Saturday, 30 August 2025

Canadá, el infierno viviente que desconoces, “una prisión monstruosa en la que elegimos vivir”

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El gran chiste contra Venezuela: la geopolítica disfrazada de combate a la droga

por Pino Arlacchi*: Durante mi mandato al frente de la UNODD, la agencia de la ONU contra la droga y la delincuencia, estuve en Colombia, Bolivia, Perú y Brasil, pero nunca visité Venezuela. Simplemente no era necesario.

La cooperación del gobierno venezolano en la lucha contra el narcotráfico era una de las mejores de Sudamérica, solo comparable con el impecable historial de Cuba. Este hecho, en la delirante narrativa de Trump de «Venezuela como narcoestado», suena a una calumnia con motivaciones geopolíticas.

Pero los datos —los verdaderos— que surgen del Informe Mundial sobre Drogas 2025, la organización que tuve el honor de dirigir, cuentan una historia opuesta a la que difunde la administración Trump. Una historia que desmantela pieza por pieza la invención geopolítica construida en torno al «Cártel de los Soles», una entidad tan legendaria como el Monstruo del Lago Ness, pero apta para justificar sanciones, embargos y amenazas de intervención militar contra un país que, casualmente, se asienta sobre una de las mayores reservas de petróleo del planeta.

Venezuela según la UNODD: Un país marginal en el mapa del narcotráfico

El informe 2025 de la UNODD es clarísimo, lo que debería avergonzar a quienes han construido la retórica que demoniza a Venezuela. El informe apenas menciona a Venezuela, afirmando que una fracción marginal de la producción colombiana de drogas pasa por el país rumbo a Estados Unidos y Europa. Venezuela, según la ONU, se ha consolidado como un territorio libre del cultivo de hoja de coca, marihuana y productos similares, así como de la presencia de cárteles criminales internacionales. (https://www.unodc.org/unodc/data-and-analysis/world-drug-report-2025.html)

El documento simplemente confirma los 30 informes anuales anteriores, que omiten el narcotráfico venezolano porque no existe. Solo el 5% de la droga colombiana transita por Venezuela. Para poner esta cifra en perspectiva: en 2018, mientras 210 toneladas de cocaína transitaban por Venezuela, Colombia produjo o comercializó 2.370 toneladas (diez veces más) y Guatemala, 1.400 toneladas (en Colombia EEUU dispone de siete bases militares, rodeadas de productores de coca…).

Sí, leyeron bien: Guatemala es un corredor de drogas siete veces más importante que el supuesto temible narcoestado bolivariano. Pero nadie habla de ello porque Guatemala históricamente ha tenido escasez —produce el 0,01% del total mundial— de la única droga no natural que le interesa a Trump: el petróleo.

El Fantástico Cártel del Sol: ficción Hollywoodense

El «Cártel del Sol» es producto de la imaginación de Trump. Supuestamente está liderado por el presidente de Venezuela, pero no se menciona en el informe de la principal agencia antidrogas del mundo, ni en los documentos de ninguna agencia europea ni de casi ninguna otra agencia anticrimen del mundo. Ni siquiera una nota a pie de página. Un silencio ensordecedor que debería hacer reflexionar a cualquiera con un mínimo de pensamiento crítico. ¿Cómo puede una organización criminal tan poderosa como para merecer una recompensa de 50 millones de dólares ser completamente ignorada por quienes trabajan en el ámbito antidrogas?

Ecuador: El verdadero centro que nadie quiere ver

Mientras Washington levanta el fantasma venezolano, los verdaderos centros del narcotráfico prosperan casi sin interrupciones. Ecuador, por ejemplo, representa el 57% de los contenedores de banano que salen de Guayaquil y llegan a Amberes cargados de cocaína. Las autoridades europeas incautaron 13 toneladas de cocaína de un solo barco español, procedente precisamente de puertos ecuatorianos controlados por empresas protegidas por funcionarios del gobierno ecuatoriano.

La Unión Europea elaboró un informe detallado sobre los puertos de Guayaquil, documentando cómo «las mafias colombianas, mexicanas y albanesas operan ampliamente en Ecuador». La tasa de homicidios en Ecuador se disparó de 7,8 por cada 100.000 habitantes en 2020 a 45,7 en 2023. Sin embargo, Ecuador rara vez se menciona. ¿Quizás porque Ecuador produce solo el 0,5% del petróleo mundial y porque su gobierno no se ha acostumbrado a desafiar el dominio estadounidense en Latinoamérica?

Las verdaderas rutas de la droga: Geografía vs. Propaganda

Durante mis años en la UNODC, una de las lecciones más importantes que aprendí es que la geografía no miente. Las rutas de la droga siguen una lógica precisa: proximidad a los centros de producción, facilidad de transporte, corrupción de las autoridades locales, presencia de redes criminales establecidas. Venezuela no cumple casi ninguno de estos criterios.

Colombia produce más del 70% de la cocaína mundial. Perú y Bolivia concentran la mayor parte del 30% restante. Las rutas lógicas para llegar a los mercados estadounidense y europeo son el Pacífico hacia Asia, el Caribe Oriental hacia Europa y, por tierra, Centroamérica hacia Estados Unidos.

Venezuela, colindante con el Atlántico Sur, se encuentra en desventaja geográfica para las tres rutas principales. La logística criminal convierte a Venezuela en un actor marginal en el vasto escenario del narcotráfico internacional.

Cuba: El Ejemplo que los averguenza

La geografía no miente, pero la política puede vencerla. Cuba sigue representando el modelo de oro de la cooperación antidrogas en el Caribe. Una isla no lejos de la costa de Florida, una base teóricamente perfecta para el tránsito hacia Estados Unidos, pero en la práctica, permanece fuera del alcance del narcotráfico. He observado repetidamente la admiración de los agentes de la DEA y el FBI por las rigurosas políticas antidrogas de los comunistas cubanos.

La Venezuela chavista ha seguido consistentemente el modelo cubano en la lucha contra las drogas, inaugurado por el propio Fidel Castro: cooperación internacional, control territorial y represión de la actividad criminal. Ni Venezuela ni Cuba han tenido jamás grandes extensiones de tierra cultivadas con cocaína y controladas por grandes delincuentes.

La Unión Europea no tiene intereses petroleros particulares en Venezuela, pero sí tiene un interés concreto en combatir el narcotráfico que asola sus ciudades. La Unión ha elaborado su Informe Europeo sobre Drogas 2025. El documento, basado en datos reales y no en ilusiones geopolíticas, no menciona en ningún momento a Venezuela como corredor del narcotráfico internacional.

Esta es la diferencia entre un análisis honesto y una narrativa falsa e insultante. Europa necesita datos fiables para proteger a sus ciudadanos de las drogas, por lo que elabora informes precisos. Estados Unidos necesita justificación para sus políticas petroleras, por lo que produce propaganda disfrazada de inteligencia.

Según el informe europeo, la cocaína es la segunda droga más consumida en los 27 países de la UE, pero las principales fuentes están claramente identificadas: Colombia para la producción, Centroamérica para la distribución y diversas rutas a través de África Occidental para la distribución. Venezuela y Cuba simplemente no figuran en este panorama.

Pero Venezuela es sistemáticamente demonizada, en contra de cualquier principio de verdad. El exdirector del FBI, James Comey, ofreció la explicación en sus memorias posteriores a su renuncia, donde analizó las motivaciones inconfesables detrás de las políticas estadounidenses hacia Venezuela: Trump le había dicho que el gobierno de Maduro era «un gobierno sentado sobre una montaña de petróleo que tenemos que comprar». No se trata de drogas, delincuencia ni seguridad nacional. Se trata de petróleo que sería mejor no pagar.

Es por tanto Donald Trump quien merece una recompensa internacional por un delito muy específico: «calumnias sistemáticas contra un Estado soberano con el fin de apropiarse de sus recursos petroleros».

Pino Arlacchi fue Vicesecretario General de las Naciones Unidas y Director Ejecutivo de la UNODD, el programa antidroga y anticrímenes de la ONU.

 

 

Wednesday, 13 August 2025

A free press is the cornerstone of democracy; there is no question about that - H. Grant

                                         Esta publicación no se puede compartir. De acuerdo con la legislación del gobierno canadiense, no se puede compartir contenido periodístico. 2+ Thousand High Tech Warfare Royalty-Free Images, Stock Photos & Pictures  | Shutterstock                                         El El negocio de la guerra tecnológica.

Por Silvia Ribeiro: Cuatro altos ejecutivos de empresas tecnológicas se unieron al Ejército de los EE. UU. con el rango de teniente coronel.

 Cuatro altos ejecutivos de empresas tecnológicas —Meta (propietaria de Facebook, Instagram y WhatsApp), OpenAI (propietaria de ChatGPT) y Palantir— se unieron al Ejército de los EE. UU. en junio de 2025, ya no como contratistas ni colaboradores, sino como miembros de la reserva del propio ejército. Todos recibieron el rango de teniente coronel.

Son los primeros miembros del Destacamento 201, el nuevo Cuerpo Ejecutivo de Innovación del Ejército de los EE. UU. Según un comunicado oficial, este cuerpo está diseñado para "guiar soluciones tecnológicas rápidas y escalables a problemas complejos", con el objetivo de transformar el Ejército en "una fuerza más efectiva, inteligente y letal" (https://tinyurl.com/nywph79f). 

 Los ejecutivos que se unieron al Ejército de los EE. UU. son Shyam Sankar, director de tecnología de Palantir (quien inició el proyecto); Adam Bosworth, director de tecnología de Meta; Kevin Weil, director de producto de OpenAI; y Bob McGrew, exejecutivo de OpenAI. 

 Palantir es una empresa de software y análisis de datos especializada en aplicaciones militares y de vigilancia. Su principal cliente es el Departamento de Defensa de Estados Unidos. Según Investigate, entre 2008 y 2024, Palantir recibió contratos de dicho departamento por valor de 1200 millones de dólares. Palantir proporciona servicios y equipos utilizados en el genocidio de Gaza y en la vigilancia de migrantes en Estados Unidos (https://investigate.info/company/palantir-technologies).

  La colaboración activa de las grandes tecnológicas con el complejo militar-industrial no es nueva, pero desde la guerra de la OTAN en Ucrania y el genocidio israelí en Palestina, se ha intensificado, ampliado y profundizado. La integración directa de altos ejecutivos como miembros del ejército estadounidense tiene implicaciones tanto simbólicas como prácticas. Expone el vínculo cada vez más estrecho entre las grandes tecnológicas y el complejo militar-industrial, su papel crucial en guerras y ataques con nuevas armas digitales, como software, drones y robots autónomos letales; y el desarrollo de amplios sistemas de vigilancia y control tanto en situaciones de guerra como entre la población civil.

Las empresas tecnológicas se mostraron algo reticentes a admitir públicamente que se dedican al negocio de la guerra —aunque llevan años colaborando mediante contratos—, pero a pesar de las protestas de sus empleados y organizaciones, desde 2024, una tras otra, han ido modificando sus propios estándares éticos para firmar contratos por cientos de millones de dólares con gobiernos y sus agencias militares, especialmente Estados Unidos e Israel (https://tinyurl.com/yxu7w2pn). Ahora han logrado entrar en el ejército, lo que, además, constituye un claro conflicto de intereses en la disputa por los fondos públicos. 

 El 6 de agosto de 2025, The Guardian publicó un nuevo informe de investigación, en colaboración con la publicación israelí-palestina Magazine +972 y el medio de comunicación en hebreo Local Call, que revela que Microsoft ha estado colaborando con la Unidad 8200 del sistema de defensa israelí desde 2021 para interceptar casi un millón de llamadas telefónicas y mensajes de texto en Gaza y Cisjordania. Microsoft accedió a permitir al régimen de Netanyahu utilizar los servicios ilimitados de la nube de Azure para alojar miles de millones de archivos de audio y mensajes, que se almacenarían en un espacio cifrado y de acceso restringido. (https://tinyurl.com/mw5fevw9) 

 Microsoft afirmó desconocer el uso que Israel hace de esta información, como ya ha hecho en el pasado. Sin embargo, gestionar cantidades tan grandes de información solo es posible con programas y algoritmos de alta tecnología proporcionados a la Unidad 8200 por varias grandes empresas tecnológicas, como revelaron los mismos periodistas en 2024 (https://tinyurl.com/y5ukmved). Según tres fuentes de la Unidad 8200, la plataforma de almacenamiento en la nube facilitó la preparación de mortíferos ataques aéreos y ha sido clave para configurar las operaciones militares en Gaza y Cisjordania.

Estos no son asuntos menores. Las megaempresas tecnológicas —varias de las mencionadas anteriormente y otras como Amazon, Microsoft, Google, Apple, Nvidia y Tesla— se encuentran entre las mayores empresas del mundo en términos de ingresos, y el valor de mercado de cada una de las 10 más grandes supera el PIB de la gran mayoría de los países del mundo, lo que les otorga un enorme poder e influencia. Controlan no solo software y equipos digitales, sino también la mayoría de los cables submarinos que permiten las comunicaciones por internet, así como la mayoría de las comunicaciones por satélite, los satélites y el transporte en órbita terrestre baja.

Por si fuera poco, controlan gran porción de las redes sociales y de medios de "comunicación" mediante éstas, lo que abona a la guerra mediática y la emisión de noticias falsas y sesgadas sobre guerras, conflictos sociales y en general todo tipo de actividades y situaciones, incluso salud, educación y gestión gubernamental. El experimento de intervenir todas las llamadas y mensajes de poblaciones enteras, así como los programas para usar esa información, nos afecta potencialmente a todas y todos, y es sin duda codiciado por otros gobiernos y actores.

Thursday, 7 August 2025

Me he convertido en la Muerte, la Destructora de Mundos. J. Robert Oppenheimer

     

Hiroshima y Nagasaki: Semiótica del Horror

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 Por Fernando Buen Abad: Sus hongos nucleares no sólo se alzaron como fenómenos físicos: se convirtieron en íconos propagandísticos. La imagen del hongo atómico fue rápidamente integrada a la cultura visual de la posguerra. En lugar de ser símbolo de horror, fue estetizada, vaciada de su carga crítica, convertida en arte pop, en ironía, en advertencia aséptica.

Toda la historia del siglo XX está marcada por heridas que no cicatrizan. Dos de ellas, Hiroshima y Nagasaki, no son simples episodios del pasado: son signos ardientes, nódulos semióticos de una violencia imperialista que se perpetúa y se renueva. Han pasado décadas desde que Estados Unidos lanzó las primeras bombas atómicas sobre población civil, pero el horror no ha sido desmontado, no ha sido juzgado, no ha sido reparado. La “era nuclear” no se cerró: se institucionalizó como una nueva forma de chantaje político y dominación ideológica. Un mensaje asesino contra todo proyecto socialista usando a Japón como caja de resonancia mundial.

Desde nuestra Filosofía de la Semiosis, y con los principios del Humanismo de Nuevo Género, urge una crítica profunda que no se quede en la condena moral superficial ni en el revisionismo inocuo. Lo que sucedió en Japón en agosto de 1945 fue una operación completa de semiosis macabra capitalista: el capital, en su fase imperialista, habló con el lenguaje más brutal posible. No sólo destruyó ciudades; instauró un régimen de signos cuyo objetivo era disciplinar a la humanidad entera mediante el miedo tecnológicamente gestionado.

Este texto no pretende conmemorar. Pretende desactivar la bomba semiótica que sigue explotando cada día. Un poder que no actúa sólo con bombas, sino con signos de extorsión burguesa. La operación atómica de Hiroshima y Nagasaki no fue sólo odio de clase bélico: fue una comunicación de muerte dirigida al planeta entero. El mensaje era claro: quien no se someta al orden capitalista será destruido sin contemplación, sin ética, sin responsabilidad histórica. Su bomba fue diseñada no sólo para matar, sino para significar. En un escenario donde Japón ya estaba militarmente derrotado y buscaba la rendición, el ataque atómico fue innecesario desde el punto de vista militar. Pero fue absolutamente necesario desde el punto de vista semiótico imperialista. Era el nacimiento de un nuevo orden de signos: la era del chantaje nuclear, la era del control simbólico mediante la destrucción ejemplar.

Sus hongos nucleares no sólo se alzaron como fenómenos físicos: se convirtieron en íconos propagandísticos. La imagen del hongo atómico fue rápidamente integrada a la cultura visual de la posguerra. En lugar de ser símbolo de horror, fue estetizada, vaciada de su carga crítica, convertida en arte pop, en ironía, en advertencia aséptica. Así, el poder imperial logró un objetivo doble: destruir materialmente y neutralizar simbólicamente la resistencia. Uno de los escándalos más elocuentes de Hiroshima y Nagasaki es el silencio cómplice de muchas corrientes intelectuales liberales. Mientras miles de cuerpos eran calcinados, el humanismo burgués se replegaba en retóricas ambiguas. Se refugiaba en categorías abstractas como “el fin justifica los medios” o “la lógica de la guerra”.

Pero el Humanismo de Nuevo Género no acepta esa cobardía ética. Comprende que cada estructura semiótica está atravesada por relaciones de clase, y que el humanismo tradicional ha servido históricamente para legitimar la barbarie cuando esta beneficia a las élites. No basta con proclamar amor al ser humano en general. Hay que asumir que ese “ser humano” está dividido por clases, por razas, por géneros, por geografías. Y que hay un tipo específico de humanidad –la humanidad proletarizada, racializada, colonizada– que fue la víctima de Hiroshima y Nagasaki. La neutralidad ante este crimen es, en sí misma, una forma de participación en el crimen. El silencio es una forma de autorización. El eufemismo es una forma de complicidad. Y la estetización del horror es una forma de legitimación simbólica.

Desde nuestra postura como Filosofía de la Semiosis, Hiroshima no puede interpretarse simplemente como un acontecimiento “físico” o “militar”. Es un relato con sentido condensado, una unidad semiótica de altísima densidad histórico-criminal. La bomba atómica fue el producto final de una larga cadena de mediaciones simbólicas, ideológicas, técnicas y económicas. Fue el resultado de una semiosis planificada por el capitalismo, que convirtió la ciencia en tecnología de exterminio. Las ciencias físicas, al servicio del capitalismo, no producen neutralidad, producen devastación con cálculo. El conocimiento científico, si no está atravesado por una ética revolucionaria, puede ser instrumentalizado como herramienta de opresión y represión.

Su bomba es, entonces, el epítome de la semiosis capitalista: toma la materia, la convierte en poder destructivo, y le agrega un sentido burgués. No basta con matar: hay que hacerlo de tal forma que la muerte funcione como mensaje disciplinador y como un negocio histórico. Cada ciudad bombardeada se volvió un signo. Cada cuerpo carbonizado fue un texto tatuado en la memoria de los pueblos. Cada fotografía de los efectos de la radiación es parte de una pedagogía del horror que el capitalismo sigue administrando para imponer su hegemonía. Lo más perturbador es cómo Hiroshima fue absorbido por la cultura de masas y convertido en entretenimiento. La memoria del crimen fue desplazada por su representación espectacular. Películas, cómics, videojuegos y hasta publicidades han utilizado el imaginario nuclear como atractivo visual.

Este fenómeno no es accidental: es parte del dispositivo semiótico de normalización del terror. La estetización del hongo atómico es una estrategia de neutralización de su carga política. Se trata de vaciar el signo de su contenido histórico para que pueda ser consumido sin culpa. El capitalismo se apropia del horror y lo convierte en mercancía simbólica. La cultura hegemónica no distorsiona Hiroshima para evitar que se repita, sino para consolidar su relato de poder: “Miren lo que somos capaces de hacer”. Su bomba dejó de ser una advertencia para convertirse en un ícono de supremacía tecnológica. Así se produce una semiótica invertida: lo que debió ser el símbolo del límite moral de la humanidad se convirtió en el símbolo de la omnipotencia del imperio.

Desde nuestra visión con Humanismo de Nuevo Género, crimen masivo se impone como sujeto político. No debe ser diluido con compasión pasiva, sino con compromiso activo. Creer que Hiroshima fue una excepción histórica es un error. Fue el inicio de una nueva forma de guerra. Desde entonces, la lógica del exterminio como forma de comunicación política se ha globalizado. Las intervenciones de la OTAN, los drones asesinos, las sanciones económicas que matan poblaciones enteras, son formas derivadas de Hiroshima. Cambian los medios, pero se mantiene la semiosis: el uso de la muerte como mensaje. Hiroshima fue el laboratorio semiótico perfecto. La expansión de ese modelo se ve hoy en Palestina, en Yemen, en Libia, en Siria, en Haití, en Venezuela, en Irán. El capitalismo ya no necesita sólo bombas atómicas para disciplinar, usa también sus medios de comunicación, algoritmos, bloqueos y desinformación como máquinas de guerra cognitiva.

Frente a este dispositivo de dominación simbólica, el Humanismo de Nuevo Género propone una contra-semiosis. No se trata sólo de protestar, sino de generar nuevos sentidos, nuevas formas de narrar la historia, nuevas prácticas de memoria activa. La crítica no debe limitarse al análisis. Debe organizarse como intervención. Hay que crear espacios donde la memoria de Hiroshima sea politizada, no museificada. Hay que devolverle a ese signo su potencia transformadora. Nuestra Filosofía de la Semiosis debe ponerse al servicio de la emancipación. No puede ser neutra ni “académica” en el sentido burocrático burgués. Debe articular teoría con práctica, lenguaje con organización, crítica con acción colectiva.

No se trata sólo de construir “otro relato”, hay que desmontar el sistema de signos del capital. No se trata de contar mejor la historia, sino de transformar su curso. Hiroshima y Nagasaki no son pasado. Son presente permanente. La bomba sigue cayendo, no con uranio enriquecido, sino con significados empobrecidos, con imágenes manipuladas, con discursos legitimadores. Nuestro Humanismo de Nuevo Género no olvida. No perdona. No neutraliza ni naturaliza. Asume el dolor de Hiroshima como punto de partida para una ética revolucionaria. Asume la responsabilidad de interrumpir la cadena de signos que perpetúan la barbarie. Mientras el crimen siga impune, la crítica no puede detenerse. Mientras los responsables sigan gobernando el mundo, la semiosis emancipadora debe profundizarse. Nuestra tarea no es sólo recordar o lloriquear Hiroshima, sino impedir que se repita en cada esquina del planeta. Y para eso, se necesita más que memoria: se necesita organización, lenguaje, filosofía, lucha. Plan de lucha semiótica.

Wednesday, 25 June 2025

Quien controla los medios, controla la mente. - Jim Morrison

 https://estrategia.la/wp-content/uploads/2024/01/gaza-madre-e-hijo.jpg                            Medios hegemónicos: el arte de invisibilizar el genocidio 

Por Aram Aharonian: Los medios de comunicación hegemónicos han realizado otro acto de magia: Palestina ha desaparecido de los noticieros de la televisión y de las portadas de los diarios, en un intento por hacer olvidar, desaparecer y negar las masacres ordenadas por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. 

Al fin, ocultar el genocidio de más de 60 mil palestinos. 

La relación entre las guerras y los medios de comunicación es compleja y multifacética: juegan un papel crucial en la cobertura, interpretación y percepción de los conflictos, tanto para el público en general como para aquellos directamente involucrados: la forma en que se reportan las guerras puede influir en la opinión pública, la política internacional e, incluso, en el desarrollo del conflicto mismo.Amnistía Internacional demuestra que Israel comete un genocidio en Gaza | Radio-Canada.ca 

No es nuevo: desde Napoleón los líderes políticos y militares han intentado desinformar a sus oponentes para ocultar a los varones y fabricar un consenso social para mantener la moral alta. La desinformación es fácil de documentar en retrospectiva, pero muy difícil de detectar en el momento, sobre todo cuando es repetida por los medios gráficos y audiovisuales hegemónicos. 

 Amnistía Internacional demuestra que Israel comete un genocidio en Gaza |  Radio-Canada.ca

 La relación entre la verdad y la guerra es compleja y a menudo conflictiva. La guerra implica engaño, propaganda y la supresión de información. La verdad, debía buscar la objetividad y la transparencia. A pesar de estas tensiones, la verdad sigue siendo un objetivo importante en tiempos de guerra, tanto para las partes en conflicto como para la comunidad internacional. . 

 El descubrimiento del enorme valor económico de la información se debe a la llegada del gran capital a los medios de comunicación y a la necesidad de manipular grandes mercados para facilitar los negocios y también el lavado de dinero proveniente de la venta de armas y drogas. 

 El informe sobre Gaza de la relatora especial de la ONU aporta pruebas  cruciales que deben impulsar la acción internacional para evitar el  genocidio - Amnistía Internacional

El informe sobre Gaza de la relatora especial de la ONU aporta pruebas cruciales que deben impulsar la acción internacional para evitar el genocidio - Amnistía InternacionalEn los conflictos armados posmodernos, desde la Guerra del Golfo, se ha producido un rápido desplazamiento del centro de gravedad desde el poder de las armas al poder de la información. Debido a los avances tecnológicos y a la participación de las empresas privadas, la forma de la guerra ha cambiado. 

 Las élites han formulado nuevas estrategias de comunicación, han promovido la centralización de los medios de comunicación y el periodismo sensacionalista, así como el «periodismo de reciclaje». 

 Son resultado del fortalecimiento del llamado complejo militar-industrial-mediático, es decir, del engranaje entre el poder político y militar, las industrias bélicas y los amos de la prensa hegemónica a costa de la credibilidad de los medios de comunicación. 

Estos cambios se sintieron primero en la operación Tormenta del Desierto y en las guerras de los Balcanes, y luego en las guerras de Afganistán e Irak mediante la integración de periodistas en las fuerzas armadas de los beligerantes, para tener un mayor control del flujo de información, y el refuerzo de los mecanismos de propaganda. 

Hoy, el discurso propagandístico se impone como la única verdad, mientras que los periodistas que tienen una UNESCO otorga su Premio Mundial de Libertad de Prensa a todos los periodistas palestinos de enfoque crítico e investigan son señalados, perseguidos, desacreditados o incluso asesinados. 

 La UNESCO otorga su Premio Mundial de Libertad de Prensa a todos los  periodistas palestinos

 Aunque los vínculos directos con los campos de batalla han llevado la guerra a los hogares y el conflicto se ha convertido en un espectáculo, la información es pobre y estéril. Los grandes medios de comunicación reproducen el discurso del poder político sobre las «guerras humanitarias», las «armas inteligentes» y los «daños colaterales», cuando en realidad el número de civiles que pierden la vida se ha multiplicado en comparación con el de los combatientes armados.

 La verdad es la primera víctima de la guerra. La verdad -o más bien los aspectos de la verdad- se suprimen o distorsionan a causa de la propaganda y la censura. «Si la gente supiera realmente [la verdad], la guerra se detendría mañana mismo», dijo el Primer Ministro británico Lloyd George al director del Manchester Guardian durante la Primera Guerra Mundial, cuando las noticias se transmitían por telégrafo. 

 La decisión del gobierno estadounidense de entablar una guerra indefinida contra “el terrorismo”, tras el atentado del 11 de septiembre de 2001 a las llamadas Torres Gemelas de Nueva York sirvió de palanca para lograr que la opinión pública estadounidense aceptara la ecuación “más seguridad”. 

 Invisibilizar el genocidio 

 

 Decía que Palestina ha desaparecido de los noticieros. Los medios hegemónicos nos quieren imponser el imaginario de que los malos son los iraníes y de lo bien que hizo Donald Trump en bombardearlos, bajo la excusa de su desarrollo nuclear. Cuidado: esa excusa puede servir mañana para atacar a Argentina o Brasil. 

 Lejos de suscitar el rechazo unánime de la comunidad internacional a la seda de sangre y los métodos del primer ministro, Benjamin Netanyahu, las agresiones han tenido el efecto perverso –y seguramente calculado por el régimen de Tel Aviv– de desviar la atención global del genocidio ejecutado en contra del pueblo palestino durante los últimos 20 meses.

  Pero la masacre contra los gazatíes y el despojo de tierras en Cisjordania ocupada continúan al mismo ritmo e incluso se aceleran, mientras los ojos del mundo miran a otra parte. 

Las técnicas de desinformación de los medios hegemónicos son similares a la de la guerra contra Irak. Hasta la semana pasada, Israel había asesinado a 56 mil personas y herido a 131.138 en la Franja de Gaza, de las cuales por lo menos el 70 por ciento eran civiles. A ello deben sumar los asesinados y secuestrados en Cisjordania, Líbano, Siria, Irán y Yemen.

  Pero héte aquí que tampoco se habla del conflicto en Ucrania sino para cada tanto reafirmar que el presidente ruso Vladimir Putin (a veces hasta lo califican de “comunista”) es un asesino y que el pobre Volodomir Zelenski pide ayuda y la que le dan Estados Unidos y Europa no es suficiente. 

 

Hablar de paz es demodée. Tampoco es negocio, porque la guerra sí lo es. Si se invirtiera en comida y medicinas la mitad del presupuesto que los países centrales gastan en armamento, se daría un buen paso contra la hambruna. Si uno revisa la prensa internacional (y sus repetidoras locales) apenas se visualizan algunas pocas manifestaciones por la paz, contra el rearme, en solidaridad con Gaza. 

 El verso de que “Irán está a punto de fabricar su propia arma nuclear” la repiten las autoridades israelíes desde hace más de 20 años, cuando en Irán vive una gran comunidad judía y en la sociedad iraní no existe una división entre judíos y persas: son todos iraníes.

  Pero Estados Unidos e Israel libran una guerra cuyo objetivo no es solo el derrocamiento de un gobierno soberano, sino la destrucción de Irán, fragmentándolo en regiones según criterios étnicos, tal como está acostumbrado a hacer el «mundo civilizado» en otras partes.

 

  Lo que está en curso es la eliminación del último gobierno de Oriente Medio que no se ha subordinado a Occidente; todo lo demás es puro verso. El bloque de poder compuesto por Estados Unidos, sus aliados militares, financieros y tecnológicos, y por el Estado de Israel como enclave operativo de primer orden, ha definido como prioritario el freno al ascenso estructural de China. 

Esta decisión de atacar a Irán, que llevó a Trump a jugar un juicio político al involucrarse de lleno sin autorización del Congreso, y vociferarse como «ganador», es un claro ejemplo de cómo la presión belica, con tecnología armamentística de punta y a dos bandas, se convierte en una herramienta de distracción y sobre todo de ocultamiento del genocidio, en el cual Estados Unidos apaece íntimamente ligado al gobierno israelí. 

 *Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Thursday, 12 June 2025

Nuestras mentes poseen por naturaleza un deseo insaciable de conocer la verdad. -Marcus T. Cicero

 

  800.000 mil millones de mentiras

Por Augusto Zamora R: Desatados andan los burócratas europeos del atlantismo, anunciando que Rusia se prepara para invadir la pobre, inerme, civilizada y blanca Europa. Todo eso cacarea el eurogallinero

 Razón por la cual los europeítos de a pie -convertidos en una letanía de borregos que se lo creen todo-, deben, como Mambrú, ir a la guerra. Para que se vayan preparando, mandan hacerse con un kit de emergencia, que vaya usted a saber de qué serviría si, de verdad, estallaran los artificios nucleares. También predican que deben aligerar los bolsillos porque hay que reunir 800.000 mil millones de euros dizque para rearmar a la Europa atlantista. ¡Ah!, y que vayan asumiendo la idea de reclutamientos masivos, pues hará falta carnita de cañón, fresca, dispuesta y descerebrada, para guerrear con Rusia. Todo eso cacarea el eurogallinero y nadie parece ponerlo en duda. Salvo nosotros, que, ya lo saben, somos rebeldes, irreverentes y escépticos y tenemos el pésimo hábito de pensar mal (y acertar).

 Empecemos con los dineros que, también lo saben, dijo Tucídides son la medida de las cosas que mueven las guerras. Para ello, pregonan los pontífices del eurogallinero, lo urgente es reunir los ya citados 800.000 mil millones de euros. Piden y repiten tal cifra así, alegremente, sin anestesia, como si los billetes se cosecharan en los bosques y fuera cosa de agarrar sacos y canastas y salir a recolectarlos, como champiñones y hongos en el dulce otoño, entre enanitos, elfos, ninfas, sátiros y pitufos.

800.000 mil millones equivale a un presupuesto militar como el de EEUU, que, dicho sea de paso -y como quien no quiere la cosa-, ha llevado a los 'iuesei' a la ruina, resultando que, hoy, gastan más dinero pagando intereses por la deuda externa acumulada que en la cosa militar. De no enderezar el entuerto, los gringos se quedarán las armas y los acreedores la mantequilla, como ha pasado tantas veces. No está lejos el día en que tendrán que hacer barbacoas asando metralletas y preparar las hamburguesas cocinando pistolas, mientras chinos, japoneses y sauditas asan las carnes con olorosas grasas vacunas, merced a los miles de millones pagados por el tío Sam en intereses.

Sigamos con los dineros. Según estimaciones conservadoras, en la guerra económica contra Rusia, con las 22.000 sanciones impuestas por la UE, la peor parte se la ha llevado la UE, no Rusia. Sólo en el sector energético, las pérdidas acumuladas de la Europa atlantista ascienden a 1,5 billones de euros, a lo que deben sumarse los 200.000 millones de euros gastados en apoyo militar y de otro tipo al régimen de Kiev. Una mayoría de países de la UE -como España-, está en números rojos. Como informa la propia UE, "Grecia, Italia, Francia, España y Bélgica son los países con la deuda más elevada, todos ellos con ratios de deuda en relación con el PIB superiores al 100 %".

Ojo al parche, pues Francia, Italia y España son tres de las cuatro grandes economías europeas. La principal es Alemania. ¿Y qué pasa con Alemania? Nos lo cuenta El País, periódico adalid del atlantismo: "Por segundo año consecutivo, la mayor economía de Europa volvió a contraerse... La crisis de la industria, un aumento del número de quiebras de empresas, así como las perspectivas sombrías de exportación, todo ello unido a la inquietud que se ha extendido entre los consumidores, provocaron que el producto interno bruto (PIB) cayera en 2024 un 0,2% en comparación con el año anterior". La primera economía europea no está para llenar las arcas de los 800.000 millones. Si quiere hacer un aporte, tendrá, irremediablemente, que endeudarse más.

Pues bien, si sumamos todas estas cifras (obviando las que ocultan), resulta que la beligerante Europa atlantista tiene un agujero financiero de al menos 3 billones de euros, es decir, 3.000 millones de millones (3.000.000.000.000). Si se le agregan a esa cifra los cacareados 800.000 millones, más los 100.000 millones que le tienen que seguir inyectando al régimen ucraniano para que no termine de desplomarse, nos encontramos con que la UE pasaría a tener un déficit de 3.900.000.000.000 de euros.

¿De dónde sacarán ese dinero? ¿Dónde puede estar? En ninguna parte, salvo en las largas lenguas de los funcionarios europeos, que, dicen, deben sacar ese chorro de plata de alguna parte, que no será en el país de las maravillas de Alicia. Para hacernos una mejor idea, esa cantidad colosal representa más de cuatro veces los presupuestos militares anuales y totales de todos los países de la OTAN, incluyendo a EEUU, lo que aclaramos para no dejar dudas.

Dado que esa cantidad de dinero no existe, la única forma de obtenerlo es exprimiendo sin recato alguno los bolsillos de los ya vapuleados europeítos y recortando el gasto en educación, salud, vivienda, pensiones, ciencia, etc. Es decir, tendrían que hacer recortes draconianos con subida de impuestos, sin piedad ni caridad. Vaya, que, por recortar, tendrían que recortar hasta los números de los zapatos. Pero ni aun así reunirían la cifra. Para hacerlo, tendrán que endeudarse hasta el copete; pero, claro, las deudas deben pagarse, con lo que hipotecarían el futuro de sus países.

Vayamos a otro tema. La energía es poder y, por extensión, el control de la energía implica el control del poder. Esa es una de las razones fundamentales por las que la OTAN no ha podido con Rusia en Ucrania. Rusia dispone de toda cuanta energía pudiera necesitar, tanto para consumo interno como para exportar. Con el eurogallinero ocurre lo contrario. Es atrozmente deficitario en energía y debe importar casi el 60% de lo que consume. Según datos del 'think-tank' Bruegel, entre enero y noviembre de 2024, la UE importó 19.298 millones de m³ de gas natural licuado (GNL) de Rusia, más que en 2022 (18.949 millones de m³) y que en 2023 (17.801).

El problema energético no se detiene aquí. El documento titulado "Informe anual sobre el mercado único y la competitividad de 2025" afirma: "La competitividad de la economía de la UE se enfrenta a una presión creciente desde varios ángulos. Se ve afectada por los precios estructuralmente elevados de la energía y la electricidad, que, en la actualidad son entre dos y tres veces superiores a los de los EEUU". Los comentarios sobran. La guerra contra Rusia es la ruina económica del gallinero atlantista. Eso no lo cacarean.

Hay más. El comisario europeo de Energía y Vivienda, Dan Jorgensen, tuvo que admitir que las compras de gas ruso por la UE desde 2022 equivalen al precio de 2.400 nuevos cazas F-35 para el Kremlin. En 2024, la UE aumentó un 18% las compras de gas ruso. El descaro es tal que la misma UE debió reconocer que gastó más euros comprando combustibles a Rusia (22.000 millones), que en asistencia al régimen ucraniano (19.000 millones). En la práctica, las sanciones del atlantismo se acatan, pero no se cumplen, como dicen que decían los conquistadores de las ordenanzas del emperador Carlos.

También las grandes potencias necesitan disponer de recursos naturales abundantes, pues son esos recursos los que alimentan la maquinaria de guerra. Con estos recursos pasa como con la energía, que haberlos, no haylos, o haylos en cantidades insuficientes. Deben, por ejemplo, comprar mucho mineral de hierro. ¿A qué país lo compra el eurogallinero? A Rusia. En enero de 2025, "los suministros de arrabio desde Rusia a los países de la UE alcanzaron niveles récord, aumentando más de 12 veces en comparación con el mismo período del año pasado". Según Eurostat, "el volumen de compras ascendió a 175,95 millones de euros, lo que supone la cifra más alta desde 1999, cuando empezaron a recopilarse datos estadísticos sobre este tipo de productos", informó RIA Novosti.

La Europa atlantista necesita combustibles y minerales rusos para hacerle la guerra a Rusia. Este panorama invita a resucitar al genial humorista español Gila y su célebre "Oiga, ¿es el enemigo? Que necesitamos más gas, que se nos ha acabado y vieran qué frío pasamos en los cuarteles. Ah, y también hierro, que nos quedamos sin cañones, y claro, sin cañones no podemos dispararles. Hala, que muchas gracias".

Pasemos a otro metal, imprescindible para muchas cosas, pero sobre todo para una que ocupa, ahora, nuestra atención: el tungsteno o wolframio. Este escaso mineral es esencial para la producción de municiones, componentes de motores y semiconductores, además de para otra miríada de artefactos militares. Después de haber casi agotado sus depósitos de municiones para alimentar al ejército ucraniano, el eurogallinero cayó en la cuenta de que debían reponer lo gastado en Ucrania. Pensarlo era fácil, ponerlo en práctica no. Resulta que China genera el 80% de la producción mundial, seguida de Rusia y de Corea del Norte, países que controlan el 90% de los yacimientos totales, lo que deja en cueros a la industria y al sector militar atlantista sin alternativa de solución.

Igual ocurre con el antimonio, mineral imprescindible para producir municiones y blindaje para tanques y similares, entre otras mil aplicaciones. Los mayores yacimientos de este metal, según el Servicio Geológico de EEUU (USGS), se encuentran en China (48%), Tayikistán (25%) y Rusia. Este trío de países genera el 87% de la producción mundial de antimonio. Y los tres son aliados, como la uña y la mugre. Hay más. Hace escasos meses, China decidió cortar la exportación de antimonio, pasando a comprarlo a Rusia, Tailandia y Myammar. China parece haber decidido guardar su producción "para un día lluvioso", por si acaso hay que darse de garrotes con EEUU (China cortó, también totalmente, el suministro de antimonio, germanio -95% de la producción mundial-, galio -67%- y otros metales raros, a EEUU. Subrayen el dato).

Terminemos en el sector industrial. Según datos oficiales, "Los servicios representan el 72 % del PIB de la UE y la industria representa casi todo el resto del porcentaje". El "casi" de la frase es obsceno, pues insinúa que el 28% restante es sector industrial, y no es así. Según se indica en el "Informe anual sobre el mercado único y la competitividad de 2025" citado, "la construcción representa el 11 % del PIB de la UE". Restando 11 a 28 -y obviando otros rubros-, resulta que el sector industrial del eurogallinero representa un magro 17%. Muy poca chicha para asumir el rearme masivo atlantista valorado en 800.0000 millones de euros. ¿De dónde sacarán fábricas, ingenieros, técnicos y demás? ¿Otro cuento de hadas para una triste princesa, sin feliz caballero que la adore sin verla?

Esta cruda y engruda realidad explica las declaraciones del Inspector General de la Bundeswehr [fuerzas armadas de Alemania], Carsten Breuer, a principios de marzo de 2025, en entrevista al diario alemán Berliner Zeitung: "la Bundeswehr debe estar lista para la guerra y el combate lo antes posible, en 2029. Esto solo se puede lograr si se sigue confiando en la OTAN y se compran armas a EEUU, a pesar de las tensiones actuales con Washington. La industria de defensa europea por sí sola no será capaz de satisfacer la demanda tan rápidamente". Por supuesto que no es capaz. Representando apenas el 17% de PIB del eurogallinero no hay infraestructura material ni humana capaz de abordar el desafío del milmillonario rearme ni hoy, ni pasado mañana ni dentro de diez años.

Aquí terminamos el cuento. Porque puro cuento es hablar de 800.000 millones en rearme cuando se carece de casi todo, salvo de una rampante estupidez. Y si ocurriera, la ineptocracia que gobierna Bruselas entregaría Europa al dominio absoluto de EEUU, pues EEUU vende las armas, pero se guarda el control de su uso. Ya no se podría hablar de UE, ni siquiera de las nuevas 'banana republics'. Habría que llamarlas las 'chicken republics'. Con perdón de las gallinas. Ellas defienden sus huevos. Por aquí ni eso hay.

Sunday, 8 June 2025

Ocultar la verdad desperdicia tiempo y recursos porque a veces los externos diagnostican mal la causa o sobreestiman el alcance de los problemas, lo que requiere que usted invierta energía en corregir lo que no está roto.

  Traductor de Google - paiste y publicar las noticias "¡Guau!... ¡Qué tarea titánica!".

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El frío de la muerte en los contenedores:

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 Rusia está dispuesta a cumplir todos los acuerdos con Ucrania sobre canje de prisioneros y entrega de cadáveres

 la temperatura del corazón del monstruo político 

 por Oleg Yasinsky: Estoy frente a un pequeño pedacito de nuestra tragedia común. En estos contenedores refrigerados hay 1.200 o más cuerpos de militares ucranianos. Que murieron por una causa equivocada, engañados, envenenados por el odio, criminales de guerra y chicos que no querían luchar, que fueron movilizados a la fuerza. Jóvenes y no tan jóvenes. De todo tipo. Muchos de ellos pensaban que luchaban por Ucrania, pero luchaban por el régimen que la destruyó a ella y a ellos. Personas convertidas en nuestros enemigos. Todos ellos merecen que sus seres queridos puedan despedirse de ellos y ser enterrados de forma humana. Que tengamos la fuerza de no humillar nuestra victoria de mañana con odio a los muertos y de respetar el dolor ajeno.

Lo que se autodenomina como "Gobierno ucraniano", que llevó a la muerte a estas personas por cumplir sus órdenes, se niega a llevarse sus cuerpos.

  Más de 6.000 cadáveres de militares ucranianos han sido conservados por combatientes rusos para que sus seres queridos puedan enterrarlos. La mayoría son del grupo que invadió la provincia de Kursk. 

La guerra con Rusia ha sido convertida por el régimen de Kiev en un gigantesco poliedro de mentiras sobre casi todo. Este "todo" comenzó con los libritos oficiales sobre cómo "Ucrania no es Rusia" y que el respeto a la cultura rusa y a nuestra historia estaría garantizada en la joven democracia ucraniana. Luego vinieron las mentiras sobre el Holodomor, Lenin, Stalin, la URSS y todo el pasado de Ucrania, con la ley de "descomunización" que prohibió la exposición de los hechos. Luego vino la mentira sobre los objetivos del golpe del Maidán y mentiras triples sobre los habitantes rebeldes de Donbass. Luego vino la mentira principal sobre la guerra actual, cuyo escalofriante resultado está en estos contenedores, que "las Fuerzas Armadas de Ucrania protegen a Ucrania del agresor". Las Fuerzas Armadas de Ucrania protegen el régimen de carniceros de Kiev y a sus amos corporativos occidentales, quienes ya han privatizado, quitado y dividido todo lo valioso que quedaba del país. Los militares muertos de las Fuerzas Armadas de Ucrania dieron sus vidas por la destrucción de su propio pueblo a manos de sus peores enemigos. Ojalá el dolor al darme cuenta de esto le devuelva la razón a la gente enloquecida por la propaganda.

Y una mentira más de esta guerra y la respuesta al enigma sobre la negativa del régimen provisional de Kiev a recibir estos cuerpos: la promesa de 15 millones de grivnas de indemnización a las familias por cada muerto. Con un simple cálculo podemos ver que esta cantidad es un poco más de 360.000 dólares estadounidenses. Teniendo en cuenta la magnitud real de las pérdidas, el Estado ucraniano, adicto a los préstamos y las donaciones, no podrá cumplir ni una décima parte de esta cifra, incluso si de repente le dieran ganas de hacerlo. Para entender lo que esta cifra significa en la realidad ucraniana: según datos oficiales del Fondo de Pensiones de Ucrania, el salario medio mensual en el país es inferior a 450 dólares.

 El frío de la muerte en los contenedores: la temperatura del corazón del monstruo político

Al aprobar la ley sobre la indemnización de 15 millones de grivnas, las autoridades mintieron desde el principio para poner en marcha una picadora de carne de destrucción de su propia población. La promesa de vida eterna en el paraíso a todos los difuntos sería más honesta y factible que indemnizar a todas sus familias con esa suma. 

  La respuesta más aterradora de Rusia a los ataques contra su aviación estratégica y a las voladuras de sus vías férreas parece ser la devolución al régimen de Zelenski de los cuerpos de los militares ucranianos muertos, que crea para él un problema interno imposible de solucionar. 

 El frío de la muerte en estos contenedores es la temperatura del corazón del monstruo político que parió a esta guerra mucho antes del 24 de febrero de 2022, a millas de kilómetros de las fronteras de Ucrania.

Saturday, 17 May 2025

La división internacional del trabajo de la crueldad.

OCanada!                                                                                                                                                 Our home and native

land!                                                                                                                                          𝄆 O Canada, we stand on guard for thee. 𝄇 

 May be an image of text that says 'FAMILIES OF CANADA... HAND OVERYOUR CHILDREN NOW OR WE WILL BE FORCED TO TAKE THEM FROM γΟυι POLICE RELEASE THE BEAST! Children's. Ald society'

La división internacional del trabajo de la crueldad.
 
Por Renán Vega Cantor: Un capitalismo cada vez más decadente viene acompañado de la deshumanización y de la crueldad. Vando quedando claro que gran parte de los seres humanos somos prescindibles en la lógica del capital y por eso nos está destruyendo: bombardeos que masacran niños; cacería de los migrantes como en tiempos del lejano oeste; encarcelamiento de miles de hombres sin el más mínimo respeto a la dignidad humana. La brutalidad se exhibe en público y se entabla una competencia que apunta a demostrar quién alcanza un mayor grado de salvajismo, lo cual asegura votos y popularidad. No es un desvío de los supuestos valores civilizatorios del capitalismo y de los Estados Unidos, ya es la norma y, por ello, la crueldad se convierte en un trabajo y en un negocio, del cual se lucran sectores perfectamente identificables.
 
El trabajo de la crueldad
 
O Canada!
Land of our ancestors
𝄆 Will protect our homes and our rights. 𝄇 
 
Para que el capitalismo funcione se requieren trabajos de la crueldad. Entre esos pueden mencionarse los que desempeñan los carceleros, los verdugos, los pilotos que lanzan bombas sobre poblaciones inermes, los torturadores, los técnicos que teledirigen drones que matan a personas que se encuentran a millas de kilómetros de distancia, los sicarios estatales o paraestales que asesinan cumpliendo órdenes… Son trabajos porque se emplea a cierto número de personas a cambio de un salario y, en muchos casos, esas actividades valorizan un capital, tal y como sucede en el próspero negocio de las cárceles. El objetivo de un trabajo de la crueldad es infringir daño y dolor a otros seres humanos en forma consciente y planificada a cambio de una retribución monetaria. Quienes los desempeñan llevan una vida normal en la cotidianidad: luego de masacrar niños, torturar y maltratar prisioneros andan con sus parejas e hijos en supermercados y centros comerciales y en su cotidianidad hasta pueden ser muy tiernos.
 
El capitalismo siempre ha necesitado de trabajos crueles, si recordamos la esclavitud de millones de africanos durante cuatro siglos y la forma en que eran cazados y transportados en los barcos negros para ser brutalmente usados ​​en haciendas y plantaciones. Es tristemente célebre que, cuando un trapiche atrapaba la mano de un esclavo, un capataz, listo para la eventualidad, procedía a cortarla con un hacha.
 
La crueldad ha predominado ‒y nunca despareció‒ en diversas actividades laborales, como en la explotación minera, tal y como lo ejemplifican hoy los socavones de cobalto en la República Democrática del Congo, en los cuales se emplean a seres humanos de todas las edades.
 
Esa crueldad está asociada al capitalismo en todas sus fases históricas desde su expansión mundial en el siglo XVI. Durante mucho tiempo, hasta el siglo XX, la crueldad ligada al trabajo nunca se ocultó y quienes con ella se lucraban vivían, en medio de la opulencia, lejos de los lugares donde el trato bestial era la norma.
 
En el siglo XIX, surgieron voces que cuestionaban la brutalidad, lo cual significó el traslado de los trabajos de la crueldad lo más lejos posible de la Europa civilizada. Esto profundizó la división internacional del trabajo de la crueldad, una característica distintiva del colonialismo europeo, que se mantiene hasta el día de hoy en el capitalismo realmente existente.
 
Lejos de casa, tal vez con la excepción hitleriana, la crueldad se avalaba como una necesidad civilizatoria, como puede ejemplificarse con el genocidio en El Congo por parte de Leopoldo II, rey de los belgas, a finales del siglo XIX. Y así se diseñaron las cadenas de suministro de la crueldad laboral, que une al centro y a la periferia, como se evidencia hoy en Estados Unidos y Europa con relación a Israel y Palestina.
 
El negocio de la crueldad en el mundo de hoy.
 
O Canada!
For your arm knows how to wield the sword
And your valour steeped in faith
𝄆 Will protect our homes and our rights. 𝄇
 
Así como se consolidó una división internacional en el trabajo de los cuidados, que implica que las mujeres pobres del sur global abandonan a sus hijos y familiares para ir a cuidar a los hijos de los ricos y de la clase media de Europa occidental y Estados Unidos, también existe una división del trabajo de la crueldad, como lo evidencian el genocidio en Palestina y las cárceles de El Salvador.
 
En Palestina a cada minuto son masacrados decenas de personas por aviones y artefactos del ejército sionista que se fabrican en los Estados Unidos, funcionan con tecnología de este país y son suministrados por El Pentágono. Hay una clara división del trabajo sucio: Estados Unidos proporciona los instrumentos que hacen más eficaz la furia asesina de Israel, con lo cual se beneficia, directa o indirectamente, para preservar sus intereses geoestratégicos en la región. No importa la sangre, dolor y muerte que se produce, ni quienes son los ejecutores ‒el Estado sionista de Israel‒, lo que interesa a Estados Unidos es que eso se haga lo más lejos posible y ojalá que lo realicen otros, mientras se pueda, porque a menudo hay que quitarse la máscara como acontece en Yemen. Por su crueldad sin límites, los asesinos de Israel gozan de un reconocido prestigio en la industria de la muerte y el sufrimiento.
 
Por su parte, el régimen de Nayib Bukele ha convertido a El Salvador en una gigantesca prisión, cuyo modelo de represión es un servicio económico que se ofrece en el plano internacional. Mientras algunos países venden a sus mujeres (Filipinas) como trabajadoras domésticas y otros sacan partida de su privilegiada situación geográfica (Panamá), El Salvador ofrece sus cárceles. Tal es el sello distintivo con el que participa en la división internacional de la crueldad.
 
El principal beneficiario no podía ser otro que Estados Unidos, el cual recurría al trabajo sucio de otros, como siempre lo ha hecho, en secreto o a la luz pública. En secreto con las numerosas cárceles de tortura de la CIA, dispersas en todo el mundo, o la vista del mundo entero, como en Guantánamo. Lo nuevo estriba en que ahora se conduce a las cárceles de El Salvador a los migrantes que son cazados en Estados Unidos y ya no se les devuelve a sus países de origen.
 
Aprisionar personas y tratarlas con crueldad es un negocio, como se evidencia con el “acuerdo comercial” entre Bukele y Trump: por cada migrante que sea encarcelado en El Salvador, el gobierno de Estados Unidos le paga veinte mil dólares. Para eso está dispuesto el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), con una capacidad de albergar a 40 mil hombres, hoy subutilizado puesto que solo cuenta con 15 mil prisioneros. Pronto quedará pequeño ante las millas de personas que son expulsadas de Estados Unidos, sin respetar elementales normas del derecho liberal.
 
En concordancia, hoy se presume por pisotear la dignidad humana, como lo ilustra Kristi Noem, Secretaria de Seguridad de Estados Unidos, quien frente a una celda repleta de prisioneros en el Cecot afirma ante una cámara de televisión: "Si vienen a nuestro país ilegalmente, esta podría ser una de las consecuencias. Esta instalación es una de las herramientas de nuestro kit que utilizaremos si cometemos delitos contra el pueblo estadounidense". Ese repugnante espectáculo punitivo evidencia que el trabajo de la crueldad tiene un futuro radiante.

Article published by: "COLECTIVO MEDALLIN NEWS"
The International Division of Labor and Cruelty
By Renán Vega Cantor: An incre