede proporcionar un conocimiento necesario, aunque no suficiente. Se trata de abordar los fenómenos sin prejuicios, con toda libertad y amor por la verdad. Es impostergable elaborar las herramientas que en el futuro permitan alumbrar una realidad distinta de la que padecemos, teñida de individualismo, insolidaria, sostenedora de la desigualdad y la racionalidad de mercado, que criminaliza la protesta pacífica y castiga de todas las maneras posibles a los trabajadores mientras le tiende la mano al Capital.

Saturday, 12 April 2025

En el capitalismo moderno, la explotación económica, más que la opresión política, es el verdadero enemigo del pueblo. - Emma Goldman

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El discreto encanto de romantizar la explotación

Por Fernando Buen Abad: Toda una maquinaria de encantamientos distorsionadores se dedica a romantizar la explotación laboral y el saqueo de los recursos naturales. No conviene andarse con rodeos. Han desarrollado sofisticados mecanismos semióticos para enmascarar la violencia inherente a la explotación del trabajo y la naturaleza. Entre sus estrategias más efectivas y odiosas se encuentra la romantización de la explotación y el saqueo, presentándolos como parte del «progreso», el «desarrollo» o incluso la «sostenibilidad» y sus tres categorías fundamentales: la fetichización de la mercancía, la ideología y la hegemonía, y la economía política de los medios de comunicación. Por cierto, Pedro Infante cantó de maravilla en «Nosotros los Pobres». 

Quieren hacernos partícipes de este «romance» que logra disfrazar el fetichismo de la mercancía y que endulza las emboscadas hasta convertir los productos del trabajo en entidades dotadas de una emoción aparentemente intrínseca que oculta maravillosamente las relaciones de explotación que los producen. Y celebrar con alegría su desaparición. Nos advirtieron hace mucho tiempo: «El carácter misterioso de la forma mercancía consiste, por lo tanto, simplemente en que refleja a los hombres las características sociales de su propio trabajo como características objetivas de los productos mismos del trabajo, como propiedades sociales naturales de estas cosas» (Marx, Vol. I, Cap. 1, Sección 4). 

Semejante romance, que se aplica a la fuerza de trabajo y a las mercancías, también abrasa la naturaleza. Bosques, ríos y minerales en fuga se convierten en «sentimientos» que, al ser exaltados por el proceso de saqueo, se convierten en bienes emocionales desconectados de su origen y de la violencia implícita en su apropiación. Así, un diamante deja de ser producto de minas africanas para convertirse en símbolo de amor eterno; un «café orgánico» deja de ser fruto del monocultivo devastador y la miseria campesina para formar parte de una experiencia emocional «auténtica». Cada mañana, tarde y noche. 

Toda esta romántica "vocación" de saqueo expresa la ideología dominante, que no se impone únicamente por la fuerza, sino que también se naturaliza con la colaboración de las víctimas. Un síndrome de San Valentín de Estocolmo. «La conquista del poder cultural precede a la conquista del poder político» (Gramsci, Cuadernos de la Cárcel, 1930-1935). Esta romantización se embellece con relatos de superación, aventura o incluso heroísmo. La extracción petrolera se presenta como una "hazaña tecnológica" que nos enorgullece; los mineros son retratados como trabajadores orgullosos de su papel en el "desarrollo" del país.

  En sus mercados ideológicos, venden el concepto de "vocación": la Amazonia tiene una "vocación" agrícola, la Patagonia tiene una "vocación" minera, el Ártico tiene una "vocación" petrolera. Con la ayuda de sus laboratorios de guerra semiótica, han refinado estrategias de legitimación que operan centralmente en la reproducción ideológica del amor a la derrota. “La comunicación nunca es neutral; forma parte de la lucha de clases y es un espacio estratégico de hegemonía” Mattelart (Para leer al Pato Donald, 1971). 

Ahora resulta que existe un “capitalismo verde”, y multinacionales como Shell y Coca-Cola han lanzado emocionantes campañas que promueven su imagen de “sostenibilidad” para encubrir su depredación. Algunas también comercian con sus “programas de reforestación” y financian documentales sobre el cambio climático para obtener ganancias y subsidios. El capitalismo que destruye el planeta se presenta como un salvador que también comercia con lo destruido. Nada es gratis. Crecimos con “Pepe el Toro”, conmovidos por la musicalización de la miseria. Amasan fortunas. Dejemos de creer en su mito del “progreso” y la “civilización” como justificación del saqueo. Que no nos vendan la explotación como un proceso “natural” e inevitable, ni la expropiación de tierras y recursos, disfrazada de “proyecto civilizador”. Basta de héroes emprendedores que “dominan la naturaleza”. "El capitalista no es más que el capital personificado (...). Su alma es el alma del capital."

 Esa romantización además, suele estar embebida en todo género de cursilerías adornadas con un aura sentimental, impostada, que transforma en sentimientos contradictorios, las relaciones de explotación que lo producen. No basta con vender un diamante, y todo el trabajo que lo convierte en mercancía, hay que mitificarlo como el testimonio eterno del amor verdadero; un perfume no es un simple líquido aromático, sino la esencia de la personalidad y la seducción; un automóvil no es un medio de transporte, es trance de aventuras y libertad. “El capitalismo no sólo vende productos, vende mundos simbólicos en los que las mercancías son la clave de acceso a la felicidad” Mattelart. (Historia de la sociedad de la información, 2002).

 Todo sentimiento humano se convierte en mercancía y viceversa. Nos venden emociones de despojo enlatadas y prefabricadas. Amamos consumir porque eso si es sentir, comprar es amar, regalar es redimir. Son sinceros afectos por afectos manipulados. Su romantización contribuye a la construcción de una falsa conciencia, que también ofrecen la ilusión de compromiso moral con quien saquea al planeta mientras se apropia del plus-producto. Desmantelar la romantización de la explotación y el saqueo implica despojar al capitalismo de sus relatos sentimentales para exponer con toda crudeza el circo sensiblero a que hemos sido sometidos con toda su crudeza mercenaria. Desmontar su sentimentalismo impostado y devolver el protagonismo a las relaciones sociales. No más trabajo, y materia prima, esquilmados como si fuese una “historia de amor”.

 

Tuesday, 8 April 2025

Esta publicación no se puede compartir?

 En respuesta a la legislación del gobierno canadiense, no se puede compartir contenido periodístico. {DICTADORES}

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La llegada del caos y cómo enfrentarlo

Por Victor M Toledo: Parecía inimaginable, pero hoy tenemos que aceptar que el caos ha llegado irremediablemente al mundo. La guerra de aranceles, anunciada por Donald Trump el 2 de abril, inaugura un fenómeno nuevo. Trump se ha convertido en el primer autócrata o dictador global de la historia, cuyo único referente posible es Hitler. Sorprende el tratamiento suave que le han dado a este hecho buena parte de las agencias periodísticas y los principales diarios. Se trató de una decisión basada en una percepción patológica, plagada de mentiras y de falsos supuestos (por ejemplo, el “método” usado por Trump para calcular los aranceles, considerado un verdadero disparate: https:// acortar.link/Y7MXAc). El mundo vive y sufre un absurdo universal. El caos financiero provocado por Trump tuvo los siguientes efectos. Los mercados de Estados Unidos sufrieron pérdidas de 3.1 millones de millones de dólares, sólo comparables en magnitud con lo ocurrido en marzo de 2020 al inicio del covid-19. La imposición de aranceles por 20 por ciento a los productos europeos que importa EU tendrán un costo extra de 81 mil millones de euros anuales, especialmente a los sectores del aluminio, la industria automotriz, la farmacéutica, química, vitivinícola y del aceite de oliva. La guerra arancelaria de Trump fue como una bomba que detonó e hizo que la mayoría de los índices bursátiles del mundo se desplomaran. Y el caos siguió con el desplome de Wall Street, la respuesta de aranceles de China a los productos de EU y la suspensión de componentes claves para la industria de celulares, computadoras y vehículos eléctricos del país vecino. La confusión y el desconcierto ha llegado a todos los países del mundo y lo que parece seguir es una recesión económica mundial.

¿Cómo enfrentar todo esto? Tome nota el lector, que esta situación se venía anunciando desde hace años mediante varios indicadores, y que lo que Trump ha hecho es simplemente develar el caos, sacarlo del clóset, mostrarlo de manera descarnada. Primero la velocidad de los cambios (científicos, tecnológicos, culturales, ambientales, etcétera) que ha enfrentado nuestra generación no tiene comparación. Las vacunas como los celulares generaron dos sendas revoluciones. Pasamos de 2 mil 500 millones de seres humanos en 1950 a 8 mil millones en 2022. El número de automóviles, símbolo central de la modernidad, se triplicó en las últimas tres décadas y hoy llega a mil 475 millones (2024). Lo mismo ocurrió con las reses (su carne y sus lácteos), los productos de plástico, y el número de mascotas (perros y gatos). La solución está a una escala local y más precisamente doméstica o familiar. En la familia y la asociación o alianzas de familias está la solución. Ello promueve la creación de cooperativas y de asociaciones de ayuda mutua.

Aquí el concepto clave es el del “hogar sustentable”. Esto significa autosuficiencia energética, de agua y de alimentos, y el reciclaje de desechos, emisiones y basuras. La toma de conciencia sobre la alimentación es esencial. Hay dos modelos que compiten. Por un lado, el basado en “ultraprocesados” de todo tipo con ingredientes químicos y de larga durabilidad (los que llevan el heptágono negro de la Secretaría de Salud), y por el otro el que sigue la “cocina tradicional”, heredada por generaciones y que utiliza ingredientes frescos y perecederos que se preparan al instante. La primera dieta es la causa por la que a los mil millones de seres humanos viviendo en la hambruna o desnutrición se han venido a sumar los mil 200 millones con problemas de obesidad (exceso de grasa corporal) y el sobrepeso, lo cual repercute en la salud. La diabetes y los problemas cardiovasculares son hoy la primera causa de muerte.

Termino señalando que, por fortuna, en México, el gobierno actual, siguiendo lo marcado por el gobierno de AMLO, tiene presente todo este panorama y comienza a aplicar una política de salud dirigida a remontar los problemas citados, así como a alcanzar las soberanías energética, alimentaria e hidráulica a escala de país. Los tres programas que hemos venido señalando son los de Sembrando Vida (18 mil cooperativas), Agricultura para el Bienestar y la Escuela es Primero. Vivimos una situación esperanzadora, a contracorriente de los tremendos problemas de inseguridad y violencia. Tomemos conciencia.
 

Tuesday, 1 April 2025

"La educación es el arma más poderosa que puedes utilizar para cambiar el mundo". -Nelson Mandela

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 ¿En qué laboran los trabajadores de la educación?
                                                                                                                                                      Por Fernando Buen Abad Dominguez: Se trata de uno de los trabajos más endemoniadamente difíciles. Parece que es una necesidad permanente recordar el significado del trabajo de quienes se coordinan para atender a la educación que, por cierto, no es cualquier dedicación ni cualquier trabajo. No se puede entender como un “hueso”, como una “mina de oro” o como una “chamba” fácil, porque se trata de uno de los retos más complejos y delicados, extraordinariamente sensibles, en el corazón de las necesidades y de la realidad social, bajo las contradicciones materiales actuales y la lucha de clases. 
 
Es crucial entender el significado del trabajo en la educación, con sus variedades administrativas o académicas, en la estructura de clase y en la reproducción ideológica dominantes. Tiene la responsabilidad de mantener viva la crítica a la educación burguesa, someterla a un examen dialéctico que explique la teoría y la praxis, la estructura y la superestructura, la conciencia y la materialidad. Interpelar permanentemente los problemas de la educación en la reproducción ideológica en una de las instituciones del statu quo, a través de las cuales la clase dominante impone sus condiciones de existencia. Así de crucial y exigente es el trabajo en la educación. Millones de personas bajo su responsabilidad. 
 
Si la clase dominante controla los medios de producción, controla la producción de ideas y la educación es uno de los principales objetivos de tal dominación. En el sistema educativo burgués la educación es un espacio de manipulación del pensamiento y la subordinación de las personas. Desde la infancia, se corre el peligro de ser formateados para aceptar la estructura social de explotación como algo “natural”. “La burguesía ha despojado del aura sagrada a todas las profesiones antes veneradas y las ha convertido en sus simples asalariados” (Manifiesto del Partido Comunista). 
 
Es un peligro para cualquier familia que la educación reproduzca la ideología de la clase dominante, que manipula las mentes para insertarlas en su aparato productivo. Así de difícil es el trabajo de quienes educan en semejante escenario de contradicciones. Desde la primaria hasta la universidad se impone la obediencia, la competitividad y la sumisión a la autoridad como valores individualistas. Esa educación en el capitalismo es instrumentalizada para la reproducción de la fuerza de trabajo: “La educación del trabajador, en la medida en que no sea una mistificación ideológica, se limita a la formación de habilidades que lo hagan útil para el capital” (El capital). 
 
 A priest's creature comforts: Chickens, grandchildren and God - The Globe  and Mail                                                                        Una criatura sacerdotal consuela: Pollos, nietos y Dios. The Globe and Mail
En el capitalismo, la educación no está orientada al desarrollo integral, sino a la producción de trabajadores mansos y agradecidos. En los trabajadores de la educación más conscientes habita el compromiso de confrontar la división burguesa incluso entre los propios trabajadores. Como pensaba Marx: “El educador mismo debe ser educado” (Tesis sobre Feuerbach). Hay que coordinarse y educarse en la práctica para que esa vocación que quiere formar individuos capaces de desarrollar las capacidades de todos no se debilite ni se derrote. Que la educación no sea una mercancía, es decir, acabar con la privatización y mercantilización del conocimiento. Superar la separación entre teoría y práctica. 
 
Defender la certeza de que la educación no puede limitarse a la transmisión de conocimientos abstractos, sino que debe comprometerse críticamente con la actividad productiva y con la transformación de la sociedad. ¿Cómo cambiar la educación sin antes cambiar la sociedad? La educación en el capitalismo no puede ser enteramente liberadora si los trabajadores de la educación están atrapados, cercados o extorsionados por la ideología dominante. Para lograr una educación verdaderamente emancipadora se requiere una revolución social dinámica, impulsada por su propia dialéctica. 
 
Aquí, la pedagogía encuentra una de sus misiones más cruciales: formar sujetos críticos que no sólo comprendan el mundo, sino que lo transformen. Lenin pensaba que “la escuela proletaria debe educar no sólo trabajadores instruidos, sino revolucionarios” (Sobre la educación proletaria, 1920). Es un trabajo especialísimo y con muy alta responsabilidad histórica. En la conciencia por una educación emancipada y emancipadora se ve que la coordinación de los trabajadores de la educación no es mera consecuencia ciega de la economía, sino un campo de disputa para la emancipación de la clase trabajadora. Defender a los trabajadores que defienden a la educación, con las tesis y las acciones más conscientes y combativas, debe producir una solidaridad inquebrantable como acto de concienciación y emancipación, porque “la educación no cambia el mundo, pero cambia a las personas que pueden cambiar el mundo” (Pedagogía del oprimido, 1968).
 
De ahí la importancia de la coordinación para las luchas magisteriales, los proyectos de educación popular y la construcción de una pedagogía crítica. No hay educación liberadora sin organización colectiva, sin sindicatos combativos, sin resistencia a las reformas neoliberales y a las burocracias que intentan convertir la enseñanza en mercado y a los estudiantes en mercancía. Frente a la ofensiva neoliberal, la educación revolucionaria debe reafirmarse. 
 
En las luchas se enseña la historia de las luchas populares, se comprende la economía política y se denuncia a los medios de comunicación como instrumentos de dominación. Como decía José Martí: “Ser cultos para ser libres”. Esas luchas de los trabajadores de la educación son trinchera de ideas y conciencia coordinadora. “La educación o es praxis o es cadena del oprimido”. Así, es en el Zócalo, o en Chiapas, el trabajador de la educación en lucha no se asusta ante el desafío. No olvidemos Ayotzinapa. Temen los burócratas al trabajador de la educación porque estudia y se forma desde el filo de la lucha de clases y la ciencia, contra las burocracias y con salario miserable. 
 
Cada lucha de los trabajadores de la educación es una escuela que enseña desde el pueblo y desde la rebelión, enseña a romper las jaulas, enseña revolución. “Instrúyanse, porque necesitaremos toda nuestra inteligencia”: Gramci, o como escribió Martí: “Ser cultos para ser libres”. O como clamó Marx: “La educación debe ser emancipadora, jamás instrumento de opresión”. Que los trabajadores de la educación no cedan es una moral, que no dobleguen su voz es una ética, que no olviden sembrar insurrección es un humanismo nuevo. Porque su lucha es una herramienta del conocimiento y el saber de una revolución extraordinariamente sensible. Tiene sentido

Tuesday, 11 March 2025

Es preferible molestar con la verdad que complacer con Mentiras.

 

 May be an image of 8 people, the Oval Office and text that says 'SAVE MEDICAID SAVE MEDICAID SAVE MEDICAID SAVE MEDICAID MUSK STEALS That's aLIE! a LIE FALSE FALSE SAVE EDICAID FALSE હੂ'                      Desmitificando las mentiras de Trump sobre la inmigración

La narrativa que los demócratas deberían contraatacar es que la inmigración es algo bueno, pero las políticas de derecha crean inmigración ilegal al expulsar a las personas de sus países de origen y negarles una forma legal de venir a Estados Unidos.
 
Por Orion Hall: El 4 de marzo de 2025, el presidente Donald Trump pronunció un discurso ante una sesión conjunta del Congreso. Aunque algunos puedan etiquetarlo como un discurso sobre el Estado de la Unión, en realidad no lo es porque esos discursos los pronuncia un presidente en enero o febrero después de haber completado su primer año en el cargo.
 
Por supuesto, un presidente es libre de hablar ante el Congreso cuando quiera, pero creo que un discurso falso sobre el Estado de la Unión, lleno de mentiras escupidas por un hombre que fue condenado por 34 delitos graves de fraude, cuya empresa fue declarada culpable de fraude, que dirigió una universidad fraudulenta que defraudó a sus estudiantes, que presentó numerosas demandas fraudulentas para anular las elecciones de 2020 y que orquestó un plan de fraude electoral en varios estados para detener la certificación de las elecciones de 2020, es muy propio de su marca.
 
Es importante recordar que a Trump le gusta encontrar cosas que ya existen, ponerles su nombre y atribuirse el mérito.
 
Donald Trump dice mentiras como un pez nada en el agua, pero algunas de sus mentiras más atroces están relacionadas con la inmigración y los inmigrantes. Quizás su mentira más notoria y deshumanizante sobre los inmigrantes fue la de que los migrantes haitianos comen gatos y perros. Sin embargo, su discurso ante el Congreso el 4 de marzo contenía numerosas mentiras sobre la inmigración que vale la pena desacreditar. No puedo escribir sobre todas las mentiras contenidas en su discurso, pero quiero destacar las que me llamaron la atención y sobre las que puedo ayudar a proporcionar un contexto importante.
 
Mentira n.° 1 sobre inmigración: el menor número de cruces fronterizos
 
A los pocos minutos de comenzar su discurso, Trump soltó la siguiente mentira: “A las pocas horas de prestar juramento, declaré una emergencia nacional en nuestra frontera sur y desplegué al ejército estadounidense y a la Patrulla Fronteriza para repeler la invasión de nuestro país, y qué gran trabajo han hecho. Como resultado, el mes pasado los cruces fronterizos ilegales fueron, con mucho, los más bajos jamás registrados. Escucharon mis palabras y decidieron no venir”. En realidad, se trata de múltiples mentiras unidas para impulsar una narrativa falsa, que, de nuevo, es muy propia de la marca.
 
En primer lugar, el expresidente Joe Biden ya había desplegado al ejército en la frontera en 2023. Es importante recordar que a Trump le gusta encontrar cosas que ya existen, ponerles su nombre y atribuirse el mérito. En segundo lugar, la Patrulla Fronteriza ya estaba en la frontera, porque esa es toda su misión. Su mentira hace parecer que la Patrulla Fronteriza no estaba allí antes, sino que él, en su infinita sabiduría, los envió a la frontera y ahora están impidiendo que la gente cruce. En tercer lugar, Estados Unidos no está siendo invadido en la frontera sur. Una invasión implica un ejército extranjero o algún otro grupo militante, pero sabemos que las personas que llegan a la frontera son cada vez más familias y otras personas desesperadas que buscan ayuda, muchas de las cuales huyen de los efectos de décadas de política estadounidense de derecha. Caracterizar a estas personas como invasores no solo es extremadamente repugnante, sino simplemente incorrecto, y sirve a la narrativa más amplia que Trump está impulsando de que estamos bajo ataque.
 
Recuerden, el propósito de enmarcar la migración en la frontera sur como una “invasión” es generar apoyo para él y sus brutales políticas de inmigración militarizadas que causarán sufrimiento a un grupo vulnerable de personas que necesitan ayuda, así como enriquecer a sus donantes de campaña corporativos de prisiones privadas y aumentar el poder del estado policial federal, que casi con certeza utilizará para fines nefastos.
 
Si no fuera ciudadano estadounidense, sería deportado y se le prohibiría regresar a Estados Unidos, no solo por sus condenas por fraude grave, sino por robar documentos de seguridad nacional y mentirle al FBI al respecto.
 
En cuarto lugar, Trump afirma que, como resultado de sus acciones, los “cruces fronterizos ilegales” cayeron al “nivel más bajo jamás registrado” en febrero de 2025. Por supuesto, no cita una cifra específica, por lo que es imposible saber exactamente a qué se refiere cuando hace esta afirmación. La mejor suposición es que se refiere a las cifras de “encuentros” fronterizos de febrero de 2025 de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, que ni siquiera se han publicado todavía. Como la cifra no se ha publicado, no podemos verificar definitivamente los datos, pero hay meses del pasado que ya tienen cifras inferiores a las que han informado las agencias de noticias para febrero de 2025. Sin embargo, el problema más importante es que Trump está confundiendo los “cruces fronterizos” con las detenciones fronterizas. Esta es una distinción importante. La disminución de la cantidad de arrestos no significa que menos personas intentaron cruzar la frontera ilegalmente: solo significa que se detuvo a menos personas.
 
También es importante entender que muchos de los cruces ilegales eran personas que cruzaban la frontera y luego se entregaban inmediatamente para poder solicitar asilo. Si tuviéramos un sistema de inmigración que funcionara bien, habría una manera de que las personas llegaran a la frontera, solicitaran asilo, pasaran su evaluación de miedo creíble, se sometieran a una verificación de antecedentes y luego se les permitiera ingresar legalmente al país para presentar su solicitud de asilo. Esto es lo que la aplicación CBP One fue diseñada para facilitar, pero fue lamentablemente inadecuada. En cambio, la única manera práctica para la mayoría de las personas de solicitar asilo era cruzar ilegalmente y luego entregarse. El statu quo antes de Trump ya era un fracaso en nuestro sistema de inmigración, causado por la falta de fondos y la política de derecha que trata a los solicitantes de asilo como un ejército invasor.
 
Para empeorar las cosas, una de las primeras acciones ejecutivas de Trump después de la investidura fue cancelar la aplicación CBP One y suspender por completo el asilo en la frontera. Suspender el asilo no sólo es ilegal, sino que hará que la gente cruce la frontera y desaparezca en el interior en lugar de cruzar la frontera y entregarse para iniciar el proceso de asilo. Trump está señalando la menor cantidad de arrestos y mintiendo al decir que los cruces ilegales han disminuido, cuando en realidad, es probable que solo haya empujado a más de ellos a las sombras.
 
La mejor manera de reducir los cruces ilegales de la frontera es: 1) dar a la gente vías para venir a los EE. UU. legalmente; y 2) detener las políticas de derecha que alteran las condiciones de vida en los países al sur de Estados Unidos y que hacen que la gente huya y busque refugio en los EE. UU. Trump quiere impulsar la narrativa de que los inmigrantes son invasores y la mejor manera de evitar que crucen la frontera es con muros y políticas fronterizas militaristas. Nada podría estar más lejos de la verdad. 
 
Inmigración Mentira nº 2: Manicomios
                                                                                                            La siguiente mentira de Trump sobre inmigración es que, bajo la administración Biden, hubo “…cientos de miles de cruces ilegales al mes, y prácticamente todos ellos, incluidos asesinos, traficantes de drogas, pandilleros y personas de instituciones psiquiátricas y manicomios, fueron liberados en nuestro país”. No voy a dedicar mucho tiempo a esto, pero es falso. Anteriormente dijo que eran millones de personas, por lo que ni siquiera puede contar su historia correctamente, pero esto ha sido desacreditado numerosas veces. Esta es una de sus mentiras favoritas sobre inmigración, y estoy seguro de que seguirá repitiéndola en el futuro previsible.
 
Mentira nº 3 sobre inmigración: Tarjeta dorada
 
Trump se refirió brevemente a la llamada “tarjeta dorada” que había anunciado recientemente. “Con ese objetivo en mente, hemos desarrollado con gran detalle lo que llamamos la Tarjeta Dorada, que saldrá a la venta muy, muy pronto. Por 5 millones de dólares permitiremos que las personas más exitosas en la creación de empleos de todo el mundo compren un camino hacia la ciudadanía estadounidense. Es como la tarjeta verde, pero mejor y más sofisticada”. Dice que han desarrollado esto “con gran detalle”, pero en realidad no hay detalles sobre cómo funcionaría. Parece que está diciendo que las personas podrían comprar la residencia permanente pagando 5 millones de dólares, pero eso tendría que ser aprobado por el Congreso porque el presidente no puede crear nuevas categorías de tarjeta verde. Además, ya existe una tarjeta verde para inversionistas EB-5, que en realidad requiere inversión en una empresa estadounidense y la creación de empleos, mientras que la “tarjeta dorada” aparentemente no requiere que se creen empleos en Estados Unidos. Está mintiendo al público estadounidense al insinuar que las personas ricas crearán empleos en Estados Unidos si les permitimos simplemente comprar su entrada al país.
 
¿Recuerdan cuando llamaron al expresidente Barack Obama un tirano porque intentó ayudar a los Dreamers con la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA)? DACA está dentro del ámbito de la autoridad presidencial porque es simplemente discreción procesal junto con autorización de empleo. Me pregunto si el Partido Republicano hará la misma crítica si Trump crea ilegalmente una nueva categoría de residencia permanente que, según admite, permitirá a los oligarcas rusos comprar efectivamente la ciudadanía estadounidense. También dijo sobre los titulares de la tarjeta dorada: “No tendrán que pagar impuestos de donde vinieron, el dinero que han ganado, no querrías hacer eso”. Dado que no tiene la autoridad para suspender las leyes fiscales en los países de origen de estas personas, esto es claramente una mentira, o posiblemente solo un desvarío incoherente.
 
Mentira n.° 4 sobre inmigración: 21 millones de personas ingresaron a los EE. UU.
 
Trump afirmó que “en los últimos cuatro años, 21 millones de personas llegaron a Estados Unidos”. No sólo utiliza un lenguaje deshumanizante, comparando a las personas que huyen de situaciones desesperadas con algún tipo de inundación, sino que es completamente incorrecto. La narrativa con la que los demócratas deberían contrarrestar es que la inmigración es algo bueno, pero las políticas de derecha crean inmigración ilegal al expulsar a las personas de sus países de origen y negarles una forma legal de venir a Estados Unidos.
 
Mentira n.° 5 sobre inmigración: el inmigrante peligroso
 
La última gran mentira de Trump sobre inmigración fue la narrativa de que “los inmigrantes son peligrosos” con la que ha estado envenenando el discurso estadounidense durante casi una década. Impulsó esta mentira convirtiendo en un espectáculo las muertes de Laken Riley y Jocelyn Nungaray y utilizando cínicamente a sus familias como apoyo político. Esta apelación explotadora a la emoción tiene como objetivo ocultar el hecho básico de que los inmigrantes, tanto documentados como indocumentados, cometen delitos a un ritmo menor que los ciudadanos estadounidenses y que estos últimos son los principales contrabandistas de fentanilo hacia Estados Unidos a través de los puertos de entrada. Estadísticamente hablando, si usted estuviera caminando por la calle y hubiera un ciudadano estadounidense caminando hacia usted desde una dirección y un inmigrante indocumentado caminando hacia usted desde la otra dirección, estaría más seguro si caminara hacia el inmigrante indocumentado.
 
Para cerrar el círculo, la ironía máxima es que el propio Donald Trump es un delincuente convicto. Si no fuera ciudadano estadounidense, sería deportado y se le prohibiría regresar a Estados Unidos, no solo por sus condenas por fraude grave, sino por robar documentos de seguridad nacional y mentirle al FBI al respecto. Trump quiere hacernos creer que los inmigrantes son una amenaza para la seguridad pública, mientras que él es responsable de cientos de miles de muertes debido a su mala gestión de la COVID-19, responsable de congelar la financiación de la USAID que provocará miles de muertes en todo el mundo, y mucho más.
 
Todo lo que Trump dice sobre los inmigrantes debe ser analizado minuciosamente y no tomarse al pie de la letra porque hay muchas posibilidades de que sea una mentira o engañosa. Dicen que cada acusación republicana es una confesión. Todos deberíamos tener eso en cuenta la próxima vez que Trump intente sembrar el miedo sobre los inmigrantes.
 

Friday, 28 February 2025

Todo tiene su belleza, pero no todos la ven. - Confucio

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Por Fernando Buen Abad: En el WC se da cita la ideología geopolítica de la desigualdad para el saneamiento. En un mundo que vende “baños inteligentes”, como nuevo lujo capitalista, mientras las infraestructuras sanitarias de Asia, África y América Latina sufren abandono, retraso e insalubridad exasperantes.
 
Se dan cita en el “cuarto de baño” todas las mercancías y los símbolos del poder imperial, del consumismo individualista y del colonialismo ideológico-cultural, comenzando por el mobiliario para el lavado del cuerpo (todo o en partes), para la “exoneración del vientre”, y para otros fines como el descanso y el recreo cuando el poder adquisitivo lo permite. Todo funcional gracias al agua, convertida en mercancía privatizada, bajo el manto de la corrupción neoliberal y bajo las mafias corporativas y multinacionales. Mafias del agua, como Nestlé, Veolia y Suez. Símbolos poco limpios.
 
Por su importancia en la vida cotidiana, tiene una multiplicidad de nombres: baño, servicio, aseo, lavabo, retrete, inodoro, bathroom, toilet, restroom, lavatory, salle de bains, cabinets, banheiro, bagno… en algunas culturas, se usan también eufemismos o expresiones coloquiales: “El trono”, “El pequeño retiro” … son nombres que no sólo reflejan diversidades lingüísticas, sino también culturales e ideológicas, todas ellas avasalladas por las marcas imperiales.
 
Con el jabón, por ejemplo, se han fabricado mitos de una civilización lavada con invenciones coloniales que han usado la “higiene de los blancos” contra la “mugre de los pobres”, como silogismo publicista y racista que usa el jabón como “blanqueador” corporal y simbólico. Ahí, en la intimidad del baño, reinan entre muchas otras marcas, Unilever y Colgate-Palmolive. Está la cosmética asociada a la colonización de los cuerpos con estándares de belleza, limpieza y pulcritud burgueses, impuestos globalmente. Un jabón como “Pears Soap” utilizaba imágenes racistas y paternalistas, presentando a los pueblos colonizados como “sucios” y “atrasados”, mientras que la limpieza se asociaba con el orden y el progreso europeos. El informe de The Guardian (2019) sobre el mercado de cosméticos en la India, subraya cómo el 61% del mercado de productos cosméticos está dominado por productos para aclarar la piel, con marcas como Fair & Lovely (ahora Glow & Lovely, de Unilever) que se benefician de la internacionalización de los estereotipos de belleza
Además, en el “cuarto de baño” reina ahora un palabrerío “sofisticado”, pleno de ingredientes “exóticos”, saqueados de países muy diversos (argán, karité, aloe vera). “Natural” y “orgánico” como etiquetas de mercantilización de la demagogia verde. Están, también, las toallas sanitarias, perfumadas incluso, para el mercado del cuerpo femenino. 
 
Monopolios como Procter & Gamble y Johnson & Johnson comercian con la higiene menstrual a desprecio de todas las desigualdades para imponer el predominio de toallas y tampones, encarecidos hasta la humillación, mientras se publicitan las “alternativas sustentables” y la “copa menstrual” sometidas al negocio imperialista. El mercado de productos menstruales está monopolizado por unas pocas grandes corporaciones, como Procter & Gamble y Johnson & Johnson, que controlan la producción y distribución. Un informe de Plan International (2021) revela que más de 500 millones de mujeres y niñas en todo el mundo carecen de acceso a productos menstruales, eso limita su capacidad para participar plenamente en la vida laboral.
 
En el WC se da cita la ideología geopolítica de la desigualdad para el saneamiento. En un mundo que vende “baños inteligentes”, como nuevo lujo capitalista, mientras las infraestructuras sanitarias de Asia, África y América Latina sufren abandono, retraso e insalubridad exasperantes. Según el informe de la Organización Mundial de la Salud (2021), más de 3,6 millones de personas carecen de acceso a saneamiento seguro. Y todo tapado con perfumes y desodorantes, con la dictadura del olfato colonial, del “olor a limpio”, la “revolución cultural” plutócrata, blanca y adinerada, capaz de vender “esencias indígenas” y perfumes con ingredientes contra los “malos olores” de las “razas” con higiene dudosa, según se desprende de la mentalidad burguesa de los publicistas. Mientras, empresas como Kimberly-Clark destruyen bosques primarios para vender “papel higiénico”; la higiene dental y la colonización de la boca vende cepillos de dientes y destellos de blancura como la de los colmillos de Colgate saqueadora de ingredientes con mercadotecnia ortodoncista y estética dental del Norte. Las empresas multinacionales como Kimberly-Clark y Procter & Gamble talan miles de árboles al día en países como Brasil, Indonesia y Canadá para que tengas en tu WC rollos de papel higiénico.
 
Han convertido el baño en circo del consumismo con productos mayormente innecesarios, inventados por la industria cosmética como símbolo de estatus burgués y sus rutinas de higiene personal con ideología del baño perfecto como espacio puro, blanco, moderno y como privilegio de clase, escenario de aspiraciones de bienestar y autocuidado. Imperialismo infiltrado hasta el baño, hasta los espacios más reservados de la vida cotidiana, entendidos tradicionalmente como lugar íntimo de limpieza y cuidado personal, pero ahora convertidos en escenarios perfectos para infiltrar la ideología de la clase dominante, de las dinámicas del consumismo desaforado y del imperialismo global intoxicando lo cotidiano. Desde la privatización del agua hasta la imposición de marcas y de higiene, plagan la vida diaria con las desigualdades estructurales del capitalismo.
 
Urge, desde luego, descolonizar el Cuarto de Baño que es un microcosmos muy sensible sometido a los intereses mercantiles y monopólicos del imperio yanqui. Desde la privatización del agua hasta la comercialización de la higiene personal y la imposición de estándares estéticos coloniales, este espacio de fragilidades diversas, refleja las dinámicas de poder que configura manipulaciones de conductas contra la vida cotidiana amenazada por el capitalismo. Para descolonizar el cuarto de baño, es necesario cuestionar y resistir las formas de explotación y dominación que se reproducen como tentaciones de “confort” a través de los productos y servicios asociados a la higiene y el bienestar.
 
Esto implica democratizar el agua como derecho humano, contra la privatización y la explotación de los recursos hídricos; cuestionar los estereotipos burgueses de belleza imperialistas; promover la diversidad y la aceptación de los cuerpos y sus diversidades; asegurar la auto-sustentabilidad en el mercado de productos menstruales y cosméticos, combatiendo las lógicas de consumo de los monopolios; denunciar y combatir la producción depredadora del papel higiénico y otros productos, oponiéndole una producción ecológica y ética que no permita la destrucción ambiental. Una revolución semiótica y una ética humanista que entiendan